Categorías: Deportes

El Melilla pasa por un momento delicado.

Sobre todo por el escaso margen de maniobra que tendrían los nuevos dirigentes de cara a afrontar el fatídico 30 de junio.

a incertidumbre que vuelve a rodear, una temporada más, a la UD Melilla mantiene expectante a los aficionados y socios azulinos. Si bien en esta ocasión, a menos de una semana vista para que acabe el plazo fijado por la RFEF y la AFE para que los clubes abonen las cantidades pactadas con los jugadores y  de esa manera evitar el descenso de categoría por la vía administrativa, la entidad unionista debe hacer frente a un pago de 463.102,60 euros a los jugadores y cuerpo técnico correspondiente al ejercicio que está a punto de finalizar.
Todo a punta a que, en principio no habrá denuncias por parte de éstos porque son conscientes de que el Melilla tarde o temprano al final paga pero también es lógico que pueda surgir la duda en algunos por lo que existe la posibilidad de que el 30 de junio la entidad melillense se encuentre con que tenga que hacer frente a algunas denuncias y, si esto ocurre, vendrán las madres mías. Porque si no sale nada claro de la reunión que la directiva , en teoría saliente, tenía prevista llevar a cabo en la noche de ayer , prácticamente no habrá margen de maniobra para los posibles interesados, que no salvadores, en hacerse con las riendas del club decano de la Segunda División B.
El hecho de afrontar el pago, si hubiera que hacerlo de manera inminente, es el primer escollo a salvar pero también es obvio que el aspirante o aspirantes a la poltrona azulina quieran conocer de primera mano la subvención que destinará la Ciudad Autónoma para comenzar a dar forma a un nuevo proyecto que, de momento, tendría visos de partir en desventaja con el de las últimas temporadas pero no por ello dejaría de ser ilusionante.
L a crisis que asola al país se deja notar en todos los ámbitos y no iba a ser menos en el mundo del fútbol. La UD Melilla ha gozado de un período muy saludable en el aspecto económico y no ha sabido o no ha podido aprovechar el momento para salir del pozo de la Segunda B aunque opciones ha tenido en las dos últimas temporadas para hacerlo.
Se ha intentado pero no ha podido ser y ahora toca, de nuevo, apretarse el cinturón en época de vacas flacas pero el Melilla, con el apoyo institucional del que goza, seguirá siendo uno de los pocos privilegiados de toda la categoría. Más aún si los nuevos dirigentes que se decidiesen a dar el paso o los actuales si apostasen por continuar, recibieran la misma ayuda de la Ciudad Autónoma o, en su caso, que el recorte fuera lo menos drástico posible.
Entre tanto, el mercado sigue bastante parado no porque falten ofertas sino porque los futbolistas y técnicos saben que la situación permite esperar para acertar en la elección del equipo en el que firmar y donde la principal premisa, más que el proyecto deportivo, es la seguridad económica.

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