El Partido Socialista ha parado el derribo del muro del Parque Hernández que había alzado como bandera el socio mayoritario del Gobierno, Coalición por Melilla. De nada sirvieron los estudios que avalaban la necesidad de integrar ese espacio verde en la zona peatonal de la ciudad. Querer eso es una cosa y otra muy distinta es conseguirlo tirando el muro. La gente suele querer una cosa y la contraria y no le gusta que la fuercen a tomar decisiones difíciles.
Pero en este caso, la opinión pública habló alto y claro. Las redes se movilizaron contra la propuesta de CpM. Seguir adelante con ese proyecto habría sido un suicidio político, por muy moderna que se vea la propuesta en las maquetas.
El debate dejó de ser objetivo en el momento en que se convirtió en una cuestión ideológica. No estábamos ante un problema de urbanismo y medio ambiente sino ante posturas políticas encontradas.
El PSOE necesitaba esta victoria porque su fama de mala gestión en Melilla le precede. Eso no se debe a un hecho concreto sino a la concatenación de errores. Ahí entran el rosario de ceses y dimisiones; tener las competencias de personal en un Gobierno sobredimensionado o tener las competencias de sanidad en plena pandemia. Cuenta, además, que encima nos hayamos quedado rezagados en la vacunación del covid; la declaración del nivel de alerta 1 por la rabia; los bonos turísticos que salieron cuando el año pasado se acabó el verano y que han pasado por dos episodios de impagos; el proyecto del Cargadero del Mineral paralizado y 600.000 euros devueltos a Madrid...
Probablemente sin quererlo y a pesar de haberle dado un vuelco (para bien) a la oferta cultural en Melilla, los socialistas se convirtieron en los grandes perdedores de la coalición, hasta el punto de que la gente se acuerda más de la paella de Mohand que de que fue Treviño quien consiguió quitar la estatua de Franco de la entrada del puerto.
La frontera amagaba con ser un éxito redondo para los socialistas, pero vuelven a no saber gestionarlo. Llevan deshojando la margarita demasiado tiempo y la paciencia de la gente que sufre por la separación familiar es finita.
En cuanto han empezado las dilaciones, el latiguillo de que no hay fecha fija para reabrir la frontera le ha puesto en contra a la mayoría de la ciudad que tiene familia o propiedades del otro lado de la verja. Menos mal que el famoso 'viva' lanzado a Mohamed VI en la primera y única protesta de melillenses pidiendo que reabra la frontera obligó a todo el mundo a recular porque lo último que quiere alguien en Melilla es dar motivos para que le coloquen el sambenito de pro-marroquí.
Pues bien, en un debate tenso, en la Comisión de Patrimonio, el derribo del muro quedó finiquitado a pesar de los pesares. Seguiremos teniendo el Parque Hernández de toda la vida porque aunque la mayoría de los melillenses asegura en una encuesta que quiere integrar esa zona verde en el centro de la ciudad, también quiere lo que ha tenido siempre. En política es temerario intentar hacer cambios bruscos a pocos meses de las elecciones.
El muro del Parque Hernández ha dado oxígeno a un PSOE que lleva tiempo intentando desmarcarse de la coalición a la que pertenece. Ahí está el anuncio de la responsable de Medio Ambiente del Partido Socialista de que si tuviera las competencias de Hassan Mohatar haría las cosas de otra manera o cuando anunció que llevaría una moción a la Asamblea para proteger el arbolado.
Hay una línea muy fina entre resaltar las diferencias y escenificar la ruptura. El PSOE sabe que tiene que ponerse las pilas porque las encuestas le dan la mitad de diputados que en 2019. El margen de maniobra es cada vez más estrecho. Todavía están a tiempo de mejorar su imagen gestionando como se espera los fondos europeos, pero lo tienen difícil. El dinero viene y con la misma se va sin que lo veamos tomar formas concretas.
La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, dijo hace un par de días que Melilla está gestionando 41 millones en ayudas y fondos europeos. La mitad se han destinado a línea verde y cohesión social. No lo pongo en duda, pero confieso que no lo noto. Quien no tiene forma de poner placas solares en una ciudad urbanísticamente abigarrada, no va a oler un solo euro.
Lo de cohesión social no sabemos exactamente si se refiere a ayudas a la digitalización o subvenciones contra la exclusión social. Vamos, que no afecta a la clase media que es la que sigue pagando muchos impuestos a pesar de la subida escandalosa de la inflación y pese a que es la que soporta la presión fiscal que mantiene nuestros servicios públicos fundamentales: Educación y Sanidad.
Me gusta el Parque Hernández con muro, pero nunca antes había vivido en una ciudad donde los parques tienen horarios de apertura y cierre y eso me molesta. El otro día me lo comentaba una madre que llegó a las siete al parque infantil que está dentro del Parque Hernández y ya estaba cerrado porque al parecer no ha cambiado al horario de verano. Es una cosa loca.
Entiendo también que la gente de Melilla sienta apego a los lugares en los que ha crecido. Por eso me ha parecido atrevido apostar por un proyecto moderno, que incluye el derribo del muro del Parque Hernández a sólo un año de las elecciones. El PSOE no se lo podía permitir y CpM no lo ha visto venir a tiempo.
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