Categorías: Tribunales y Justicia

El jurado popular delibera hoy sobre la autoría de la muerte de un argelino

En la mañana de ayer finalizó la exposición de todas las pruebas y los alegatos de la fiscal y el abogado defensor. La Fiscalía se apoya en la declaración de los testigos y la defensa alega que las pruebas están “viciadas”. En la mañana de hoy el jurado popular comenzará la deliberación para determinar si el ciudadano tunecino, Rida Iari, es el supuesto autor del homicidio de un inmigrante argelino en marzo de 2012 en las inmediaciones del CETI en la Pista de Carros. Ayer finalizó la exposición de las pruebas forenses y del análisis de las ropas de agresor y víctima con las comparecencias de los facultativos y los médicos forenses. Después el Ministerio Fiscal y el abogado defensor concluyeron sus alegatos. El primero ratificó su petición de 12 años de prisión y el segundo la libre absolución de su cliente. La sesión finalizó con el último turno de palabra del acusado quien expuso: “Pongo a Dios por testigo que la primera vez que vino la Guardia Civil estaba cenando y la segunda, estaba durmiendo”.

El peso de los testigos
La Fiscalía centró su alegato final en los testimonios de los testigos que vieron cómo la víctima, un ciudadano argelino Ahmed Znifeche, cayó desplomado con las ropas manchadas de sangre a causa de la puñalada que le atravesó el corazón. Hizo múltiples referencias al testimonio del propio procesado para poner de relieve lo que consideró la fiscal que eran contradicciones con la versión de los hechos ofrecida por los testigos. Como ejemplo, destacó el hecho de que en el momento en el que se estaba sucediendo la pelea con “gritos, alaridos y golpes”, el acusado no escuchara nada desde el contenedor donde vivía, en ese momento, estaba cenando a pesar de que la reyerta estaba sucediendo a escasos metros.
Resaltó el hecho de que el matrimonio argelino con el que compartía la ‘vivienda’ hiciera una detallada descripción de los hechos, coincidente con la versión ofrecida por los dos inmigrantes subsaharianos que también estaban allí, sin embargo, ningún miembro de esta familia se atreviera a identificar al agresor. “Tenían miedo porque vieron lo que pasó y no querían ser las siguientes víctimas”, recalcó.
El hecho de que no se hallara en el lugar de los hechos el arma homicida es un detalle que la fiscal no pasó por alto si bien no lo consideró esencial, dado que el resto de las pruebas, a su entender, apuntan como único culpable de la muerte del argelino al acusado, Rida Iari. Además, insistió ante el jurado popular que se trata de un homicidio doloso y no imprudente, pues “una vez que cogió el cuchillo asumió el riesgo y las consecuencias. Buscaba el daño mayor al coger ese arma”.
También destacó el hecho de que los especialista en análisis genético encontraran “un perfil de ADN en los pantalones del agresor con una alta probabilidad de que éste fuera de la víctima”.

Pruebas “viciadas de nulidad”
El alegato del abogado defensor se centró en desmontar las pruebas que, a su juicio, están “envenenadas” o “viciadas de nulidad”. Se esmeró en exponer ante el jurado popular que muchas de las pruebas que se han expuesto durante el juicio no tendrían valor para un juez.
Por una parte, el letrado de la defensa Antonio González destacó que de todos los testigos presenciales de los hechos, solamente uno estuviera presente en la sala de vistas.
Las declaraciones del resto fueron reproducciones de los testimonios que en su día hicieron ante el juez instructor y que fueron grabados. Para el letrado, las versiones de unos y otros son contradictorias. Mientras que uno de los subsaharianos no vio la agresión, el segundo sí dijo que vio cómo el agresor intentó apuñalar varias veces a su víctima sin consumar esas tentativas. “Si estuvieron juntos todo el tiempo los dos cameruneses, tuvieron que ver lo mismo”, recalcó. Además, la madre y el hijo de la familia que también vivía en el contenedor fueron testigos presenciales, pero para el abogado defensor no es comprensible que una madre consienta que su hijo pequeño vea la escena de un crimen.

“El fruto del árbol envenenado”
Uno de los subsaharianos afirmó ante el jurado popular que identificó al agresor a través de una única fotografía que le mostró la Guardia Civil en el visor de una cámara de fotos. El letrado aseguró que ningún juez tendría en cuenta esta prueba pues las identificaciones válidas judicialmente son las que se realizan a través de un álbum de fotografías o una rueda de reconocimiento. Por tanto, consideró que la identificación del supuesto agresor por parte de los testigos “está viciada de nulidad” al mostrárseles únicamente una fotografía. Se trata, según explicó la defensa, la “teoría del furto del árbol envenenado”.
El testimonio del compañero de celda de su cliente en la cárcel de Melilla al que supuestamente confesó el crimen tampoco es una prueba que normalmente un juez tenga en cuenta, según el letrado. Éste destacó que la versión ofrecida por este testigo protegido no deja de ser “unos hechos que alguien le ha contado” y por tanto no presenciado.
Sobre las pruebas forenses, el letrado defensor destacó que la Guardia Civil no encontró ADN de la víctima en los pantalones de su cliente y que en el cuerpo del ciudadano argelino tampoco había restos genéticos del acusado. Si de verdad se hubiesen peleado, cuerpo a cuerpo, ambos tendrían restos de ADN, según el letrado.
Por último, las dudas del abogado defensor continuaron destacando otros aspectos, como el comportamiento de su cliente en la noche de los hechos, pues éste no se corresponde con el de una persona que acaba de cometer un crimen. “Después de cometer un homicidio una persona no se va a dormir. Lo más lógico es que intentara destruir pruebas”, concluyó.

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