El PSOE exige un protocolo de actuación para los guardias civiles que vigilan la frontera

Insiste en anular las ‘devoluciones en caliente’ y propone aumentar los efectivos de la Benemérita.

El diputado socialista en la Asamblea de la Ciudad Autónoma Francisco Vizcaíno exigió ayer la aprobación de un protocolo de actuación para los guardias civiles que vigilan la valla que rodea Melilla. Asimismo, insistió en anular las disposiciones que permiten las ‘devoluciones en caliente’ de inmigrantes que rebasan dicha valla.
Vizcaíno respondía de esta forma a Daniel Conesa, portavoz del Gobierno local, quien había criticado la propuesta de los socialistas de frenar las ‘devoluciones en caliente’, al considerar que éstas dotan de seguridad jurídica a los agentes que trabajan en la frontera.

Seguridad jurídica
“Lo que da seguridad jurídica a los guardias civiles es un protocolo de actuación, que es lo que llevan pidiendo estos profesionales por activa y por pasiva desde hace más de tres años y que ha tenido la callada por respuesta por parte del Gobierno de Rajoy”, subrayó.
El socialista se sorprendió por el “repentino interés” del PP por los agentes del Instituto Armado, después de que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, asegurase que se producían devoluciones ilegales de inmigrantes ilegales desde Melilla. De esta forma, Vizcaíno proclamó que el ministro está “poniendo a los pies de los caballos a los profesionales de la Guardia Civil”.

“10.000 entradas irregulares”
El diputado del PSOE aseguró que durante el Gobierno de Rajoy “más de 10.000 personas han entrado irregularmente a Melilla”, lo que supone la mayor entrada registrada en una legislatura.
También criticó al delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, por “negarse a respaldar” a la Guardia Civil “con aquellas famosas palabras que producen sonrojo en las que dijo que él no se vestía de verde”.
Aparte, reclamó  que se incremente “de forma estable” el número de efectivos de la Benemérita, a los que se debe mejorar “sus recursos materiales”
Asimismo, reclamó una relación más fluida “con los países de tránsito para un mayor control de los flujos migratorios y colaborar para la estabilización económica y política de los países de origen”.