El barrio del Monte María Cristina destaca, sobretodo, por tener uno de los fuertes exteriores considerado como Bien de Interés Cultural en la ciudad de Melilla, el Fuerte de María Cristina. Construido por piedras para los muros y ladrillos macizos para los arcos y bóvedas, cuenta con un sótano y dos plantas.
Históricamente, este fuerte se levantó para proteger el barrio del polígono residencial La Paz como uso defensivo de la ciudad. El deterioro de la edificación es bastante considerable ya que se pueden ver trozos de piedras caídos, pintadas, basuras o agujeros en las paredes.
Otro de los problemas que acarrea este fuerte es que se ha convertido en un vertedero y una zona de ocio para los más jóvenes del barrio del monte.
Para acceder a este barrio hay que plantearse subir una larga cuesta de escaleras que dan al interior de esta zona, y que no cuentan con ninguna rampa para las personas mayores o con problemas de salud.
Además, está arropado de varias infraestructuras públicas donde podemos encontrar elementos como la salinizadora, la cárcel, el cementerio o un helipuerto.
No obstante, no cuenta con más recursos que estos. Existe únicamente una tienda de alimentos para abastecer a toda la ciudadanía que vive en este barrio, problema que ocasiona que los vecinos tengan que bajar hasta el centro para poder adquirir otro tipo de productos alimenticios o para el hogar.
Juan es uno de los vecino más antiguos de la zona del barrio del Monte María Cristina. Este hombre quiso atender a El Faro para explicar como ha ido evolucionando durante el paso del tiempo toda la zona residencial y el abandono que están sufriendo por las autoridades políticas de la ciudad de Melilla.
Defraudado, afirma que es un barrio demasiado tranquilo y no está contento con la llegada de nuevos vecinos que generan mucha suciedad en la zona.
El Faro se trasladó hasta el interior de las calles del barrio del Monte María Cristina para conocer de antemano qué cosas son las que más le gustan a los vecinos y en qué se podría mejorar de cara al nuevo Gobierno.
Continuando con las declaraciones de Juan, reclama que la limpieza en los contenedores de basura es un agravio para la zona en la que los vecinos de la parte de “arriba” mandan a sus hijos a depositar la basura en los contenedores, y como no llegan la “dejan en el suelo”.
Para este vecino, desde la llegada de estos nuevos ciudadanos al barrio, todo ha ido evolucionado a peor donde la suciedad se hace eco, cada vez más, en ciertos puntos del barrio.
A la misma vez denuncia la falta de mantenimiento que sufre el Fuerte de María Cristina donde se concentra mucha suciedad y se ha convertido en una zona para el ocio de los jóvenes del barrio por la noches.
No se olvida tampoco de la falta de recursos que existen, pues solo hay un pequeño comercio de alimentos en el lugar.
Bussian es uno de los barrenderos de la Ciudad que está destinado al mantenimiento de la limpieza de las calles del barrio y es muy querido por los vecinos. Además, recalca que es una zona bastante tranquila.
El considera que la limpieza de las calles están bien, pero hay mucho descuidado en los contenedores donde los vecinos dejan todos los enseres mobiliarios, sacos de escombros y demás sin respetar el reciclaje.
“Tengo un acogimiento bastante bueno aquí en el barrio. Me respeta todo el mundo tanto niños, como mujeres y personas mayores; como soy una persona humilde no confronto con las personas por la suciedad que, a veces, generan”, explicó el barrendero.
De la misma forma, quiso denunciar la falta de atención que tienen los más jóvenes del barrio que no poseen las mismas oportunidades que el resto para acceder a una formación o al mercado laboral de Melilla.
“Lo que puedo decir respecto a los más jóvenes del barrio es que falta una atención especial para que puedan empezar a formarse y tener la oportunidad de encontrar un trabajo digno. A la juventud de esta zona le falta un empujón bastante grande”, dijo.
Aunque no quisieron salir delante de las cámaras de este medio, Rachid explicó que está contento de vivir en un barrio tranquilo pero denuncia que faltan muchas infraestructuras por lo que considera que esta zona está demasiado abandonada desde hace muchos años.
Tampoco se olvida de los más jóvenes a quienes les pide que se le reinserten en el mercado laboral para que no estén todos los días “perdiendo el tiempo en las calles”.
“Este barrio lo bueno que tiene es que es muy tranquilo. Si miras las calles están todas vacías. Es verdad que le falta un poco más de limpieza pero es problema de la gente que no lo cuida como se debería. A los más jóvenes deberían de darles una oportunidad laboral para que no anden perdidos por las calles y dedicando su vida al ocio nocturno”, exclamó.
Amira vive en la zona alta del barrio, pero afirma que no hace mucha vida con los vecinos. Para ella, a la zona le falta una mejoría del acceso por las escaleras.
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