Opinión

El suelo es lava bajo los pies de Sabrina Moh y de Gloria Rojas

El suelo es lava bajos los pies de las socialistas Sabrina Moh y Gloria Rojas. La primera se ha tenido que tragar el sapo de la admisión a trámite por parte del Juzgado Contencioso Administrativo número 2 de Melilla de la demanda de Aberchán por las restricciones al tránsito de mercancías en régimen de viajeros que entran a la ciudad desde junio y está a la espera de que se decida si se admiten o no las medidas cautelares que pide CpM y que supondrían la vuelta a la vía libre en las importaciones para el consumo propio que se ha permitido desde siempre en la frontera.

Supongo que estará arrepentida de haber retado a Aberchán a presentar la denuncia. No porque le suponga un riesgo a su candidatura como número uno al Congreso, sino porque ya sabemos que este tipo de escándalos siempre estallan en campaña electoral y restan votos, por mucho que ella diga que esto no va a ninguna parte y que es una treta de Aberchán para crispar.

Como todos sabemos, Moh no es santo de la devoción de la mayoría de los melillenses ni del gobernador de Nador, que presume de no cogerle el teléfono.

Sin embargo, hay que reconocer que Moh no está sola en su cruzada contra la entrada de productos marroquíes en Melilla. La apoya el empresario José Reyes, de Pymes Melilla, que considera que las instrucciones de la delegada del Gobierno son un muro de contención a la entrada de mercancías marroquíes en la ciudad.

El problema, en mi opinión, es que el PSOE, como su nombre indica, no es un partido liberal, que vive del apoyo de los empresarios. Es un partido obrero, de los trabajadores y las restricciones en la frontera afectan, fundamentalmente a sus potenciales votantes. Quizás por eso Gloria Rojas no mostró ayer, al menos públicamente y hasta el cierre de esta edición, su apoyo a su secretaria de Organización.

A esa hora, quizás las preocupaciones de Gloria Rojas eran otras. Este miércoles supimos que tendrá que someter su liderazgo en el PSOE de Melilla a votación el próximo 9 de octubre, después de que una militante de base, Josefa López, haya conseguido los avales necesarios para disputarle la candidatura a la Presidencia de la Ciudad en las elecciones autonómicas de 2023.

Aunque las primarias son procesos democráticos, en los últimos 20 años en el PSOE se recuerdan dos votaciones importantes. La primera de ellas, en 2004, a la Secretaría General, y la segunda, para elegir las candidaturas al Senado y al Congreso en 2019, que terminó abriendo en canal el partido.

De esas segundas primarias Amin Azmani, ahora líder de Somos Melilla, se marchó en 2019 del PSOE tras 25 años de militancia activa. Lo hizo acusando a Gloria Rojas de no dejarle ser candidato al Congreso pese a ser el segundo más votado en las primarias. Se llevó consigo a un centenar de afiliados. Ahora, las encuestas lo sitúan con posibilidades de conseguir representación en la Asamblea. La fragmentación de los bloques políticos, como sabemos, no suma sino todo lo contrario.

No hay que olvidar que CpM también es una escisión del PSOE. Si el partido se sigue dividiendo, corre el riesgo de convertirse en una fuerza residual como lo fue en su día la Izquierda Unida anterior a la aparición de Podemos en el panorama político español.

El lobby del profesorado que controla el PSOE de Melilla no conecta con el ciudadano de pie y su gestión no ha convencido a la militancia que veía en estos cuatro años de Gobierno una posibilidad histórica para demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. Quizás por eso Rojas no ha conseguido el aval ni siquiera de un tercio de los militantes al corriente de sus cuotas con el partido.

En Ceuta, al contrario que en Melilla, ha habido consenso y hay una única candidatura a la Presidencia de la Ciudad, la del líder socialista, Juan Gutiérrez.

Aquí tendremos que esperar a las elecciones que se desarrollarán el próximo 9 de octubre para saber si finalmente Gloria Rojas consigue ser cabeza de cartel en los comicios de 2023, que se antojan difíciles para su partido, sobre todo, porque hay preocupación entre militantes sobre en qué punto está el tema del contrato de la seguridad de las dependencias municipales, por el que tuvo que declarar en los juzgados en septiembre de 2021.

En definitiva, el suelo se mueve bajo los pies de las líderes socialistas de Melilla. A ambas se les exige mucho porque cuando estaban en la oposición prometieron demasiado. Ahora han comprobado que eso de gobernar no era tan fácil como creían cuando ejercían la política amateur. Esto se les pone cuesta arriba.

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