El Primero de Mayo se ha convertido en los últimos años más en un día festivo que en un día reivindicativo.
Al menos para la mayoría de los ciudadanos que, salvo en el seno de UGT, aprovechan el 1 de mayo para descansar y disfrutar de la primavera que para salir a la calle a reivindicar derechos laborales.
Parece que han quedado atrás esos primeros de mayo en los que los trabajadores salían a la calle para demandar mejoras salariales y mejores condiciones de trabajo. Los años pasan y una vez logrados esos derechos parece que están ahí desde siempre. Todo lo contrario. Todo lo logrado hasta ahora para los trabajadores se ha conquistado y aunque aún hay camino por recorrer, porque no faltan hoy día reivindicaciones que hacer en este terreno, no se lucha igual que, por ejemplo, hace treinta años.
Ayer, nuevamente, los ugetistas celebraron en solitario el 1 de mayo. El resto de los sindicatos en Melilla optan por conmemorar este día con cierta antelación, nada reprochable, pero teniendo en cuenta la esencia misma de la existencia de los sindicatos, como poco se agradecería un poquito de unidad.
El secretario general de UGT, Alonso Díaz, recordó que ayer se cumplían 125 años desde que en España se celebró por primera vez el Día del Trabajo. Si la lucha por los derechos laborales ha cambiado de treinta años a ahora, hace 125 años es la noche y el día.
En todo caso, había más compromiso y más implicación en los corazones de los trabajadores para movilizarse que ahora. Con el tiempo y con la consecución de las conquistas en este terreno, esos trabajadores y los que se han ido incorporando, con suerte, al mercado laboral han ido delegando, con los años, esa lucha a los sindicatos.
Es por ello que al Día del Trabajador le ha quedado prácticamente el nombre, pues las movilizaciones no cuentan con la misma participación que antaño.