Opinión

El nuevo centro comercial de Nador y el guiño de España

Hace unos días, compartíamos desde esta columna información relativa a la construcción de un centro comercial de lujo en Nador que, como muestra el plano que acompaña a este artículo, estará en las inmediaciones del McDonald's y tendrá vistas al mar.

De momento sabemos lo que en Marruecos quieren que sepamos. En vistas de la curiosidad que ha despertado el proyecto, incluso en la prensa marroquí, que se ha hecho eco de nuestra publicación, hemos indagado un poco más.

Pero no hay mucho más allá de los terrenos recientemente acotados. Si acaso, que por su cercanía al mar este centro comercial "de lujo" no está previsto que tenga sótano y que el proyecto contempla que las tiendas se distribuyan en tres plantas.

No sabemos si existen previsiones de fecha de inicio de las obras ni mucho menos para cuándo tienen previsto inaugurarlo. Lo que sí sabemos es que entra en el proyecto de desarrollo de la Mar Chica, del que se habla desde hace tantísimos años sin que, hasta el momento, se noten grandes avances.

La construcción o no de esta especie del Morocco Mall, infinitamente más modesto que el de Casablanca o el proyectado en Marrakech, evidentemente competirá con algunas marcas que tenemos en el Parque Murias de Melilla, pero no tiene por qué estrangularnos.

Si abre la frontera, atraerá compradores de Melilla deseosos de adquirir primeras marcas, pero al ser un centro comercial "de lujo" no tiene nada que ofrecer al grueso de los cerca 180.000 marroquíes que residen en la zona, muchos de los cuales se ganan la vida en nuestra ciudad. Ellos seguirán comprando en nuestros supermercados con precios mucho más competitivos.

Ahí está el ejemplo del centro comercial Marjane, de Nador, que no se llenaba antes de la pandemia ni cuando tenía ofertas. Nunca ha sido un problema para Melilla.

Creo que nos podemos complementar y ampliar la oferta turística de toda esta zona. Oiga y si no abre la frontera, ellos se pierden al consumidor español y nosotros al marroquí. Perdemos los dos.

Hace unos días me comentaba una chica marroquí que había ido en verano a ver a su familia a Barrio Chino, en avión hasta Málaga, de ahí a Monte Arruit y de ahí en coche a la casa de sus padres, que viven pegados a la valla de Melilla.

Que en pleno siglo XXI pasen estas cosas es, sencillamente, lamentable. Sé que hay mucha gente en Melilla que no quiere que abra la frontera porque entienden que estamos mejor sin todo lo malo que se colaba por ahí.

Yo me pregunto: ¿De verdad estamos mejor sin todo lo bueno que también se colaba? Me consta que en esta ciudad hay familias que han estado enviando dinero a las empleadas de hogar que quedaron atrapadas del otro lado de la frontera sin poder trabajar. Creo que es más lo que nos une, que lo que nos separa.

Eso, en ningún caso, significa que vayamos a obviar la advertencia del Observatorio para Ceuta y Melilla que vino a decirnos lo que todos sabemos: que Marruecos está lanzando amenazas híbridas contra las dos ciudades autónomas.

Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con el ex ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, que el otro día, durante su visita en Melilla para hablar de Economía, terminó hablando más de política y dijo que España debe hacer como China, que habla con todo el mundo, pero hay temas, como el de Taiwán, que no permite que nadie se lo ponga sobre la mesa. Es su línea roja.

Pues bien, Ceuta y Melilla y tal y como está el patio, también Canarias, deben ser las líneas rojas que España no debe permitir que Marruecos ni siquiera mencione. No hay nada que hablar al respecto. A partir de ahí, todo es negociable, en la medida en que nuestro país entienda que lo es.

Hace unos días, me pasaban una foto impresionante: nuestro puerto vacío y el de Beni Enzar lleno de contenedores. Eso es un hecho. No vamos ahora a devanarnos los sesos creyendo que es una situación coyuntural porque no es así. Esto llegó para quedarse.

Marruecos hundió nuestro puerto en la miseria, pero no podemos lamernos las heridas infinitamente. Hay que levantarse de las cenizas. Para conseguir resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes. Oiga, el Mediterráneo da para que comamos todos. Pero hay que poner sobre la mesa precios competitivos.

Hay que conseguir cuanto antes las rebajas fiscales con las que los políticos llevan años poniéndonos los dientes largos y sacándonos votos. Eso se acabó. Y hay que levantar la moral de nuestra gente. Tenemos en Melilla casi el doble de casas en venta que en Ceuta y no hemos sufrido un conato de invasión. 

No podemos permitir que el discurso de que esto está perdido gane la partida. Y para darle la vuelta a eso qué menos que venga alguien de la Casa Real en estos momentos. Si no queremos que sea el Rey, para no enrarecer más el ambiente, que venga Victoria Federica de fiesta a Melilla y que, como el que no quiere la cosa, se haga un selfie al lado de la estatua de Estopiñán.

Aquí necesitamos un guiño, por pequeño y ridículo que sea. Necesitamos algo que nos diga que se sigue apostando por la españolidad de esta tierra porque nos prometieron un Plan Estratégico nacional que no llega y el envío de efectivos del Frontex, que siete meses después de la invasión a Ceuta, todavía está en estudio. Un solo gesto de confianza y seguro que muchos propietarios retiran el cartel de "Se vende".

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