Aún no ha terminado de deshojarse la margarita y es posible que haya cambios de última hora, porque una cosa es que el presidente de la Ciudad se dirija a quienes estime conveniente para formar su Gobierno y quiera saber si cuenta con su colaboración, y otra muy distinta que finalmente todo se dé por atado y bien atado. Dicho esto, puedo asegurar que los nuevos cargos de Gobierno de los que damos cuenta en nuestro reportaje de portada están más que confirmados y que, como señalamos, de todos ellos resultan especialmente sorpresivos, por imprevistos e impensados, que la periodista de TVM Fadela Mohatar haya sido elegida para ocupar el puesto que deja Mercedes Espinosa al frente de la Viceconsejería de la Mujer, o que María Antonia Garbín, de tan largo recorrido en Bienestar Social, ahora pase a afrontar la difícil tarea del área de Seguridad Ciudadana.
En total, son cuatro las caras nuevas que se incorporan al Gobierno y otras tantas las que salen. A la comentada Fadela Mohatar se unen, como nuevos cargos del Ejecutivo local, Sofía Acedo, a su vez también nueva diputada en la Asamblea de Melilla, que ejercerá como nueva viceconsejera de Juventud; José Ángel Calabuig, director general en Medio Ambiente, que pasará a ocupar la dirección de la Consejería del mismo área en sustitución de Ramón Gavilán; y Javier Calderón, hasta hace muy poco director de la Residencia de Mayores del IMSERSO y candidato no electo por el PP en el número 24 de la lista electoral de los populares, y que, muy posiblemente, estará al frente de la Viceconsejería de Bienestar Social.
De los cambios posibles en el organigrama del Ejecutivo melillense damos cumplida cuenta en las páginas de información, por lo que no es cuestión de contar lo mismo en esta sección. No obstante, es imposible pasar por alto que el Gobierno Imbroda, a pesar de reorganizarse y reducir su número de Consejerías, en realidad y salvo cambios de última hora, crece en el número de cargos ejecutivos, al mantener todos los anteriores -aunque con distinta categoría en algunos casos- e introducir el nuevo de presidente de la sociedad, aún por crear, para el desarrollo de los Distritos 4º y 5º de Melilla o, lo que es lo mismo, las zonas más deprimidas de la Cañada de Hidum y Reina Regente.
Podemos decir que Imbroda va a mantener a sus pesos pesados, aunque redistribuye los puestos de responsabilidad que les asigna, tal cual señalamos en nuestra primera página.
Los que se van, además de Mercedes Espinosa y Gavilán -que lo hacen por decisión propia y motivos personales-, son Jesús García y Ramón Antón, hasta ahora viceconsejero de Juventud y consejero de Seguridad Ciudadana, respectivamente.
A pesar de las duras críticas, a Francisco Robles se le mantiene al frente del área de Deportes porque, guste o no, son más los que le apoyan que los que le critican.
Llamativos son también los ‘ascensos’ de Hassan Driss o Catalina Muriel. El primero ni siquiera fue en la lista electoral pero como Muriel, que terminó por ocupar un puesto de difícil salida, pasa de viceconsejero a consejero del área en la que ya venía participando, caso de las de Bienestar Social y de Administraciones Públicas en el de Muriel.
No deja de ser llamativo igualmente el hecho de la macroárea que se crea en torno a Economía, con Esther Donoso y Guillermo Frías ‘degradados’ al puesto de viceconsejeros y bajo la dirección general que ejercerá Daniel Conesa. Tampoco deja de ser extraño el remedo en torno a Fomento, consejería a la que se adscribirán las viceconsejerías de Juventud y Deporte.
El nuevo Gobierno tiene muchos retos. Sobre todo, enfocar su política hacia el mayor desarrollo económico y mayor equilibro social en Melilla. Su programa electoral es muy ambicioso pero debe dirigirse en aras a conseguir combatir con firmeza nuestros mayores problemas, aunque para ello requiere de una mayor colaboración por parte del Gobierno central, que en la etapa de Zapatero precisamente no se ha distinguido por ello sino por las maniobras a favor de conseguir más rédito político en beneficio de las siglas del PSOE. Y no se trata de una crítica caprichosa, sino de una conclusión al hilo de muchos detalles, pero especialmente de lo sucedido con los convenios de cogestión del IMSERSO y Políticas de Empleo.
Por otra parte, no quiero terminar este artículo sin felicitar a mi compañera Fadela, que creo no se ofenderá si digo que empezó conmigo en esta profesión y que ha sabido trabajar en ella sin que los distintos cargos de responsabilidad que ha ejercido en su carrera profesional, caso de su etapa como jefa de informativos de TVM en tiempos del Gobierno de Aberchán, le haya impedido seguir progresando hasta saltar de la Prensa a la política. Como a todos los que ejercerán nuevas responsabilidades o lo que repetirán en ellas, le deseo lo mejor, porque su éxito será nuestro éxito. Si el Gobierno de la Ciudad va bien será porque Melilla va igualmente bien y, de entrada, reconozco al presidente Imbroda su habilidad para asignar puestos y combinar a su vez un perfil de Gobierno aproximado a la realidad multicultural de Melilla.
Dentro de muy poco se deshojará la margarita y comprobaremos en qué nos hemos equivocado, pero creo y espero no tener que corregirme, porque lo principal de cuanto le contamos es un fiel adelanto del Ejecutivo que regirá el destino público de la ciudad durante los próximos cuatro años.