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El Ingesa contempla la posibilidad de contar con una cámara hiperbárica en el nuevo hospital de Melilla

Desde el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) han asegurado este que en estos momentos “contemplan la posibilidad” de contar en Melilla con una cámara hiperbárica, algo que está “en fase de estudio”. Por supuesto, indicaron que se trataría de un dispositivo ya para el futuro hospital, ahora en construcción en nuestra ciudad.

Estas declaraciones, respondiendo a una pregunta de El Faro, se producen un día después de que buceadores de Melilla denunciaran que aquí no contamos en la sanidad pública con una cámara hiperbárica de cinco bares para accidentes de descompresión. Esta cámara, en caso de que por el motivo que sea, un buzo tenga que ascender muy rápidamente a la superficie, sirve para bajar la presión del organismo aunque también tiene otras utilidades médicas.

En Melilla se tramitan anualmente unas 300 licencias federativas para la práctica del buceo. “No es algo que vayan a utilizar solo unas pocas personas. Además de los dos clubes de buceo, contamos con otros buceadores profesionales, como los GEAS de la Guardia Civil”, apuntan.

Este dispositivo tendría un coste de unos 180.000 euros y el modelo que piden es una que consta de dos partes separadas y de al menos cinco bares de presión. Así, tendría un espacio para el paciente y otra antesala para el médico. Ante un accidente de descompresión en el agua, el tiempo máximo para utilizar una de estas cámaras es de dos horas, por lo que resultaría realmente muy complicado poder llegar hasta la Península.

Cámaras privadas

Ahora mismo en Melilla se dispone de dos cámaras hiperbáricas pero no en la sanidad pública y ambas llegan hasta una presión máxima de cuatro bares. Concretamente, hay una en Med Sport Clinic, centro de Fisioterapia, y otra depende de la empresa Hiperbárica y oxígeno Melilla S.L y está en la clínica de Fisioterapia de Francisco Navarro.

Desde esta última entidad, Navarro explica que cuenta con ese dispositivo, que costó unos 70.000 euros, desde hace casi cuatro años. En su caso, tiene un acuerdo con el Ingesa para tratar los pies diabéticos y también la emplea para la recuperación de diversas lesiones deportivas (tiene acuerdos con los clubes de fútbol sala o de voleibol) o para la preparación antes de las competiciones.

“Sí que tenemos una cámara hiperbárica, otra cosa es que sirva para accidentes de buceo graves, que son a partir de 22 metros de profundidad. Pero con la legislación actual, tiene que ser muy, muy mala suerte que se produzca a esa profundidad, porque al princiopio se desciende hasta un máximo de 20 metros”, resalta.

En su opinión, “es una barbaridad, es una burrada sin pies ni cabeza” hablar de una cámara de cinco bares. “Cuando hemos hecho los cursos para la cámara hiperbárica, lo primero que nos dicen es que, de todas formas, si hay un accidente grave de buceo, puede ser que no se llegue a tiempo .

Entonces, ante la duda, sí que sirven las cámaras hiperbáricas que tenemos en Melilla. El único inconveniente es que el médico no se podría meter dentro porque son monoplaza”, concluye.

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