Javier González, un joven piloto melillense, está convencido de que hay margen de maniobra para mejorar las comunicaciones aéreas de la ciudad si “se tiene voluntad de arreglar la situación actual”. Lo fácil, según dice, “es buscar objeciones en vez de soluciones”.
En su opinión, el problema es que Melilla se ve “como un vestigio histórico” desde Madrid, cuyas relaciones bilaterales con Marruecos “tienen otro cariz” distinto a los intereses de la ciudad. “Es necesario invertir más en las infraestructuras de comunicaciones y ampliar la pista para que haya destinos más lejanos, como Canarias o Centroeuropa con reactor”.
Según dijo, se trata de “buscar soluciones y si no existe alguna de carácter técnico aceptable, pues habrá que inventarla”. Y ahí es donde entra en juego el tema de los sistemas de aproximación, que actualmente dejan 1150 pies de altura cuando el problema de las nubes se produce a 800 pies.
“Hay que buscar un sistema que permita dejarlo más bajo”, señaló para añadir que existe una técnica nueva, llamada Rnav, basada en satélite y por GPS, que puede dar respuesta a la situación de Melilla. "De esta manera en vez de dejarnos la aproximación a 1150 pies y a 4 millas náuticas (8km) nos dejen a 600 pies y a 2 millas (4km)".
En ese sentido, precisó que la situación no es la misma en la entrada del avión por el norte (desde los Pinares de Rostrogordo) que por el sur (zona del dique). Esta última es más factible en los días de nubes bajas porque no se concentran de forma tan densa como en el norte.
“Enaire tiene que buscar los mecanismos posibles para utilizar la zona neutral norte tal y como se hace en el sur. Es decir, la aproximación en vez de pasar por el embalse, hacerlo por el perímetro fronterizo”, explicó.
Y es esa “zona neutral” la que, a su juicio, debe utilizarse para la ampliación de la pista “sin tener que consultar nada con Marruecos”. “Abogo por el uso de la zona neutral norte al igual que la sur sin necesidad de consultar al país vecino”.
De hecho, comentó que la Organización de Aviación Civil Internacional, a la que pertenece el 95% de los países, establece el convenio internacional de Chicago de 1944 sobre “libertad del aire”.
“Es evidente que cada país es soberano de su espacio aéreo pero ese acuerdo y tras pagar unas tasas que son derecho de sobrevuelo, se puede ejecutar el vuelo. Esto pasa en todo el mundo, si no sería imposible volar. Ya no solo es que se entre en acuerdos bilaterales con Marruecos en aspectos técnicos sino que además hay convenios internacionales en los que nos podemos amparar”, resaltó.
Javier González, que ha trabajado en distintos puntos de España, en Londres, Ginebra, Roma y Moscú, señaló que el propio Plan Director elaborado para el aeropuerto local establece que la pista para los ATR72 debe ser de 1853 metros para despegar en días de calor o viento cruzado, algo “que suele ocurrir en Melilla y que hace que la aceleración sea más compleja” a la hora de despegar.
De ahí, comentó, que muchas veces los pasajeros deban aguardar hasta saber qué cantidad de peso puede llevar el avión para salir de la ciudad. “Se da el caso de que pasajeros y maletas tienen que quedarse en tierra”, recordó.
La pista actualmente dispone de 1433 metros de distancia de despegue y 1371 de distancia de aterrizaje, aunque en la zona norte se reduce a 1198 metros.
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