Los conflictos en África, la dureza del viaje y la dificultad de entrar en Melilla, empuja a los subsaharianos a ir a por todas para llegar a la UE.
El perfil del inmigrante que el presidente del Comité de Regiones de la UE, Ramón Luis Valcárcel, refleja en su informe sobre la situación en Melilla y Ceuta, es “desesperado”. Esta situación emocional viene derivada por las precarias condiciones de vida en su país de origen, agravada por conflictos armados, como en el Sahel, por las duras experiencias que viven durante su viaje hasta territorio europeo y las dificultades para entrar en Melilla. Para Valcárcel, estos son los factores que influyen en la desesperación de los inmigrantes para “intentar entrar por todos los medios a su alcance a territorio europeo”.
Esta desesperación también es comprendida por el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, quien en muchas ocasiones se ha referido a ella tras saltos de inmigrantes que se han mostrado agresivos con los efectivos de la Guardia Civil y Policía Nacional en la frontera.
Crecimiento constante
Además, el presidente del Comité de las Regiones apunta que este estado de desesperación hace a los inmigrantes más vulnerables para caer en manos de las redes de tráfico de seres humanos. De hecho, Valcárcel destaca que las rutas que siguen los inmigrantes desde su país natal hasta Melilla están siendo “explotadas” por las mafias desde la primera década de este siglo.
Este conjunto de factores ha hecho que en Melilla la presión migratoria no haya descendido, al menos, desde 2010, cuando entraron irregularmente 1.940 inmigrantes hasta los 2.490 del año pasado. Las entradas se han intensificado en lo que va de año. En tres meses, han conseguido entrar en la ciudad autónoma 1.837 inmigrantes, lo que representa más del 73% del total de inmigrantes que entraron en Melilla en 2013.
De éstos, 1.245 son de origen subsahariano, 600 de nacionalidad siria y 31 de origen argelino.
Precisamente, desde finales del año pasado y en este 2014 la llegada a Melilla de ciudadanos sirios ha sido más intensa que en la ciudad de Ceuta, donde únicamente están acogidos en el CETI 113 inmigrantes de este país, desplazados por el conflicto bélico que sufre Siria.
El informe de Valcárcel también detalla los modos de entrada a Melilla. Este año han llegado 7 pateras con 147 inmigrantes a bordo, la Guardia Civil ha interceptado 11 vehículos con 16 inmigrantes escondidos en dobles fondos y a través de la frontera, generalmente con pasaportes marroquíes falsos, han entrado en Melilla 600 sirios y 31 argelinos.
Más presión que en Ceuta
La intensidad de la presión migratoria entre Melilla y Ceuta se hace más palpable en cuanto a la ocupación que registran sus respectivos Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes. En Melilla, la ocupación supera los 1.800 inmigrantes, cuando su capacidad máxima es de 480, según los últimos datos que adelantó ayer El Faro, y en Ceuta están acogidos 587 para las 512 plazas.
La presión asistencial en el CETI de Melilla es muy alta. A los inmigrantes se les da comida, ropa, asistencia sanitaria, cama y asesoramiento para solicitar asilo o refugio.
“Los trabajadores del CETI ejercen una labor extraordinaria de atención a los inmigrantes y ellos mismos son los que detectan también los casos de explotación de mujeres e incluso la llegada de niños y de bebés que sirven a las propias mafias para acceder con mayor facilidad a Europa”, destaca Valcárcel en su informe.
El ex presidente murciano subraya igualmente la colaboración entre instituciones públicas en Melilla para ofrecer una mejor atención a los inmigrantes, como la Comandancia General de Melilla que cedió literas para 753 personas y tiendas de campaña, y la Cruz Roja que ya ha repartido más de 200 lotes de mantas y ropa, además de dar atención sanitaria a los heridos.
Las conclusiones de la cumbre euroafricana
Los países que participaron el mes pasado en la Cumbre UE–África, se comprometieron a intensificar la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos, a través de una mayor colaboración y fortalecimiento entre Estados y la gestión de las fronteras. Se comprometieron a canalizar una inmigración ordenada y legal y fortalecer la protección internacional para refugiados, solicitantes de asilo y los desplazados. Y todo ello, siempre dentro del respeto a los derechos humanos y fundamentales de los migrantes, como eje transversal de las políticas migratorias.