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“El panorama musical de Melilla está peor que nunca”

Luis Miguel Blasco es un profundo conocedor del panorama musical melillense con sus más de veinticinco años en distintos grupos como guitarra eléctrica, sobre todo de rock y metal. Tiene 43 años y es maestro de Música en Primaria. Ha sido el creador de festivales, como las dos ediciones de blues, y ha organizado eventos importantes como el Día de la Mujer, semanas náuticas, ferias, etc., además de participar en conciertos de carácter privado en bares, terrazas y locales.

-¿Cómo está el panorama musical melillense?

-Sinceramente, mal, peor que nunca. Aparte de que se le echa la culpa a la pandemia, yo creo que es una excusa para quitar muchas cosas, empezar a prescindir de cosas. Los locales de Melilla ya ninguno tiene permiso para tener música en directo, se les ponen muchas trabas. El tema de la insonorización, si hay una queja o dos, se les quita la licencia por la música en directo y, por lo tanto, nadie se atreve a contratar. Han llegado incluso a cerrar locales por este motivo. Por eso el panorama está muy mal. Había muchísimos locales haciendo música en directo y han sido cerrados o se les ha quitado la posibilidad de seguir haciéndola. La Ciudad Autónoma está apostando menos que nunca por los grupo local, aunque hacen cosas siempre con los mismos, llaman a cuatro, solo cuentan con dos o tres empresas para hacerlo. Por lo tanto, esas empresas siempre tiran por los mismos. Ahora se está apostando mucho por el tema del teatro, de la escenificación en la calle y quitando mucho la música cuando en navidades, en feria, en verano, durante el año había siempre festivales de grupos locales.

-¿Cree que los solistas tienen más público que los grupos de rock?

Por desgracia sí, porque salen más económicos, es más fácil de montar. La razón no es otra que la simplicidad. Es lo mismo que la música en directo en las televisiones o en los teatros. Ahora se hace mucho playback o por lo menos de la música de instrumentos y la voz en directo. Por eso triunfan tanto los programas de La Voz o Factor X y los de ese estilo. Siempre favorecen la música de solistas. Esto es cíclico. Llega un tío solo, que cantará muy bien y todo lo que tú quieras, pero te pincha un pendrive con música enlatada y canta encima, o simplemente con una guitarra, que es mucho más pobre pero más barato y fácil de sonorizar. Por lo tanto, te complica menos en el tema del sonido y se ahorra bastante dinero. Es una pena porque se pierde mucha calidad musical y se pierde cultura pero la sociedad ahora mismo va hacia la incultura, eso está clarísimo.

-¿Por qué cree que no hay bastante música en directo?

-Principalmente y así a bote pronto, porque están poniendo muchísimas trabas a la música en directo, porque no se apoya y porque la cultura musical, la industria, tampoco apuesta por eso. Aunque suene raro, la industria musical está apostando por la no-música, la mala música. Ahora mismo un grupo de regeton, que no me voy a meter con eso aunque no lo soporte, sube a un escenario, pone su disco con su voz sonando y él canta por encima coros y tal. O sea, no hay música en directo y ni siquiera la voz principal es en directo. El vocalista hace sus coros, pega cuatro saltos y listo. No son como Queen, Michael Jackson, Nirvana o Led Zeppelin que incluso en un estudio de televisión actuaban en directo y la liaban, improvisaban cosas, cambiaban temas… Hoy se va a sonar como el disco porque si no, no es bueno. Cuanto más sencillo, mejor; cuanto más corto, mejor; cuanto menos instrumental tenga, mejor. La industria ha tirado por ese camino y está reventando a la música tradicional que es por lo que luchamos nosotros.

Todo esto es cíclico: volverá la música en directo, los jóvenes volverán a sentir esa necesidad de rebelión, de montar una banda. Es algo que está pasando, ya hay bandas nuevas pero ahora mismo en el panorama actual, la música en directo está de capa caída.

-¿Y en Melilla?

-En Melilla también es por el ataque gubernamental a los locales, la falta de posibilidad por las licencias que no permiten música en directo. Las terrazas tienen que pedir permiso a la Ciudad Autónoma cada vez que quieren hacer un evento. Es un follón. Todo lo que pertenece a la Autoridad Portuaria tiene prohibido la música en directo, como es el caso de Puerto Noray. Y nadie lo denuncia. Ningún local del puerto puede hacerlo. De hecho se intentó y la Autoridad Portuaria fue y canceló un acto que se iba a hacer ahí. Es penoso. La normativa local va en contra de la cultura de la música en directo y el propietario no tiene otra cosa que apostar por lo que le sale mejor porque, al fin y al cabo, la música sí es rentable y te da un abanico cultural y de actividades que necesita el ocio melillense aunque no se permita. Entre que la industria no apuesta por ello, el Gobierno tampoco y los locales no se la quieren jugar, pues todo va en contra de la música en directo.

-Los locales que tienen música en directo, ¿lo notan en sus cajas?

-Obviamente sí porque, a pesar de que la música en directo ha bajado mucho sobre todo entre los jóvenes, los melómanos es gente muy fiel y de poder adquisitivo alto. Hablamos de personas con trabajo fijo, con cierta edad. De hecho, al que le gusta la música en directo se deja dinero porque sabe que está apostando por la música. Tiene conciencia solidaria con el músico. Sé que sí se nota en las cajas porque yo tengo la experiencia de que es así.

-¿Se fomenta suficientemente a los grupos locales?

-No, no se fomentan en nada. Se justifica políticamente el dar alguna actuación en Feria por ciertos grupos. Es una justificación y lo han hecho todos los gobiernos pero este último es bastante sonado que empezó muy fuerte queriendo contar con todos y después ha ido acomodándose a lo que ha ido ofreciendo. Ahora no hay fomento de la música ni una apuesta por la música en directo. Cuando hay algo, ni siquiera se publicita bien.

Es más, yo diría que se han cargado el panorama local que está sostenido desde hace muchos años por los propios músicos. Alguna vez tenían alguna ayudita, alguna propuesta de empresarios o del Gobierno pero ahora mismo no.

-¿Cuál es en su opinión el grupo que se lleva el gato al agua en nuestra ciudad? ¿Por qué?

-Hace unos años te diría que había dos grupos punteros, Dharma y Skell de los cuales ya solo queda este último. Donde iban llenaban y se les llamaba para todos los eventos. Pero desgraciadamente con la pandemia y la mala gestión del Gobierno, no se ha podido seguir porque no hay actuaciones, no compensa seguir pagando un lugar para los ensayos. Ahora mismo como grupo, ninguno. No porque no tengan éxito y no sean buenos, sino porque se apuesta más por el solita.

-¿Qué piensa que hay que hacer para que los grupos locales estén presentes en Melilla? ¿Qué le parecería una semana de música local en un sitio como el Kursaal?

-Solo hay que contar con ellos, facilitarle lugares de ensayo porque ahora mismo llevamos años y años haciéndolo en cuadras, perreras, en zonas del extrarradio en condiciones bastante malas, costeándonoslo nosotros a precios muy altos, compartiendo local con tropecientos grupos. Hay que fomentar desde la base, desde el ensayo. Debería contemplar el Gobierno al menos una ayudita como se le dan a otros. En Melilla los grupos se dedican sobre todo al metal y el rock porque es lo que más premia. El 90% de los grupos melillenses son de rock o metal. En cambio se ha creado una Escuela de Flamenco, se le da mucha cabida al flamenco.

El Kursaal no creo que sea un sitio para los grupos de música. El público tiene que estar de pie con una barra donde tomarse algo. Me refiero a sitios más tipo festival, música callejera, como se hacía en la Casa de la Juventud antiguamente, el Auditorium Carvajal, puerto Noray… Ahí es donde nos gusta tocar y tocamos a gusto. En Feria siempre hemos tocado pero ahora son cuatro elegidos. El Kursaal para un grupo de metal es como sentirse capado. Pero si lo hicieran creo que se apuntaría todo el mundo porque no hay nada y es muy difícil tocar en el ámbito privado.

-¿De cuántos grupos ha formado parte?

-No me acuerdo pero de muchos. Estuve en un grupo tipo medieval y celta Aulos cuando estaba en la universidad. Antes en otro que se llamaba Medusa de rock alternativo, luego en Venus que era un rollo así rock metal, Dirt. Después me quité de la música durante seis o siete años pero volví con Inzercia. Más tarde monté Dharma. Todos esos de música propia. También formé bandas de versiones como The Brokers. Últimamente hicimos Molly Bloom también de creaciones propias y versiones, y ahora tengo dos grupos de versiones como Blue Moon y Objetivo Lisboa, que es para sacar dinero para la parroquia de San Francisco Javier y el viaje de sus jóvenes a Portugal para ver al Papa. Con este actuaremos una vez al mes en la terraza Akros, en Melilla la Vieja, que es de los pocos locales que está apostando por la música en directo.

-¿Y cuál es el estilo que más le gusta para tocar?

-Me gusta mucho el grunge, que es el rock alternativo de los 90, el rock de los 60 y el metal, aunque no me encasillo en ninguno de ellos. He tocado mucho de Metallica. El Nü Metal y el grunge son los que más me gustan.

 

 

 

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