Categorías: Medio ambiente

El proyecto ‘definitivo’ para recuperar Horcas Coloradas

Cuatro años después de la entrega a la Ciudad Autónoma de la playa de Horcas Coloradas, tras la construcción de la carretera de acceso, que inauguró entonces la ministra de Medio Ambiente, la socialista Elena Espinosa en junio de 2010, el sueño de la primera playa de Melilla abierta al mar fue flor de un día. Los melillenses únicamente pudieron bañarse ese verano en Horcas y con riesgo para su integridad física, por lo que la Ciudad Autónoma se vio obligada a prohibir el acceso a la zona.
La carretera de acceso fue el fin de varios años de proyectos diferentes para acceder al litoral norte, que parecía una quimera. El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, recordó ayer alguno de los siete proyectos que se han hecho a lo largo de estos años para Horcas Coloradas, como fue la escalinata concebida para acceder a la playa desde lo alto del acantilado de Aguadú. La Ciudad también propuso en su día la ampliación de la carretera de los cortados de Aguadú hasta Horcas Coloradas bajo el imponente acantilado. El polvorín del Ejército impidió la materialización de ambas ideas, sin contar con el problema del impacto medioambiental de este tipo de obras lo que terminó por dejarlas en un cajón. También el polvorín condicionó el proyecto final para la construcción de la carretera de acceso y la apertura de tan sólo 400 metros de playa, pues la ambición del Gobierno local siempre ha sido completar el total de la longitud de Horcas, un kilómetro y su posible conexión con los cortados de Aguadú.
Resuelto en 2010 el debate sobre el acceso a la playa de Horcas Coloradas, su disfrute encontró otro escollo: Los restos de escombros en el fondo marino, procedentes del antiguo vertedero en la punta del Morrillo. La ‘guerra’ entre la Administración local y estatal por la limpieza del litoral duró meses. Pérez Calabuig recordó que el proyecto de construcción de la carretera de acceso a Horcas incluía una limpieza del fondo por parte del Ejecutivo central. De hecho, el consejero detalló ayer que la Dirección General de Costas “hizo lo que pudo con el escaso presupuesto” con el que contó.
Esa limpieza no fue, a todas luces, suficiente para retirar todos los escombros yacentes en el lecho marino de Horcas. La Ciudad tuvo que asumir en solitario, en ocasiones, sucesivas campañas de limpieza a través de maquinaria y de buzos que a mano y poco a poco pudieron retirar toneladas de escombros. Así, se habilitó, al menos, la cala de la Alcazaba, que es la que los melillenses han podido disfrutar con tranquilidad estos años, mientras que Horcas seguía cerrada.
En las últimas actuaciones de retirada de vertidos, Costas ha puesto de su parte en la limpieza del lecho marino, pero cada temporal de Levante arroja a la playa más escombros. El Gobierno local tiene la intención de que, ahora, el dragado y estabilización de la playa que va a adjudicar, sea el proyecto ‘definitivo’ para la recuperación de la playa de Horcas Coloradas.

Un ambicioso proyecto
En abril del pasado año, el Gobierno de la Ciudad presentó un proyecto integral para la recuperación del litoral norte con una inversión estimada de 12 millones de euros. Dada la situación económica, este proyecto se acometería en diferentes actuaciones. Pero con el paso del tiempo, parece que este ambicioso proyecto se ha ido deshojando cual margarita.
El proyecto contemplaba tres ejes principales. El primero y más urgente que ya se adjudica este mes, la limpieza concienzuda de la playa. El segundo la construcción de dos diques para salvaguardar la arena incorporada a la playa, para evitar que los temporales se la ‘lleven’. Y el tercero, avanzar en las negociaciones con el Ministerio de Defensa para conseguir la totalidad de la longitud de Horcas Coloradas.
Al parecer, según se desprende de las palabras de Imbroda y Pérez Calabuig, si bien los dos últimos propósitos no se dejan ‘olvidados’ en un cajón, sí se encuentran en ‘stand by’ o, al menos, habrá que esperar para ver algún avance. Los diques no se construirán. Por un lado, una colonia de un centenar de lapas ferrugíneas podría verse afectada por la construcción de uno de los diques, mientras que el segundo, implicaría una actuación bajo el polvorín y parece que las conversaciones y contactos que se mantienen con el Ministerio de Defensa no avanzan en relación a la playa de Horcas Coloradas o no es una prioridad en estos momentos. De todas formas, Pérez Calabuig explicó que dado el elevado coste de la construcción de los diques, se esperará a que Costas la financie en 2015 o será la Ciudad quien asuma la obra en años sucesivos. “No perdemos la esperanza”, zanjó el consejero.

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