La congregación San Juan de Dios recibe con dolor la noticia y el pésame de la defensora del Pueblo.
El sacerdote Miguel Pajares, que falleció ayer en el hospital madrileño Carlos III víctima del ébola, estaba invadido por el virus, que “se lo había comido por todos los lados”, según una fuente hospitalaria cercana al caso. Pajares, de 75 años, que fue repatriado desde Liberia el pasado jueves día 7 e ingresado en el hospital madrileño para tratarle, falleció tras pasar una noche en la que su estado de salud se fue complicando progresivamente. Por la tarde, en el tanatorio-crematorio de Collado–Villalba fue incinerado, según informó la Consejería de Sanidad madrileña y la empresa de servicios funerarios. Las cenizas serán entregadas a la familia del religioso, quien adelantó que los restos serán enterrados en el panteón de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
Tras pasar varios días estable, dentro de la gravedad, en la noche del lunes comenzó a empeorar. Según fuentes hospitalarias, el sacerdote sufrió una parada respiratoria, ante la que una junta de médicos decidió mantenerle sedado y sin intubarle. “Ahí comenzó el declive”, lamentó esta fuente.
El paciente tenía el riñón mal, de hecho ya no orinaba, padecía también tifus, sufría problemas cardíacos y “había perdido todas las defensas, con lo cual la salvación de su vida no era posible”.
La misma fuente destacó que, independientemente del mérito médico, es “encomiable el trabajo técnico del personal de enfermería que ha mantenido la higiene del paciente”, un factor fundamental para evitar cualquier propagación de la enfermedad.
El hospital de la orden de San Juan de Dios de León recibió ayer con tristeza la noticia del fallecimiento de Miguel Pajares, quien fue capellán y “conductor de la dimensión más humana” del complejo hospitalario entre 2000 y 2007. El gerente del centro, Juan Francisco Seco, lamentó la “triste” noticia y afirmó que en el hospital y en la orden de San Juan de Dios “siempre hubo esperanza de que saliera adelante con los medios de que disponemos en España”.
La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril envió ayer un telegrama al superior provincial de la Orden San Juan de Dios, para expresar el más sentido pésame de la Institución por la muerte del sacerdote.
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