Economía, Empleo y Turismo

El turismo de barcos de guerra es lo revitalizaría el comercio en la ciudad

Los comerciantes de los bazares ubicados en los bajos exteriores del Hotel Ánfora afirman que las ventas tras la venida del submarino S-70 a las costas melillenses han dejado unos beneficios que se han notado bastante, aunque su cuantía no ha sido exagerada.

Ellos afirman también, que los turistas de cruceros no han dejado nada en absoluto, sólo curiosear y mirar, pero nada más. Unos indican que no hace falta que vengan y otros que venir pueden venir. No les molestan y además al acercarse a estos establecimientos les pueden hacer publicidad de alguna u otra forma, pero no en lo que se refiere a ventas directas.

Según sus declaraciones unánimes, es el turismo nacional el que deja beneficio a los comerciantes de los bazares. Y por extensión, “posiblemente al resto de la ciudad”.

Miran con nostalgia el tiempo en el que Melilla acogía a los militares de remplazo, pero consideran que los militares ahora cobran mejor que antes. Por lo que el tránsito militar a la ciudad, como están las cosas con el país vecino a fecha de hoy, formaría parte del salvamento económico de Melilla, al menos en el comercio y la hostelería.

Preparar algunas juras de Bandera en la Ciudad Autónoma, mas visitas de barcos militares y de mayor calado que un submarino, le daría un nuevo aire a los comercios de Melilla, ya que la mayoría de los marineros que no han venido a nuestra ciudad, querrían llevarse un recuerdo en mayor o menor medida para sus familiares o amigos típico de la cultura marroquí, cosa que se vende en Melilla sin necesidad de ir a Marruecos.

“Si viniera un portaaviones aquí si es que lo tenemos, terminaríamos muertos de trabajo y los restaurantes de Melilla como las cafeterías se llenarían. Eso sí deja dinero”. Además de traer más ferias similares a las de “Sabor de Málaga”.

Para ellos que conocen las ventas en Melilla bastante bien, esta ciudad siempre ha vivido de los militares, “de la venta a los militares”. Muchos rifeños venían de las pequeñas áreas rurales para vender sus productos a los cuarteles y poco a poco muchos nativos de nuestros alrededores se fueron enriqueciendo y estableciéndose en nuestra ciudad.

“La frontera antes no estaba como ahora. Era un simple alambre que uno podía saltarlo simplemente levantando la pierna y la mayoría de las veces no te decían nada si veían que ibas a vender”. El mayor tránsito estaba por la frontera de Farhana y Marihuari, sobre todo en la ruta del Cerro de la Palma Santa en asunto de verdura y fruta.

Era fácil que muchos militares comprasen relojes y casettes tanto cintas como radios y los llevasen a la Península, además de otros artilugios. Además, después de estar un tiempo aquí y dado que se pagaban menos impuestos, también solían comprarse el coche turismo en Melilla.

Para los comerciantes de los bazares del Hotel Ánfora que llevan mucho tiempo trabajando el comercio en la ciudad, concretamente desde el año 1975, es “el comercio nacional el que deja dinero” y el que realmente puede levantar la economía a ese nivel, por eso instan sobre todo a que la Ciudad Autónoma facilite el hecho de que sean los españoles quienes visiten Melilla.

Estos bazares que nacieron a la vera de la Transición Democrática conocen la evolución del comercio en el tiempo. Ellos se dedican a vender en general a los productos típicos que se usan en Marruecos, porque consideran que quienes quieren venir a Melilla en la mayoría de los casos no tienen tiempo a veces y otras tampoco disponen de la documentación necesaria para cruzar la frontera y ellos se encargan de que no haga falta.

Es una técnica similar a la que utiliza la Ciudad Autónoma con las asociaciones artesanales de Melilla, pero la visión es muy diferente. Con todo y con eso, estos bazares siempre han subsistido a un auge comercial y a tiempos de crisis. Creen que ya no habrá sustitutos o que su idea comercial evolucionará y se convertirá en otra cosa que vaya con los tiempos, pero tampoco pueden predecir a ciencia cierta si este tipo de comercio será heredado o no. Tal y como está la situación es casi seguro que sí debido a que serán muchos quienes vengan a Melilla y no querrán cruzar la frontera, viendo como está la cola y el control aduanero, por lo que la perspectiva de los bazares exóticos tomando como referencia al país vecino, es más bien positiva que negativa, aunque como bien afirma la mayoría de sus comerciantes, “todo en la vida, aunque creamos otra cosa, es impredecible”.

Son muchas las medidas que la Ciudad Autónoma ha tomado y está tomando para levantar y revitalizar el comercio en la ciudad, y lo cierto es que los comerciantes ven con buenos ojos estas opciones gubernamentales tomadas con muy buena intención, pero si bien es cierto que estas medidas y acuerdos revitalizan en cierta medida las ventas, también lo es que no son lo suficientemente efectivas en opinión de los comerciantes en general.

La idea de que atraquen en Melilla barcos de guerra en vez de cruceros parece algo extraño, sin embargo, éstos son comerciantes que llevan mucho tiempo vendiendo a pie de calle y en pequeños bazares, conocen la evolución de la ciudad en este asunto y nos dan una perspectiva que según ellos funcionaría seguro. Si se llegase a un acuerdo con la Armada en este sentido y como dicen estos pocos comerciantes, el proyecto funciona ya no haría falta el retorno a la situación aduanera anterior, pero para que estas ideas se lleven a cabo hace falta la ayuda de la institución militar.

 

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