El vandalismo callejero volvió ayer a cebarse con los contenedores de papel. Pasadas las 22:30 horas en la calle Pablo Valléscá, frente a la anterior sede de Correos en Melilla, uno de los contenedores comenzó a arder. Las llamas se comieron todo el papel que había en su interior, pero dejó reducido a su mínima expresión el resto del contenedor, de plástico. La rápida actuación de los efectivos del Cuerpo de Bomberos de Melilla impidió que las llamas se propagaran y pudieron afectar a vehículos cercanos o incluso a los otros contenedores de basura. La espectacularidad de las llamas provocó que muchos curiosos contemplaran la escena impotentes hasta la llegada de los Bomberos.
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