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El "Toro de Osborne" en Melilla, iniciativa de un periodista

¿Sabían que la idea de instalar en Melilla un Toro de Osborne partió de un periodista antequerano? Pues sí, la iniciativa fue de Alfonso Núñez, que colaboraba con la emisora local de Onda Cero hace más de diez años, en el programa 'Salida de Emergencia'. Y fue en ese espacio donde parió una idea que, muy pronto, fue secundada por sus compañeros de la radio y por los muchos seguidores que se unieron a la plataforma  'Por el Toro de Osborne en Melilla' que él mismo creó en Facebook.

Además, pronto se le encontró un nombre a la singular figura del toro, uno de los símbolos nacionales más reconocibles por su presencia en innumerables carreteras de la geografía nacional. Los operarios que lo instalaron en lo alto de los antiguos depósitos de agua de Cabrerizas lo bautizaron como 'Gurugú', en homenaje al emblemático monte del pequeño Atlas marroquí que preside el horizonte terrestre de Melilla.

Fue en marzo de 2011 cuando el presidente entonces de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, junto a Tomás Osborne, director general de la marca de licores y vinos que tiene al emblemático toro por histórico símbolo publicitario, brindaron junto a otros consejeros del Gobierno local, el otrora diputado nacional por Melilla, Antonio Gutiérrez, y los distribuidores de los productos Osborne en nuestra ciudad, con un Pedro Ximénez seco y oloroso.

Lo hicieron al pie de la imponente figura, en su gigante tamaño de 14 metros de alto por otros tanto de ancho, ante algunos espectadores de excepción como el periodista Alfonso Núñez, promotor de la plataforma en Facebook que logró adherir a más de dos mil seguidores a la iniciativa nacida en el seno del programa local de Onda Cero, 'Salida de Emergencia'.

La ocasión se volvió espléndida para festejar una idea original que ha traído a Melilla el Toro de Osborne nº94 y el único africano hasta ahora, que con su nombre 'Gurugú' ya ha sido bautizado como un melillense más.

Tomás Osborne celebró con entusiasmo una iniciativa que ha reportado una gran publicidad gratis y extraordinaria a su empresa. De hecho, confesó que tras el eco que logró en toda la prensa nacional que el Toro de Osborne cruzara el Estrecho, son varias las ciudades que han pedido también que se instale en sus respectivos municipios. Algo, dijo, que estudiará “con calma, porque no se puede estar instalando toros todos los días”.

Con Melilla, no dudó en atender la petición. Por la singularidad de traer el primer icono de la marca que pasaría a ser africano y por el entusiasmo con que muchos melillenses solicitaron en la red social por excelencia que el símbolo característico de Osborne, considerado ya bien cultural, llegara a tierras melillenses.

El Toro de Osborne surgió en tiempos del abuelo del actual director general de la marca, cuando hace 52 años encargó un diseño para promocionar sus licores y vinos. Desde entonces, la historia del emblemático toro ha sido larga y llegó a poblar la geografía española con un total de 500 reproducciones, de tamaños diversos, de las que ahora sólo quedan 94.

“Encantado con que el toro cruzara el charco”, Tomás Osborne reconoció que la imponente y taurina imagen ha dado muchas alegrías a su familia. La última a él mismo, cuando el portero de la selección de fútbol española, Íker Casilla, celebró la Copa del Mundo con una bandera nacional que incluía en el centro una reproducción del popular toro.

Para el presidente Imbroda, que asistió al acto acompañado por el consejero de Fomento, Miguel Marín , el vicepresidente primero del Gobierno local, Miguel Marín, así como por el consejero de Medio Ambiente, Ramón Gavilán, la idea de traer a Melilla el Toro de Osborne, “además de genial” es positiva porque “suscita una mayor cercanía al resto de España”. “Es un símbolo muy español y ecológico -comentó la primera autoridad local- que además se ha instalado en un sitio espléndido, junto a unas instalaciones de la Ciudad Autónoma, y que puede verse desde muchos ángulos de la ciudad y especialmente desde el litoral”.

El presidente Imbroda tuvo además palabras de agradecimiento a Tomás Osborne por esta cesión gratuita del icono, que a las arcas locales, según el entonces consejero Rafael Marín, no ha supuesto más que “el coste mínimo” de su anclaje en un recinto municipal acotado, donde se encuentra un poste de telecomunicaciones.

El único 'pero' a su instalación es que no podía ser accesible a los ciudadanos, que siempre han tenido que conformarse con verlo de lejos o utilizalo como marco de fondo en el horizonte para el caso de que deseen hacerse una foto en la que aparezca el popular toro.

 

 

 

 

 

 

 

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