La UD Melilla volvió a dejar escapar una nueva oportunidad...y ya van unas cuantas, para mostrar sus credenciales de equipo dispuesto a pelear por algo más que mantener la categoría, logro que no ha alcanzado aún pero que está muy cerca de conseguirlo.
Quizás esa presión que se auto imponen los propios futbolistas por conseguir algo grande, les está pasando factura ahora que estamos en el tramo crucial de la competición en el que nadie regala nada y en el que los errores se pagan muy caros. Habría que tirar de estadísticas para comprobar cuántos partidos ha acabado el equipo con once jugadores a lo largo del presente campeonato, y qué daños colaterales han conllevado esas expulsiones ya sean a lo largo de un partido o al término del mismo.
Está claro que las ausencias se notan en una plantilla corta de efectivos, pero fastidia más cuando éstas llegan como consecuencia de acciones o comportamientos evitables. Fernando Currás lo dejaba entrever al termino del partido disputado frente a La Roda. El técnico azulino alabó la entrega de sus jugadores, pero también adelantó que mantendría una charla con éstos para tratar de que determinadas acciones o aptitudes no se repitieran en el futuro.
La personalidad de los integrantes del plantel azulino hace que la UD Melilla sea un equipo de carácter, pero también erraría el técnico si solo enfocara la atención hacia la plantilla.
El partido disputado ante el Cádiz en el Ramón de Carranza hizo mucho daño al margen de la derrota. Desde entonces, el equipo ha entrado en una espiral negativa de la que le está costando salir. No menos dañinas van a ser las consecuencias que dejará el choque del pasado domingo ante el penúltimo clasificado. Ojalá no sea así. De momento, Mahanan y Pedro Conde no podrán aportar su granito de arena para intentar enderezar el rumbo el próximo sábado en el Municipal de Marbella frente a otro de los equipos que componen el furgón de cola, que estrenará entrenador ante los azulinos tras el cese de Pablo Alfaro.
Mientras las matemáticas no digan lo contrario la escuadra norteafricana sigue teniendo serias opciones de pelear por acabar el curso entre los mejores, pero, para ello, necesita volver cuanto antes a la senda del triunfo. Los de Fernando Currás tienen que medirse todavía a rivales que le superan en la clasificación, además de tener que hacerlo también a equipos que están en la zona complicada de la tabla. Quedan puntos y tiempo por delante para poner el broche de oro a una temporada irregular, que comenzó con muchas dudas y de la que se espera que no acabe igual.
Los azulinos volverán a tener una prueba de fuego ante el Marbella CF, un rival que se juega mucho en el envite para intentar salir de la quema, pero ante el que la escuadra melillense está obligada a demostrar lo mucho que se juega también.