Los centros hospitalarios tendrán prohibido arrastrar las bolsas con desechos radiológicos, radioactivos o restos de partes del cuerpo por el suelo y deberán identificar con etiquetas sus residuos peligrosos.
Aunque no existe un plan nacional de gestión de residuos hospitalarios, la Consejería de Medio Ambiente de Melilla ha incluido en su proyecto de Plan Integral de Gestión de Residuos un protocolo de actuación en estos casos.
Si sale adelante el borrador actual, cuya aprobación el consejero José Ángel Pérez Calabuig quiere consensuar con el resto de fuerzas políticas de la Ciudad, los residuos sanitarios deberán retirarse al almacén central del hospital como mínimo una vez al día y los hospitales tendrán prohibido trasvasar residuos de un envase a otro o arrastrar las bolsas de basura por el suelo del centro sanitario.
En el almacén central los residuos hospitalarios deberán estar por norma hasta tres días, aunque si el almacén tiene sistema de refrigeración podría quedarse hasta una semana.
Los hospitales están obligados a etiquetar con el nombre del centro que lo genera los restos peligrosos que se traten fuera del propio centro sanitario.
Estaríamos hablando de residuos infecciosos, agujas, líquidos corporales, sangre, hemoderivados, restos anatómicos que por su escasa entidad no se incluyen en la normativa de la policía sanitaria mortuoria, así como restos citotóxicos, químicos, de laboratorio, radiológicos o medicamentos caducados.
Este tipo de residuos se incinerarán en Remesa a temperaturas que oscilarán entre los 900 y los 1.000 grados y en una cámara de combustión secundaria.
La empresa deberá también asegurarse de que las cenizas o residuos desinfectados de la basura sanitaria peligrosa “sean eliminados de la forma establecida por la ordenanza municipal”.
Además, los envases que recogen estos residuos no deberán compactarse ni triturarse.
Van a menos con la crisis
Desde que empezó la crisis ha caído en Melilla la gestión de residuos hospitalarios. La planta de Remesa ha pasado de tratar 919.030 litros de 2006 a 65.900 litros de 2010. Pero esta caída se debe a que esta basura se lleva a reciclar fuera de la ciudad.
El principal productor de residuos hospitalarios en Melilla es el Comarcal, que depende del Sistema Nacional de Salud. Entre 2006 y 2007 todos los residuos producidos por el Comarcal fueron tratados en Melilla, pero a partir del año 2009 el hospital comenzó a trasladar a la península, a través de la empresa Cespa, sobre todo sus residuos sanitarios peligrosos y sus residuos no específicos (por ejemplo, los de un solo uso).
Hasta marzo de 2009 todos estos residuos eran llevados a la incineradora de Melilla, la recogida era pública y la realizaba la empresa concesionaria de la limpieza viaria y recogida de residuos sólidos urbanos.
El bajón en la recepción de residuos sanitarios en la planta incineradora de Melilla se ha producido porque Remesa sólo se ha encargado de recoger los residuos hospitalarios de las pequeñas clínicas locales (de medicina, oftalmología u odontología, que no pagan por este servicio). Estos restos en cuanto entran en la planta van directamente al horno sin pasar por el foso de residuos.
No obstante, la empresa ya ha negociado con Cespa que se queden en Melilla los restos no específicos (los de un solo uso), lo que llevará a que se incremente el volumen de este tipo de basura que se incinerará en la ciudad, pero sin alcanzar las cifras registradas entre 2006 y 2009.
Crece el número de perros y gatos que se incineran
Cada vez llegan más cadáveres de perros y gatos a la planta incineradora de Melilla. Si comparamos los datos de antes de la crisis (2007) con los de 2010 (últimos incluidos por Remesa en el nuevo Plan Integral de Residuos) comprobamos que desde que las familias se han empezado a apretar el cinturón van a parar la incineradora más perros que gatos, pero el número de gatos ha aumentado escandalosamente.
Así, en 2007 llegaron a la planta ubicada en Horcas Coloradas 160 gatos muertos, frente a los 378 de 2010. Es un incremento del 128% (más del doble).
En ese mismo período el número de canes que llegaron a la incineradora pasó de los 347 de 2007 a los 551 de 2010 (un 58% más).
Pero no sólo llegan gatos y perros a la incineradora de Melilla. También entran caballos, toros (uno en 2006), bovinos, ovinos...
Una vez en la planta de Remesa, los animales entran a un horno preparado exclusivamente para incinerar sus cadáveres.
En la empresa de Residuos de Melilla no tienen claro cómo evolucionará la llegada de cadáveres de animales muertos (en general) en los próximos años y así lo ha puesto negro sobre blanco en el proyecto del nuevo Plan Integral de Residuos que la Ciudad está en trámite de aprobar.
Las cifras totales de recepción de cadáveres de animales han sido bastante irregulares en los últimos años. En medio de las fluctuaciones se notan discretos repuntes puntuales en 2007 y 2009.
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