Editorial

El precio de los alquileres, un gran problema en Melilla

Alquilar una casa se ha convertido en un auténtico problema en Melilla porque los precios se están poniendo por las nubes. En un año, entre diciembre de 2022 y el mismo mes de 2023, el coste subió en un 5%, alcanzándose casi el techo histórico del valor del metro cuadrado en la ciudad. Arrendar una vivienda puede ir desde los 600 euros si solo tiene una habitación hasta más de 1.000 en el caso de cuatro dormitorios, lo cual hace que pagar esa factura se lleve un porcentaje demasiado elevado del sueldo mensual de los melillenses.

Profesionales del sector inmobiliario consultados por El Faro aseguran que mucha culpa de ese aumento en los alquileres la tiene la subida de Euribor y, en consecuencia, de las hipotecas. Los propietarios se ven obligados a repercutir el incremento en el arrendamiento y eso ha provocado una reacción en cadena, aún cuando la ley establece el máximo de subida en un 2% para 2023 y un 3% para este 2024.

Lo de la vivienda no es algo que se dé exclusivamente en Melilla, ni mucho menos. Los alquileres en las capitales de provincia en la península están incluso muy por encima en ciudades como Málaga, Madrid, Barcelona y Sevilla, entre otras muchas. En esos casos, las casas no bajan de los 750 euros mensuales y, según afirman miles de inquilinos, se trata de “auténticos zulos” de incluso menos de 30 metros cuadrados.

Dadas las circunstancias, son los jóvenes los que más padecen la escasez y la carestía de la oferta inmobiliaria tanto en Melilla como en el resto de España. La mayoría de ellos tienen trabajos precarios, sueldos mínimos que no les permiten poder pagar el precio de los alquileres. Aquellos que han decidido emanciparse tienen dos opciones: o comparten piso o son los padres los que tienen que ayudar a que lleguen a fin de mes. La alternativa es permanecer en el domicilio paterno. De hecho, España registra un porcentaje de emancipación de jóvenes del 16,3% mientras en el conjunto de la Unión Europea es casi el doble (31,9%).

La vivienda es una cuestión candente en buena parte de las ciudades más visitadas del país. El alquiler vacacional se ha convertido en un negocio lucrativo para los propietarios y hay lugares como Sevilla en los que prácticamente ocupa todo el casco antiguo para disgusto de los vecinos de siempre, hartos de las casas turísticas y todo lo que ellas conllevan de interrumpir la paz del vecindario. Igual ocurre en Barcelona y más recientemente en Málaga. Esta última viene soportando un auténtico boom en los alquileres vacacionales, que está desplazando a la población habitual de la capital hacia zonas cercanas pero fuera del ámbito municipal malagueño.

Por ahora nadie ha dado con la clave de cómo arreglar esta situación general en España que también se vive muy de cerca en Melilla. Limitar la subida de los precios está visto que no ha servido de mucho mientras el mercado sigue teniendo una enorme demanda para una oferta muy pequeña.

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