“El modelo actual de un estudio de arquitectura con un solo arquitecto está desfasado”

El estudio melillense ‘Nexo52 Arquitectura e Ingeniería' recibió la pasada semana uno de los Premios Málaga de Arquitectura 2022. Nexo52, formado por los arquitectos melillenses Marco Antonio Pérez Aguilera, Yousef Bouchoutrouch Muñoz y Juan Carlos Barrio López, mereció el premio especial Ciudad de Melilla por su Proyecto de Rehabilitación del Antiguo Consulado Británico para Estudio de Arquitectura. Los dos primeros se encuentran de vacaciones, pero El Faro charló con el tercero sobre sus comienzos y sus expectativas de futuro.

–¿Orgullosos por el premio recibido en Málaga?

–Sí, por supuesto, muy contentos.

–¿Qué significa para ustedes?

–Para nosotros, es una oportunidad de que se nos vea y se nos reconozca el trabajo. Éramos tres que trabajábamos cada uno por su lado y nos hemos juntado con este fin: conseguir bastante obra y que nuestro trabajo se vea representado, que siempre es bonito para todo el mundo.

–Les han premiado por la rehabilitación de este estudio, que antes era el Consulado británico. ¿En qué ha consistido rehabilitación?

–Esto estaba completamente vacío y lleno de puntales, porque la estructura estaba un poco mal y en cualquier momento se podía caer. Y entonces decidimos conservar los pilares de fuerza del medio, que sí son los originales del edificio, e intentar sacar todos los elementos que había pospuestos. Entonces hemos pretendido limpiar con todo, dejar lo más natural y primigenio que existía en el edificio e ir tapándolo y arreglando las zonas que estaban muy mal. Como se puede ver, cada forjado es distinto. Alguno tiene ladrillo todavía, porque estaba mejor. En algunos sitios tuvimos que enfoscar y reforzar con vigas, porque estaba bastante peor. El lucernario estaba que se caía y lo tuvimos que rehacer, y así hemos ido haciendo cositas hasta que ha quedado esto.

–¿Cuáles han sido los cambios más remarcables?

–Sacar la piedra vista de los muros originales, mantener la estructura tal como estaba salvo algunos refuerzos puntuales (que eran necesarios) y la reconstrucción del lucernario, que en teoría antes era un patio. Además, ya pusimos los suelos hidráulicos. Un problema que tienen todos los arquitectos es que les encantan los suelos hidráulicos antiguos. Pero, como no estaban nada bien para mantenerlos, empezamos a comprar estos, que son lo más parecido a lo que había, pero de materiales nuevos.

–¿Cuánto ha costado la obra y cómo la han sufragado?

–La hemos sufragado a pulmón con los ahorros que teníamos. Han sido unos 40.000 euros.

–¿Cómo y cuándo comenzaron el proyecto?

–La idea de juntarnos empezó un poco antes de que empezara el confinamiento. Incluso ya en anteriores reuniones que tuvimos ya lo habíamos hablado: el modelo actual de estudio de arquitectura de uno solo trabajando y sacando adelante todo lo que lleva encima está un poco desfasado y había que buscar la manera de juntarnos, unir fuerzas y conseguir una cosa así, para poder también repartirnos el trabajo y dejar de depender de uno mismo. Entonces, en el confinamiento fue cuando realmente empezamos a hablar ya más seriamente y empezamos a buscar local y a buscar nombre.

–¿Cómo encontraron este?

–Íbamos a alquilar otro que estaba en la plaza de las Culturas, pero nos vino el casero de Marco (donde él tenía el estudio, en la Avenida) y nos dijo: “yo tengo uno que os puede interesar y es más grande y seguro que está mejor que el que vais a encontrar”. Y, una vez entramos, pensamos “aquí sí se puede sacar algo”, y nos gustó bastante.

–Amor a primera vista…

–Sí, sí.

–¿Cuál es la filosofía del estudio? ¿Qué tipo de proyectos son los que llevan a cabo?

–Ahora mismo estamos inmersos en todo. Siempre hemos mantenido la obra nueva, que es como nos hemos caracterizado siempre; hacíamos obra nueva nada más. Ahora, gracias a que estamos los tres, podemos invertir tiempo en presentarnos a licitaciones, concursos y demás cosas que antes las teníamos un poco aparcadas. Aunque entrábamos de vez en cuando, gracias a que nos repartimos el trabajo, ahora podemos presentarnos a licitaciones de obras públicas y demás. Así que ahora mismo hacemos de todo.

–¿Podría contarme sobre los proyectos públicos en los que han participado?

–Son varios proyectos que teníamos pendientes. Por ejemplo, la sala de autopsias y el camino de la Ensenada de los Galápagos al Trápano eran míos y yo los traje al estudio. La mezquita y el centro social eran de Marcos y de Yousef. La obra de la Policía sí es nuestra totalmente, pero no el proyecto, sino la dirección de obra, que terminamos hace unos días. Son las obras grandes, que tienen mayor visibilidad, pero además podemos estar otras. Por ejemplo, la plazoleta del Rastro sí es un proyecto de los tres totalmente, porque la hemos hecho ahora, y la demolición de los depósitos de Averroes también la hemos hecho ahora. Y eso sí es 100% nuestro. Es un camino que hemos podido abrir gracias a que nos hemos juntado, porque, si no, no había tiempo material de hacer nada de eso.

–¿Cómo de necesarias son este tipo de iniciativas en una ciudad como Melilla?

–Es lo que te decía antes. Ahora mismo, lo del arquitecto como antiguamente, que era solo en su despacho con unos cuantos delineantes que lo hacían todo ya está un poco desfasado. Aquí todo el mundo hace de todo. Todo el mundo aporta lo que puede y cuanta más ayuda se tenga, mejor. Por eso es necesario… Hay pocos estudios que trabajen así en compañía, pero creo que, al final, es el futuro. Los grandes arquitectos de Europa tienen todos estudios compartidos.

–¿Cuál es el panorama de la arquitectura en Melilla?

–Va bien.

–¿Hay muchos estudios como este?

–Sí. Hay varios. Que trabajen tres, con ingeniería y demás, no. Cada uno hace su especialidad. Pero yo creo que poco a poco irán saliendo, porque creo que es una buena idea y una buena iniciativa. Lo que pasa es que es como todo: hay que invertir y proponérselo.

–Aparte de ustedes tres, ¿quién trabaja aquí?

–Ahora mismo tenemos a Paco Carrizo, que es nuestro delineante, y a Carolita Lobato, que es nuestra ingeniera.

–¿Algo destacable que remarcar?

–Nos hace mucha ilusión que se nos reconozca. Toda la prensa ha puesto mucho interés en contactar con nosotros y eso nos llena de orgullo. Veo que es un asunto que puede interesar a la ciudad y que se vea que en la ciudad se pueden hacer cosas, que no es siempre la típica historia de “es que en Melilla no se puede, no hay materiales…”. Si le pones empeño, se puede conseguir cualquier cosa.

–¿Algún próximo proyecto que se pueda adelantar?

–Ahora mismo, tenemos bastantes de iniciativa privada. De público estamos a la espera, a ver si podemos conseguir las licitaciones, pero lo más próximo que hay es la rehabilitación de la plazoleta del Rastro. Y la demolición de los depósitos de Averroes también, que hemos hecho el proyecto y estamos esperando la obra. Y, sobre todo, el de la Ensenada de los Galápagos, que nos hace mucha ilusión, porque es una cosa distinta.

–¿Para cuándo se esperan?

–La plazoleta del Rastro y lo de los depósitos tiene que ser ya mismo. No creo que tarden mucho. Y la otra… pues está ahí… entre permisos y demás… Estamos esperando que nos den el visto bueno, porque, como no es una zona urbana, intervienen la Demarcación de Costas y la Delegación del Gobierno o Cultura. Así que estamos a la espera.