Ibrahim, un joven maliense de 24 años, es uno de los cien inmigrantes que logró ayer entrar en Melilla tras un salto masivo a la valla. Asegura que viene a España para buscar un futuro mejor.
El sueño europeo que anhelan muchos inmigrantes que esperan en territorio marroquí comienza en la valla de Melilla. Quedarse a un lado o a otro puede suponer un cambio que muchos llevan meses esperando.
Ire es un maliense de 24 años licenciado en Derecho que ayer cumplió una parte de ese sueño de entrar en Europa, algo que ha conseguido tras acceder a Melilla junto a otros cien subsaharianos.
En un español muy fluido, Ibrahim, como se llama realmente, relató que muchos de los que han conseguido tocar suelo español esta mañana son compatriotas suyos, pero que hay también compañeros de otras nacionalidades.
Según explicó, el salto de ayer, protagonizado por unas 500 personas, fue “difícil”, ya que las Fuerzas de Seguridad marroquíes, a las que denomina como sus “hermanos”, porque como él también son musulmanes, “pegan demasiado”.
Dice que en España les han tratado “muy bien”, ya que, nada más llegar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), les han dado comida y ropa, unas camisetas de distintos colores que sirven para identificar a los “recién llegados”.
Su deseo es seguir en España con sus estudios y poder conseguir un futuro mejor que el que tenía en su país y que el que ha soportado en los montes marroquíes a lo largo de los seis meses que ha permanecido allí, malviviendo en campamentos.
En Mali, como muchos de sus compañeros, tiene a sus padres y a una hermana, un lazo que no ha sido suficiente, ya que, asegura, lo mejor es “buscar una forma para salir”.
Ayer comenzó para él y para otros muchos una nueva etapa, no exenta de dificultades, ya que a todos los inmigrantes que entran en España de manera irregular se les abre un expediente de expulsión que, aunque en muchos casos nunca llega a ejecutarse, es una losa para sus aspiraciones.
Los inmigrantes realizan un mismo recorrido una vez que han superado el doble vallado, de unos seis metros de altura, superando también el doble cordón policial, en Marruecos y en España.
Tras entrar en Melilla, la mayor parte de los subsaharianos se dirige el CETI, donde se les da una primera atención y desde ahí se trasladan hasta la Jefatura Superior de Policía, tal y como marca la vigente Ley de Extranjería.
Muchos de los inmigrantes comparten vivencias, historias parecidas, desde que salen de su país, hasta su convivencia en Marruecos, donde esperan el momento adecuado de dar el salto a Europa a través de Melilla.
Tras ser registrados por la Policía, regresan al CETI, un centro más que saturado, ya que, antes de la entrada de ayer, acogía a unas mil personas, más del doble de su capacidad máxima que es de 480.
La presión migratoria que vive Melilla es similar e incluso superior a la de 2005, según señalan fuentes policiales, aunque el número de inmigrantes que consigue acceder a territorio español es menor que hace ocho años.
Los motivos principales de que sean más los que lo intentan, pero menos los que lo logran, son el refuerzo de efectivos, la mejora del vallado y, sobre todo, la colaboración que está prestando Marruecos.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…