A través de sus seis hectáreas de expansión, el parque forestal Juan Carlos I Rey es considerado uno de los pulmones botánicos de la Ciudad Autónoma de Melilla. A través de su flora y fauna donde se esconden y se relacionan multitud de especies, los melillenses acuden diariamente a esta zona de Melilla para pasar el día en familia, desconectar junto a la naturaleza e incluso hacer deporte o disfrutar con los más pequeños con los diferentes parques infantiles ubicados en el parque y el extenso terreno vegetal ajardinado.
Pero este parque esconde una gran historia detrás. Hace años atrás, estaba ubicado en este lugar la granja agrícola donde se realizaban prácticas agrícolas para ver qué especie eran las más indicadas para cultivar en el protectorado según cuenta a este diario Manolo Tapia, presidente de la Asociación Guelaya Ecologistas en Acción.
Por la implantación de cereal en la zona por aquella época había presencia de fauna y aves que descansaban en los lugares de descanso antes de emigrar hacia el norte o sur del continente.
“Este espacio era especialmente rico en aves por la zona. Además, se podía observar un pasillo de entrada muy emblemático flanqueado por algarrobo ya anciano considerado la mejor arboleda que ha habido en Melilla. Alguien se encaprichó y arrancó todo ese algarrobo y destruyó ese pasillo. Hoy en día hubiera sido realmente lo más valioso de este parque y lo distinguiría de cualquier otro parque de España donde también albergaba una fauna muy particular, incluso murciélagos en el interior de los troncos de estos algarrobos “, explica Manolo Tapia.
Actualmente, una de las zonas mejores conservadas en el parque del forestal es el “espacio Mediterráneo” que alberga especies mediterráneas entre una flora autóctona como algarrobos, encinas, granados, acebuches; y la fauna de lo más destacado del parque por sus aves.
Entre aves y pequeños mamíferos, el parque del forestales un lugar privilegiado en la ciudad.
“La verdad que el parque es un sitio privilegiado para ver aves. Tiene una riqueza en aves espectacular, sobre todo en épocas migratorias porque el ave sigue eligiendo el parque forestal para descansar gracias a su vegetación, gracias a que hay agua y gracias a los árboles mediterráneos que dan sustento y dan alimento”, asegura Manolo, presidente de Guelaya.
Además, en este lugar se puede encontrar una fauna reptil de mucho interés para el público melillense. Y es que, el patrimonio natural, su riqueza y naturaleza alberga una fauna reptiliana que hay que tener en cuenta.
El forestal ofrece reptiles como el eslizón rifeño u ocelado que son especies de lagartija. Otra especie es la Podarcis Vaucheri, lagartija andaluza.
Además, se pueden encontrar tortugas, camaleones y especies de mamíferos como el erizo comúno el erizo moruno que se están viendo afectados por una especie de sarna.
“ Lo deseable sería que en esa zona también pudiera albergar a esa fauna tan interesante de pequeños mamíferos que para el ecosistema fuera lo más completo posible porque estos pequeños mamíferos también hacen de control de plagas. En cuanto a aves nocturnas o mamíferos voladores como los murciélagos pues también hay una población muy interesante :rapaces nocturnas y murciélagos que también hacen su efecto de completar el el ecosistema y de controlar las plagas”, asegura el ecologista de Melilla.
La plataforma ‘Salvemos La Granja se constituyó en el año 1997 apoyados por partidos políticos y asociaciones ciudadanas de aquella época, entre ellas la plataforma de la Asociación Guelaya Ecologistas en Acción.
En sus días, la expansión de la granja de la ciudad era mucho mayor hacia el oeste y sur de Melilla. Así pues, en los planes de construcción que integraba modificaciones en su interior, desde la plataforma se consiguió afrontar y paralizar estos planes.
“Al afrontarse esta idea de construir el parque, se hizo una merma de este espacio natural con la implantación de una carretera y su territorio en sí. Sin embargo, se consiguió salvar mucho espacio para la ciudad de Melilla”, aclaraba el presidente de la asociación Guelaya.
El Faro estuvo presente en las inmediaciones para conocer el actual estado del parque forestal y cuáles son las actividades más usuales que los ciudadanos de Melilla suelen hacer cada vez que acuden a este espacio natural ubicado en la ciudad.
Caminando por una de las pasarelas del forestal, un vecino paró a este medio para denunciar el peligro de la construcción de un nuevo espacio infantil con tobogán. Representando a un ave, esta atracción está construida de metal y transcurre con una subida y una bajada, el tobogán. Sin embargo, el vecino melillense “acapara la posibilidad del peligro que esta atracción tiene porque es un tobogan cerrado y cualquier niño puede quedar atrapado”, recalca el vecino.
Continuando por el parque, este diario pudo hablar con una familia que descansaba en uno de los bancos cercano a una de las puertas de salida del recinto.
Karima, madre de familia y vecina de la ciudad suele acudir al parque para caminar junto a la naturaleza, además, aprovecha para relajarse y tumbarse sobre el césped.
“Hago dos cosas, suelo venir al parque del forestal para caminar y tumbarme sobre el césped. Hay mucha tranquilidad aquí, aunque se llene de gente. Es una forma de estar tranquilos y desconectar de todo, es un parque tan extenso que te da la oportunidad de relajarte”, dijo.
Otra melillense, Ana María suele aprovechar para hacer deporte junto a su novio. Aprovechando la naturaleza que ofrece este lugar, la vecina melillense acude siempre para “despejarse”, hacer deporte y pasar un rato con la familia.
“Es un lugar idóneo para venir a despejarse, hacer deporte, relajarse o pasar tiempo con la familia para desconectar. Es uno de los lugares más bonitos de Melilla”, recalcaba la joven.
Sin embargo, también apuntan algunos aspectos negativos en el forestal. Ambas vecinas afirman y explican a El Faro que los ciudadanos que acuden al parque, a veces, son pocos cívicos y no recogen la basura que generan a su alrededor.
“Esto es una zona compartida donde muchas veces ves que hay restos de comida y excrementos de perros que no se terminan recogiendo”, subrayaba Ana.
El coordinador del mantenimiento del parque, Francisco, que siempre está “al pié del cañón”paró a este diario para explicar la situación que están viviendo todos los trabajadores, cinco en total los que componen la plantilla de este parque.
“Esto cada vez va a peor. Trabajamos en seis hectáreas con cuatro personas y cada vez el parque está peor. Necesitamos soluciones por parte de la empresa porque no nos hacen caso. A nivel psicológico los trabajadores están agotados porque realizan la labor de dos o más personas”, explicó.
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