Hace pocos días el área de Turismo presentó un ‘Sendero Urbano’ para que turistas y melillenses pudieran descubrir los principales encantos de la zona centro dando un paseo. Sin embargo, cabe preguntarse qué atractivo puede encontrar la gente en esta iniciativa cuando las calles por las que discurre están literalmente mugrientas.
Los límites de suciedad en la zona centro, la que alberga mayor riqueza patrimonial y de la que siempre se alardea por poseer un alto número de edificios modernistas, son ya intolerables. No es de recibo que en una ciudad que lucha por desarrollarse, remando contra viento y marea, las calles estén tan llenas de despojos.
No se trata de un problema político, ni tan siquiera de un servicio público mal dado, pues el que esto escribe ha sido testigo de como las partes más sucias del centro son limpiadas asiduamente, incluso a manguerazos si hace falta. La raíz del problema es otra: La falta de civismo.
No es cuestión de generalizar, ni de señalar a nadie con el dedo. A decir verdad, desconozco las razones por las que siempre, independientemente de la hora del día, los contenedores de la zona centro está a rebosar de desperdicios.
De hecho, me daría por satisfecho si la basura estuviera siempre dentro de los contenedores, pero por alguna razón que no acabo de entender, los despojos siempre suelen estar esparcidos en un radio de varios metros, llenando de auténtica mugre unas aceras negras de soportar tanta basura recalentada a pleno sol.
Para muestra, un botón. Calle Pablo Vallescá, en pleno centro de la ciudad y en el lateral del Teatro Kursaal. Cuando el reloj aún no marca las 11:00 horas, paso al lado de los contenedores soterrados y me encuentro que alguien ha dejado un recipiente de aluminio con pollo crudo en mitad de la acera. La propia calzada está llena de un líquido oscuro que prefiero no saber qué es.
La estampa que se describe no es un plato de buen gusto para nadie, pero es la tónica habitual en esa calle.
¿Cuál es la solución? ¿Contratar más servicios de limpieza? ¿Poner un Policía al lado de cada contenedor? No, sencillamente, y me van a perdonar por la expresión, hay que ser menos guarros, que el más limpio es el que menos ensucia.
Hace pocos días, en los contenedores de la calle Teniente Marín Astigarraga, otros con un buen historial de suciedad, me encontraba una pegatina de la Consejería de Medio Ambiente en la que se recordaba que la basura hay que tirarla a partir de las 19:30 horas. No sé si será casualidad, pero desde ese día están bastante más limpios.
Hay que tener conciencia ciudadana, comprender que Melilla la hacemos entre todos, en definitiva, un poco de civismo para que la ciudad en la que vivimos sea un poco mejor.
Esta mañana llega un crucero con turistas al puerto. Si a mi me da vergüenza que una zona tan emblemática como el centro esté tan sucia, a saber qué pensarán los que nos visitan.
En septiembre habrá una huelga en el servicio de limpieza. No voy a entrar a analizar las razones por las que este colectivo ha tomado dicha decisión, pero una cosa sí tengo clara: Si en un día normal y corriente los contenedores están sucios, se me ponen los pelos de punta sólo de pensar que van a estar varios días sin vaciarlos.
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