La presencia de gaviotas en los cielos de Melilla durante los meses de verano ya se ha convertido en algo habitual. En ocasiones, como ha ocurrido este año, su número es masivo en algunas zonas de la ciudad, sobre todo en aquellas partes donde no se sienten amenazadas por la mano del hombre.
En ejercicios anteriores se llegó a afimar que el número de estos animales iba in crescendo a causa de la falta de alimentos en Marruecos, lo que provocó la llegada masiva de ejemplares en busca de comida. No obstante, durante el presente verano, parece que es la acumulación de basuras y desperdicios en algunos puntos de Melilla lo que está atrayendo a las gaviotas, a lo que hay que sumar que estamos en época de cría.
Desde la asociación Guelaya - Ecologistas en Acción señalaron a El Faro que se trata de una animal “oportunista” que se nutre de los desechos del hombre. “Allá donde hay seres humanos suele haber gaviotas que se aprovechan de lo que desperdician para alimentarse. Incluso se han llegado a detectar colonias en Madrid”, señalaron desde la agrupación ecologista.
Asimismo, apuntaron que esta especie se ha convertido “en una clase de plaga” en la ciudad autónoma. La cuestión es que se trata de animales muy agresivos cuando sienten que sus nidos están amenazadas por la mano del hombre, lo cual ya ha provocado más de un susto a algunos vecinos de la ciudad.
Zona de nidos
“Suelen anidar en zonas donde el hombre no llega”, apuntaron. En la parte centro se han detectado grupos en sitios como el teatro Kursaal, la antigua oficina de Correos o el cementerio de La Purísima. En caso de que se encuentren anidando y poniendo huevos, como ocurre en esta época del año, no dudan en atacar ferozmente a los intrusos que se adentran en su territorio.
Pero, ¿cómo se puede controlar la población de gaviotas sin dañarlas? Desde Guelaya apuntan que una buena solución es parafinar los huevos. De esta forma, el animal continúa incubando sin que éste llegue nunca a eclosionar. En este sentido, se ha llegado a intentar vaciar los huevos, pero las gaviotas notan que su peso es el mismo y lo abandonan para sustituirlo por otro.
La medida ha sido barajada en múltiples ocasiones por la Consejería de Medio Ambiente, pero nunca se ha llegado a poner en práctica, principalmente porque se trata de un método lento de realizar y costoso.
Suciedad en las calles
La presencia masiva de gaviotas suele conllevar suciedad. Buena muestra de ello es la acumulación de excrementos que se aprecian en edificios públicos como el Kursaal, cuyas columnas superiores están totalmente ‘pintadas’ de blanco por estos animales.
Poco se puede hacer para no atraerlos, aunque siempre viene bien no dejar bolsas de basura fuera de los contenedores ni tirarla cuando no corresponde. Siempre suele haber más gaviotas por las zonas donde se acumulan residuos, así que los melillenses deberían tomar buena nota de ello.