Melilla podría ser una ciudad como cualquier otra, pero posee algo que, junto a Ceuta, la hace única: son las únicas fronteras terrestres entre África y suelo europeo. Así pues, esta es testigo viva de cómo las fronteras han evolucionado los últimos años, desde la construcción de la valla en 1998. Ainhoa Ruiz, investigadora del Centre Delàs d’Estudis per la Pau de Barcelona, publicó recientemente un informe titulado ‘El papel de Frontex en la militarización y securitización de los flujos migratorios en la Unión Europea’ y otro que coincidía con el 30 aniversario de la caída del muro de Berlín titulado ‘Levantando Muros. Políticas del miedo y securitización en la Unión Europea’ y el pasado 3 de diciembre acudió al Parlamento Europeo junto a otros agentes implicados para participar en el Workshop sobre Defensa y Seguridad titulado ‘Una respuesta a las amenazas a la seguridad de la Unión Europea basada en la paz y los derechos’, en el que más de 30 integrantes debatieron sobre este asunto.
–¿Cuál es el rol de Melilla en la política fronteriza europea?
– Nosotros hemos publicado ya varios informes, uno de ellos fue analizar los muros que se pusieron en la Unión Europea, entre ellos los de Ceuta y Melilla que fueron construidos en los años noventa, sobretodo en los países periféricos y llegamos a 2019 con la construcción de 15 muros. Los primeros fueron los de Ceuta y Melilla. Esta es una tendencia que ha ido al alza, sobretodo a partir del 2012 que es cuando empiezan a venir bastantes refugiados a Grecia y se dispara en 2015, que es cuando se habla desde los gobiernos de una crisis de refugiados, expresión que criticamos porque creemos que lo que pasa es que los gobiernos no saben gestionar la problemática social que hay detrás. Así pues, no es un crisis, es que la Unión Europea no sabe gestionar como acogerlos, que no es un porcentaje tan grande de personas en comparación total con la población de la Unión Europea. Cuando hablamos de la Europa Fortaleza, nos estamos refiriendo a diferentes tipos de medidas, entre ellas la construcción de muros. El Estado español es un paradigma porque es el que comienza con la construcción de muros, con el despliegue de todos los sistemas informáticos de control de las fronteras, por ejemplo el SIVE, que es el sistema de vigilancia integrado exterior, que está implementado en diferentes partes de la costa española para detectar la presencia de quienes se están acercando a suelo español y europeo. De esta manera se pretende combatir sobretodo el crimen y una de las cosas que principalmente nosotros criticamos es que se está tratando de la misma forma el crimen transfronterizo como pueden ser las persona que trafican con personas, o personas que trafican con droga o que hacen contrabando con personas que migran por cuestiones como la violencia en sus países, ya sea la violencia de los confictos y de la guerra o de la violencia económica, que también ocurre, como puede ser el caso de Senegal. En Barcelona tenemos bastante población senegalí y hemos hablado bastante con ellos sobre ello. En este sentido, también se crea la agencia Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas en 2004, continuando con estas políticas de lo que llamamos la Europa Fortaleza, y Frontex, lo que haces según hemos analizado en sus principales operaciones es cultivar toda esta criminalización de las personas que migran, que es una de las principales cosas que denunciamos. Además, en ninguna de la operaciones que realizan, tienen un mandato específico del rescate de personas. Cuando se creó esta agencia, la Unión Europea dijo que se crea para salvar personas y observas las prácticas de esta agencia, ves que lo principal que están haciendo es combatir el crimen,y ahí incluyen a las personas migrantes
–¿Cuáles podrían ser estas operaciones?
– Tiene muchas operaciones que realizan en coordinación con cada estado miembro. Entonces cada una depende del mandato que tengan, algunas de ellas son para combatir el crimen en tráfico de drogas, otras en contrabando, algunas son para controlar el movimiento de las fronteras, otras para localizar posibles células terroristas... En todas ellas, al final, acaban rescatando a personas migradas porque al fin y al cabo, todas las embarcaciones en mar abierto tienen la obligación de rescatar a las personas cuando se encuentran en peligro.
–¿Y cómo valora el acuerdo entre Marruecos y España? ¿Garantizan los derechos humanos?
– Estamos viendo que la Unión Europea está fomentando bastante, ya sea a través de acuerdos de cooperación, de ayuda o de otros tipos, que estos incluyen dentro de ellos cláusulas de control de las fronteras, aunque los acuerdos sean sobre ayudas, armas o económicos. Así que, se está viendo cada vez más como una tendencia este tipo de cláusulas de control de las fronteras y como se están externalizando las fronteras. La Unión Europea está intentando interceptar a las personas migradas, cuanto más lejos de territorio europeo, mejor; a veces desde los países de origen y a veces desde los de tránsito. Esto es lo que está pasando con Marruecos, que es uno de los principales países con los que España ha establecido este tipo de acuerdos; pero también lo ha hecho con Senegal y ya podemos ver las consecuencias que esto tiene, porque muchas veces, los países con los que los han firmado, no tienen o no han firmado los acuerdos de protección de las personas refugiadas o son países que de por sí presentan muchas vulneraciones de derechos humanos, como es el caso de Marruecos y luego nos encontramos con casos muchos más graves como el de Libia, donde en el marco de algunos acuerdos, la Unión Europea ha formado a la guardia costera libia para impedir que salgan embarcaciones de migrantes. Entonces, lo que pasa es que se está creando un tapón de personas que no pueden salir del país y que las pone en una situación de vulnerabilidad. También se han creado CIES, pagados incluso con los fondos de ayuda humanitaria con al Agencia de Cooperación y Desarrollo del Estado español, en el mismo territorio de Libia, donde Amnistía Internacional ha denunciado violaciones de derechos humanos. Allí, muchas personas acaban siendo explotadas en el mercado negro de personas, que es lo más fuerte que nos podamos imaginar. En este tema hay muchas partes, por una están los muros, luego lo que hace Frontex y otra de las políticas de la Unión Europea es externalizar la frontera. Luego está todo el entramado económico con sus intereses que hay detrás.
–¿Cuáles son esos intereses económicos?
– Conocemos las empresas que están obteniendo contratos públicos muy lucrativos en el tema de las fronteras y cada vez lo son más, ya que los estados miembros de la Unión Europea las consideran el principal reto de seguridad y sobretodo, después de los atentados del 11 de septiembre. Se empieza a entender que la movilidad por las fronteras supone una amenaza; en los años noventa ya pasaba, pero no con tanta fuerza. Es por esta razón por la que se empiezan a proteger más las fronteras y algunas de las empresas del mercado español que se están beneficiando de toda esta construcción de muros y de este despliegue son por ejemplo INDRA, que es muy conocida, que está ofreciendo sobretodo dispositivos tecnológicos. Esta es una de las empresas que más está ganando, no solo en el Estado español, sino también en el resto de Europa. También está Ferrovial, que es una de las grandes, que está más vinculada a la construcción, porque al final, una valla no es solo el sistema tecnológico, sino también su construcción y su mantenimiento. Dragados, que es de construcción, también está metida; GMV, una empresa de tipo tecnológica que puede que gestione el SIVE. Luego está la European Security Fencing, que tras una investigación, vimos que era la gran exportadora de concertinas a todos los países de la Unión Europea que están construyendo vallas y muros.
–¿Cómo valoráis la inminente retirada de concertinas de la vallas de Ceuta y Melilla?
– Nos parece que el debate concertinas sí, concertinas no es significativo porque realmente de lo que estamos hablando es sobre la gestión del control fronterizo. Los gobiernos nos llevan a entrar en el debate de si el método de militarizar las fronteras es más o menos humanitario. El mismo sistema de gestión que se está utilizando está muy militarizado y es muy agresivo ya es inhumanitario. El asunto no es si las concertinas hacen daño al cuerpo humano, sino que el sistema que hay viola los derechos humanos, como es el derecho al movimiento, que está recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Entonces, el debate no está en si quitar las concertinas o no, vamos a hablar si tienen que haber muros, si tienen que haber vallas, si esto es un problema para la vida de las personas. Quitar las concertinas no vuelva a la valla más humana, es igual de inhumano.
–¿Podría existir una Melilla sin valla?
– Nos parece como algo imposible porque lleva ahí casi 30 años, pero es una cosa relativamente nueva. Si lo pensamos, antes del año 93 no había este tipo de muros. Por tanto, las fronteras deberían ser un lugar donde se pueda acoger a las personas que huyen de la violencia y donde no se sientan agredidas. Luego está al dependencia económica que esto genera a Ceuta y Melilla, con toda la presión transfronteriza. También se carga toda la relación entre los dos lados que pueda haber cultural, económica... Esto provoca una disrupción en las relaciones .
–¿Y por qué no hay vías seguras para llegar a Europa?
– Se podría facilitar pedir el asilo político, en los países de origen; que en las propias embajadas del Estado español y los diferentes países de la Unión Europea, desde ya, pudieran gestionar las peticiones para que estas personas no se embarquen en viajes muy largos que son un riesgo para su vida o facilitar el trayecto o que se pudiera facilitar esto en los países del entorno, que si eres sirio y has huido al Líbano, que puedas pedir allí el asilo y faciliten allí el trámite y no la actitud de ‘ya gestionaré cuando lleguen’ o que se practiquen las devoluciones en caliente, que sabemos que se siguen produciendo. Hay muchas organizaciones que están dando ideas y propuestas para que construir vías seguras. Lo que pasa es que es un problema de decisión política
–¿Qué se sabe sobre el negocio de las vías que ofrecen las mafias a los migrantes?
– Ahí hay un entramado de irregularidades. Muchos se aprovechan también de las vulnerabilidades de las mujeres refugiadas, que como sabemos sufren más violencia, que son violadas. No es crimen organizado, pero podría llegar a serlo. También son las mafias las que mueven a las personas refugiadas de un lugar a otro, de forma irregular. Además, se benefician por otro lado las personas que trafican con personas, ya sean mujeres, niños... porque al final estos se quedan en la vulnerabilidad; algunos niños viajan solos, son fácilmente captados y que trafiquen con ellos. Este sería un caso extremo, pero sabemos que ocurre. Al final, dada la desprotección de estos, mucho se aprovechan de su situación. También se trafica con mujeres, captan mujeres para el tráfico sexual.
–Por último ¿Cómo fue el workshop en el Parlamento Europeo?
– Acabamos de volver del Parlamento Europeo y hemos hablado sobre este tema con los partidos políticos. Creemos que tienen mucha información por todas partes sobre lo que está pasando, tienen a la sociedad de forma muy positiva a favor de acoger a las personas refugiadas e incluso de dar a los migrantes un estatuto de regularidad que no se les reconoce y que lo que nos encontramos es una falta de decisión política. Desgraciadamente, está ganando la partida el discurso de la extrema derecha de que tenemos que tener miedo de estas personas y están teniendo una gran subida en Europa. La realidad es que son ellas las que están metiendo el miedo, como conclusión final.
–¿Entonces falta voluntad desde el Parlamento Europeo?
– Y de los gobiernos estatales, de los estados miembros de la Unión Europea.
MAÑANA QUITA PA PUERTA DE MI CASA PARA Q DUERMA Y COMA QUIEN QUIERA....NO TE JODE