La sedes de los Juzgados intimidan y, además, allí se percibe un ambiente de tensión. Si esta sensación la tiene un adulto, en mayor grado el niño que es más sensible y delicado.
Los niños declaran cuando han sido testigos o víctimas de un acto violento, es decir que es un niño que está sufriendo mucho y tener que contarlo es una fuente de tensión, porque de alguna manera al contar lo sucedido, volvemos a revivir los hechos violentos del pasado en el tiempo presente. Si ya de por sí es un ambiente de los Juzgados es tenso para un adulto más lo es para un menor de edad que tiene menos recursos para afrontar la situación. Muchos niños acuden a la sede de los Juzgados con gesto tenso debido al mucho cansancio físico y malestar psicológico después de una o dos noches sin dormir en algunos casos.
“Al principio Dios creó al hombre, y viéndole tan débil, le dió el perro”. El miedo puede impedir al niño declarar correctamente...
Efectivamente, la tensión que puede tener un menor puede llegar a bloquearlo de tal manera que le sea imposible pronunciar una palabra cuando tiene que realizar su declaración, que es a lo que se va a los Juzgados. El niño que acude allí puede sentir abrumado por el miedo, el estrés, la ansiedad... porque la situación les supera y se sienten desprotegidos cuando entran en un espacio judicial. En esos momentos es donde intervenimos nosotros con el animal y nos va muy bien.
En el proyecto de perro de apoyo judicial se persigue que el menor rebaje esa tensión al tener que revivir un hecho traumático. Explíquenos su proyecto...
Se trata de un proyecto pionero que lleva a cabo Dogtor Animal, que se desarrolla desde 2015 en la Comunidad de Madrid, con la intención (debido al éxito) de extendernos. El proyecto fue premiado en el 2020 por Purina. Ya hemos atendido a muchos menores (530) en sus entrevistas forenses, tanto en sedes judiciales de violencia, familia e instrucción.
Tanto es su éxito que el años pasado la demanda de estos animales en los juzgados de menores aumentó de un 90% respecto al anterior. Es un recurso muy valorado entre los profesionales forenses y las familias, y se ha demostrado efectivo en aquellos casos e los que se ha utilizado al perro para mejorar la experiencia del menor y la de su familia en este difícil proceso.
Están perfectamente adiestrados para esta misión, son perros de intervención y que rebajan la tensión de los menores que tienen que declarar en una sede judicial. El objetivo es que estos perros ayuden a conseguir una declaración fidedigna del menor que ha sido víctima o testigo de un delito.
De mi perro he aprendido que cuando alguien tiene un mal día, basta con sentarse en silencio y acompañarlo. El perro, en estos casos, rebaja el nivel de estrés, da apoyo.
Al niño se le da la correa del perro con el que empieza a establecer una relación. El perro en estos casos es un gran apoyo dado que rebaja considerablemente la tensión y se desencadena el proceso que llegará al objetivo deseado: que el niño declare tranquilamente. El perro sabe perfectamente (porque está adiestrado para ello) dónde está la sala a la que debe acceder el niño para declarar, aunque parezca que sea el niño quien lo está llevando. El niño, en vez de focalizar la atención en lo que va a declarar y le incomoda, lo hace en el animal que le mira cariñosamente y sin juzgarle.
El perro es el mejor amigo del hombre, dice un viejo proverbio... En este caso, así es. Gracias al perro el niño se desbloquea y coge una mayor confianza para hablar ante un juez, que es de lo que se trata.
El perro es un animal que relaja a las personas y es por esto por lo que en esos momento rebaja la tensión. Es un hecho comprobado científicamente que, acariciar o mirar a un perro rebaja nuestro estado de ansiedad y nos produce calma porque aumenta nuestro niveles de oxitocina en el cerebro. Exíste un vínculo muy importante entre las personas y el perro desde épocas ancestrales.
“La diferencia entre un perro y un humano es que tú piensas que le quieres y él te quiere sin pensarlo”. Siempre he pensado que la mirada de un perro es especial...
La mirada de un perro es pura, nos hace sentir mejor y no juzga. Al no sentirnos juzgados, nos sentimos queridos por el perro, pues nos atrae esa mirada de apoyo incondicional.
El perro con su mirada nos dice: “Estoy aquí”. En nuestro caso trabajamos con perros que viven en familia, y son tratados con mucho cariño y respeto. El mismo cariño y respeto que después el perro ofrecerá al niño a la hora de declarar. El perro lo acompaña desde que entra hasta que sale del Juzgado. En definitiva, el perro mejora las condiciones de los niños en el abordaje del peritaje judicial y favorece la transición hacia una justicia donde las personas estén en el centro.
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