El primer brote de medusas dentro de la zona de baño obligó ayer al equipo de salvamento y socorrismo a izar la bandera amarilla en las playas de Galápagos, Horcas Coloradas 1 y 2, así como en la de Aguadú.
Inmaculada Morales, supervisora del servicio de salvamento y socorrismo, trató de calmar los nervios y explicó en declaraciones a El Faro que se trata de un "verano tranquilo" y que fue ayer la primera vez cuando se vieron obligados a izar esta señal de advertencia. Según Morales, desde que empezó la temporada de baño el pasado mes de junio se han registrado un total de 110 picaduras de medusas, a diferencia del verano anterior, donde durante las mismas fechas los socorristas ya habían atendido a más de 700 bañistas por entrar en contacto con una medusa.
Origen de la plaga
Sin duda, las medusas son los huéspedes que más quebraderos de cabeza originan en las playas melillenses. El tipo de medusas más común que llegan a las costas de Melilla es la Pelagia noctiluca (medusa luminiscente).
¿Pero por qué hace que se aproximen a las costas? Según Manuel Tapia, integrante de Guelaya Ecologistas en Acción, estos llamativos invertebrados acostumbran a acercarse en enjambres debido principalmente al calentamiento del agua costera, la falta de agua de los ríos al mar y la carencia de depredadores, como las tortugas marinas y peces luna. "Estas especies han ido desapareciendo debido a la sobrepesca y caídas accidentales en redes y palangres, entre otras causas", explica. "Antes, el viento arrastraba a las tortugas hacia la península; creando así una barrera natural que ya no existe, y que impedía que llegasen tantas medusas", añade. Otra barrera que ha desaparecido, según Tapia, es la de "agua dulce". "La disminución de los recursos hídricos hace que llegue mucha menos agua dulce al mar", advierte Tapia.
Otra causa que arrastra a las medusas hasta la costa es la contaminación por compuestos orgánicos provenientes de la agricultura intensiva, que llegan al mar a través de los ríos. "Estos compuestos favorecen el desarrollo de los pólipos", señala.
Concienciación
El responsable de Guelaya advierte de que es necesaria una concienciación acerca del uso y reciclado de los plásticos, de la limpieza de las costas y el mar en general. "Mientras no empecemos a corregir las causas que provocan las plagas, las medidas contra la invasión de medusas de nuestras playas serán paliativas y poco eficaces. Según Tapia, en las playas de La Hípica, San Lorenzo y Los Cárabos se extiende una red para atrapar a estos invertebrados. "Una medida que no se puede aplicar en las playas de mar abierto", dice.
Tapia hace especial hincapié en la protección de las especies marinas que evitan que las medusas se aproximen a la costa. "Si llenamos el mar de bolsas de plástico las tortugas marinas las confundirán con sus presas, acabarán devorándolas hasta provarles la muerte", dice. "La presencia de medusas en nuestras playas es una respuesta natural a esa actitud", lamenta.
Las picaduras
Francisco García, enfermero del equipo de salvamento explica que las picaduras suelen producirse de manera accidental cuando las medusas son empujadas por la corriente o están varadas en la orilla. "Entrar en contacto con sus tentáculos urticantes provoca escozor en la piel, dolor y ardor e incluso un fuerte hinchazón. "Si se tiene este síntoma se manda al bañista al hospital, de lo contrario, basta con acercarse primeros auxilios para que apliquemos una crema que reduzca el ardor", dice García.
Este profesional aconseja que, tras sufrir una picadura, no se lave la zona afectada con agua dulce. "Uno de los errores más cometidos cuando un bañista sufre los efectos del roce con una medusa es el lavado con agua dulce. Siempre debe utilizarse agua de mar o suero fisiológico",dice.