Editorial

El tiempo, inclemente con las festividades religiosas

El tiempo no está respetando las celebraciones religiosas en Melilla. Ni el Ramadán musulmán ni la Semana Santa cristiana.

Del Ramadán ya la anterior semana hubo que suspender los talleres que estaban programados en la Plaza de las Culturas, que la Viceconsejería de Movimiento Participativo, confiaba en poder reabrir a mitad de la semana pasada. Lamentablemente, el viento no ha dado tregua y, por lo tanto, ha sido imposible retomar las actividades que allí estaban programadas.

En la calle García Cabrelles, también se han pospuesto el desfile de promoción de los comercios del Rastro y de la actuación del coro infantil 'Cantos del Paraíso'. Ambos espectáculos se realizarán finalmente el próximo domingo si la meteorología lo permite.

Lo que sí se pudo disfrutar fue la visita guiada por las calles del Rastro, a cargo de la sociación cultural 'Oxígeno Laboratorio', de la mano de José Oña. Esta visita se volverá a llevar a cabo los dos próximos sábados, hasta poco antes de la conclusión del mes sagrado musulmán.

Y qué decir de la Semana Santa. Pues que empezó mal y ha terminado peor a causa, especialmente, del viento, que durante estos días ha llegado a soplar a 75 kilómetros por hora. Empezó mal el Domingo de Ramos, cuando La Pollinica y la Virgen de la Esperanza tuvieron que dar media vuelta en el Parque Hernández tras el riesgo de lluvia, en tanto que el Domingo de Resurrección las dos procesiones que se iban a encontrar en la Plaza de España –María Santísima del Rocío y el Cristo Resucitado, éste a lomos de la Hermandad de la Venerable Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor de Melilla- ni siquiera llegaron a salir.

El problema de estas celebraciones es que no admiten cambio de día. Es decir, el ramadán dura un mes y una vez transcurrido ese tiempo no tienen sentido las actividades, en tanto que, para las procesiones, es aún peor, pues, si no salen el día que les corresponde, toca esperar un año hasta que se vuelva a dar la oportunidad. De ahí que no extrañara ver las lágrimas que brotaban de los ojos de los fieles.

Los pronósticos para la semana entrante –especialmente para la primera mitad- no son nada halagüeños, pero aún queda la esperanza de que, a partir del jueves, la meteorología dé un respiro y se pueda culminar como estaba previsto la última semana de Ramadán.

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