José Luis Berzal mostró su deseo de que Melilla siga creciendo y prosperando para que algún día se convierta en la perla del Mediterráneo que merece ser.
Un orgulloso, José Luis Berzal Hernando, coronel de Artillería, fue el encargado de recoger la Medalla de Oro de la Ciudad en nombre de todo el Regimiento. Un premio que quiso dedicar, no sólo a los integrantes de la unidad, sino a todo el personal civil y a los especialistas por su trabajo, pues sin ellos no existiría Artillería tal y como la conocemos.
Y es que el Coronel quiso demostrar en todo momento su agradecimiento por la concesión del premio, pues aseguró que éste tendrá un lugar privilegiado en la Sala de Estandartes del Regimiento.
Además, reseñó el hecho de que la Medalla fuera otorgada por decisión unánime de la Asamblea de Melilla, gesto que agradeció a los presentes.
Tampoco le faltaron elogios para Melilla, sus ciudadanos y su futuro, pues mostró su deseo que la Ciudad Autónoma siga creciendo con prosperidad, estabilidad y seguridad, para que algún día pueda convertirse en la perla del Mediterráneo que merece ser.
Con especial cariño dedicó también tal reconocimiento a ‘sus’ artilleros honoríficos y a los amigos del Regimiento. “Mi mayor deseo es que esta ciudad continúe prosperando, y que Santa Bárbara y la Virgen de la Victoria la protejan en su camino”, sentenció.
Reconocimientos
Hay que reseñar que, momentos después de que finalizara el acto, el delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, quiso subrayar ante los medios de comunicación locales el reconocimiento público que el coronel Berzal había hecho del personal civil de Artillería, al tiempo que celebró la concesión de ambas Medallas, pues las dos unidades “se la merecían de sobra”.
Con anterioridad, el presidente del Gobierno melillense, Juan José Imbroda, reseñó que los artilleros están ligados a la historia de Melilla desde sus comienzos, pues 19 de ellos acompañaron a Pedro de Estopiñán a la vieja Rusadir.
Logros históricos
Además, destacó que el Regimiento introdujo en la ciudad el transporte pesado de automóviles, los carros o la aeroestación de mano de los ingenieros. “Su innovación al servicio de la ciudad fue innegable y de gran repercusión social”, aseguró el presidente.
También recordó durante su discurso algunas anécdotas, como que una pieza de artillería fue el ‘reloj público’ de Melilla con su tradicional cañonazo de las 12:00 durante muchos años, o que cuando se celebraba el Ramadán, el fin del ayuno se indicaba con un disparo.