“En la medida que afrontas y resuelves los miedos a morir, estás capacitado para acompañar a otros a traspasar esa frontera”. Favorecer y mejorar los recursos de los profesionales sanitarios para los últimos cuidados a los pacientes, con especial atención en cómo se deben afrontar los miedos, los tabúes y las costumbres frente al morir. Ése era el objetivo del curso “Saber vivir el morir”, impartido por el psicólogo clínico, Fidel Delgado, la pasada semana en el salón de actos del Hospital Comarcal durante tres jornadas. Organizado por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), han participado profesionales facultativos y de Enfermería, en especial de las áreas de críticos y hospitalización, quienes, guiados por Fidel Delgado, han analizado la situación ante la muerte y los recursos existentes para acompañar con calma, claridad y confianza al paciente en los últimos instantes de la vida.
-¿En qué consiste este curso?
-Básicamente en sacarle tiempo a las prisas diarias para poder mirar “el morir” desde otros aspectos que los que nos enseñan en nuestra especialidad. Cada uno en su trabajo tiende a mirar al paciente con un objetivo ya muy definido, muy estrecho, que es: “mi tarea, mi función, mi profesión...”. Pero la atención integral al paciente nos exige ampliar el enfoque y poder ver otros aspectos que en la vida diaria se escapan.
-¿En qué medida afecta anímicamente a los profesionales de la sanidad estas situaciones de muerte?
-Claro que afecta. El modo de afectar es el más interesante porque, aunque, cada uno resuelva su aportación con eficacia, va quedando por ahí, en zonas no muy conocidas para nosotros, las angustias, los miedos, el desconcierto,… todo lo que en el manejo cotidiano de cosas concretas no percibimos y, sin embargo, quedan en el fondo de nosotros y luego nos inquietan, nos agobian también.
-En el curso, ¿se abordan técnicas para que este impacto sea menor?
-La técnica constituye una parte del contenido del curso. Otra, previa, es ampliar la visión, la manera que tenemos de afrontar, de considerar, el morir, que tiene muchos aspectos. Y, cuando se ensancha la comprensión del fenómeno del morir, entonces, las técnicas, los recursos en los que aterrizamos, son más adecuados precisamente a esa nueva visión.
-Esa visión, ¿es a nivel personal?, ¿no sólo está destinada al profesional?
-Es que el profesional está edificado encima de una persona y si ésta tiene en el fondo de su armario un asunto sobre la muerte sin resolver, ahí está latiendo y se transmite en las relaciones que tiene con los demás. Por eso es interesante ahondar, profundizar, porque si no, la superficie de la rutina diaria no nos deja ver el fondo.
-¿Usted ya ha impartido este curso en otros centros sanitarios?
-Sí. Mi trabajo (desde hace muchos años) consiste en acompañar a los que se van de este mundo y advertir a los que ayudan a salir de este mundo, en cualquiera de las profesiones, de los voluntariados, o de los familiares, cuáles son los aspectos que nos quedan descuidados porque la cultura no nos los enseñó, o porque el puesto de trabajo, por como están estructuradas las cosas, no lo considera.
-A la finalización de estos cursos, ¿qué le transmiten los participantes?
- Realmente yo lo considero como un viaje muy personal, muy diferenciado según cada persona. De manera que, aunque estemos todos en un mismo salón, cada uno está haciendo un curso muy peculiar porque tiene que salir de donde está en este momento de su vida e intentar ampliar su visión y sus recursos.
-¿Qué destacaría de este curso que se ha desarrollado en Melilla?
-Aunque he impartido muchos cursos en hospitales y otros lugares, en éste me ha encantado la cantidad de profesionales de todo rango que han acudido y que lo hayan hecho en un grupo unificado: médicos, enfermeras, auxiliares,…todos los que trabajan para el paciente. Hay una cierta tendencia a realizar la formación de especialistas separados unos de otros. Sin embargo, este modo transversal hace compartir las experiencias, compartir el lenguaje y, por lo tanto, luego, hay más facilidad para tener un acuerdo unificado en la respuesta al paciente.
Por otro lado, me ha encantado el altísimo nivel de atención que han tenido los participantes que ha sido para mi muy gratificante.
-Usted es un poco provocador en sus exposiciones…
-Sí. El salirte un poco de las formas habituales te permite ver lo no habitual. Lo complicado de nuestra vida es que, muchas veces, la rutina reitera la rutina. Y, entonces, eso no te saca de lo que sueles hacer todos los días. La función de la formación es la transformación, la “trans-forma-acción”: Que te saque lo que aprendes de lo que ya sabías hacer; un poco más allá. Eso es lo que pretendo pero, muchas veces, el formando no aguanta la transformación, porque está muy a gusto donde ya estaba.
Luego, curiosamente, el curso está dirigido más a la persona que al profesional. Mi tesis es que, en la medida que tú afrontas y resuelves los miedos a morir, estás capacitado para acompañar a otros a traspasar esa frontera.
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