La Consejería de Medio Ambiente terminó el jueves los trabajos de limpieza en la playa de Horcas Coloradas l Ayer algunos bañistas se acercaron a la zona, aunque el Levante dejó el agua muy sucia
El tiempo no fue ayer un buen aliado para la apertura oficial de Horcas Coloradas. El jueves el consejero de Medio Ambiente, José Ángel Pérez Calabuig, adelantaba en declaraciones a El Faro que muchos melillenses habían llegado a la playa en cuanto se habían quitado las vallas de prohibición, a pesar de que la inauguración era ayer. Esos bañistas adelantados, tuvieron más suerte que los que ayer eligieron esta zona del litoral costero para darse un chapuzón. El cambio a Levante provocó que la suciedad se convirtiera en la protagonista.
Al mediodía menos de medio centenar de personas ocupaban la playa. Curiosamente la mayoría estaban en la zona no recomendada para el baño por la posibilidad de desprendimientos, algo de lo que se advierte en un cartel del Ministerio de Medio Ambiente. El resto se repartía por la zona ‘autorizada’ de arena. En el agua, muy poca gente. Había que ser valiente para adentrarse en el mar. Teniendo en cuenta que hasta hace poco el fondo marino de Horcas estaba lleno de hierros y otros materiales peligrosos que hacían que el baño fuera no apto, meterse en un agua completamente marrón no parecía muy buena idea.
Los melillenses llevaban meses esperando poder disfrutar de esta playa, que el año pasado no pudo usarse y hace dos sólo estuvo abierta un día, porque se produjo un accidente con un bañista que obligó a volver a cerrarla. En los últimos meses los técnicos de la Consejería y los operarios de la adjudicataria de la obra se han esforzado para intentar que la playa estuviera a punto. El objetivo inicial era abrirla al mismo tiempo que el resto del litoral. Sin embargo, finalmente el mal tiempo impidió que los trabajos pudieran estar listos.
Ayer la playa ya contaba con duchas en funcionamiento y dos baños químicos. Un socorrista se encargaba de velar por la seguridad de los que disfrutaban de la jornada veraniega. Aunque faltaban algunos detalles, la bandera roja colgaba de una palmera y tampoco había sombrillas como las que sí tienen los bañistas de las playas del Paseo Marítimo o la Ensenada de los Galápagos.
Aún quedan algunas semanas de verano para que los melillenses puedan, con más suerte que ayer, disfrutar de esta playa tan deseada. Los trabajos de mejora continuarán en los próximos años, ya que esta fase ha sido sólo la primera de cuatro, cuya inversión asciende a 12 millones de euros. El objetivo es arreglar lo que durante años se estropeó arrojando escombros y basura al mar. Parece que esta vez, las cosas sí van por buen camino, a pesar del Levante de ayer.
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