Categorías: Tribunales y Justicia

El Supremo ratifica 12 años de prisión a dos jóvenes por tráfico de inmigrantes

El subsahariano iba camuflado en el asiento del copiloto del turismo en el que los dos condenados fueron interceptados por la Guardia Civil en Beni Enzar en septiembre de 2012.

El Tribunal Supremo (TS) ha ratificado la condena a 6 años y 1 día de prisión para cada uno de los dos jóvenes marroquíes, de iniciales N.B. y H. E. F. y de 23 y 21 años de edad, respectivamente, por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. El tribunal rechazó en su resolución los argumentos esgrimidos por el abogado defensor de ambos en el recurso de casación interpuesto y que alegaba que se habían vulnerado los derechos a la presunción de inocencia y la duda razonable.
El TS hace suyos los motivos que llevaron a la Audiencia Provincial en Melilla a condenar a ambos acusados. Los hechos sucedieron en septiembre de 2012 cuando N.B. y H.E.F. fueron interceptados por la Guardia Civil en la frontera de Beni Enzar. Los agentes hallaron oculto dentro del asiento delantero, el del copiloto, a un inmigrante de origen subsahariano. El asiento había sido reemplazado completamente por el cuerpo del propio inmigrante. La Guardia Civil destacó en la nota de prensa que emitió, el “novedoso y sorprendente” método, pues el subsahariano estaba sentado en una estructura metálica y enfundado en la tapicería de la butaca, incluso la cabeza estaba cubierta completamente por la tapicería del cabecero. Así viajó el inmigrante durante media hora, al menos. Fue hallado por los agentes con síntomas de sudoración y respiración agitada por la falta de oxígeno.
El TS mantiene que hubo por parte de los acusados ánimo de lucro, pues el inmigrante dijo haber pagado 5.000 dirhams (unos 500 euros) para entrar en Melilla. Los acusados dijeron en el juicio que normalmente transportaban mercancías ocultas bajo el asiento del copiloto de Melilla a Nador, pero negaron tener conocimiento de que ese día había un inmigrante oculto. El tribunal, como también lo consideró la Audiencia, cree que no es creíble que, especialmente, el copiloto no notara nada raro en la butaca en la que iba sentado, pues únicamente le separaba del inmigrante la tela de la tapicería e iba directamente sentado sobre las piernas del subsahariano.

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