Melilla quería cambio y cambió. El Partido Popular ha ganado con contundencia las elecciones en la ciudad y su líder, Juan José Imbroda, tiene cuatro años por delante para hacer todos esos cambios que él sabe que necesita esta tierra y que nos ha prometido que hará. Atrás queda el tripartito de la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación. Esta vez no habrá gobierno de coalición. Imbroda regresa por la puerta grande al Palacio de la Asamblea.
Sin grandes esfuerzos podemos hacernos una idea de la herencia recibida. Hay mucho por hacer y por construir y la ciudadanía está deseando que las cosas cambien, pero para bien.
Después de una campaña electoral convulsa, bajo sospecha de pucherazo; con la Policía Nacional y Local custodiando todos y cada uno de los colegios electorales; con los presidentes de mesas en alerta para evitar que les colaran votos por correo en urna, finalmente los resultados han sido contundentes y el PP de Imbroda volverá a gobernar en Melilla.
Este domingo la ciudad ha vivido una jornada electoral tranquila, en la que los rumores de posibles incidentes en los colegios electorales especialmente en los del extrarradio se quedaron en lo que eran: solo rumores. La jornada transcurrió sin percances reseñables. Y con ello ganamos todos. Especialmente los que hemos ejercido el voto en libertad, sin atender a la campaña de intoxicación que ha circulado por las redes sociales y, por supuesto, sin vender nuestro derecho a decidir quiénes nos representarán en el parlamento autonómico. Los indecisos lo han tenido en estas elecciones muy, muy difícil.
La cara B de estos comicios ha sido la alta abstención que en la medida en que maduren los datos podremos constatar si sale de ese alto porcentaje de voto a distancia que se quedó sin depositar en las oficinas de Correos o si, por el contrario la operación policial desmotivó la participación.
Con los últimos datos disponibles (18:00 horas), Melilla es la autonomía con la participación más baja de toda España. Seguimos a la cola del país en el ejercicio de nuestro derecho democrático a decidir el futuro de esta tierra.
Para CpM esta ha sido una noche amarga. El estado de ánimo del partido de Aberchán se intuía al ver su sede desangelada en la noche electoral. Se esperaban lo peor y efectivamente, los resultados han sido malos. Ahora solo falta saber si aceptan el resultado de las urnas o impugnarán las elecciones como han prometido en campaña.
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