Categorías: Opinión

El 'incendio' de Melilla, según Imbroda

Juan José Imbroda lo dejo ayer bien claro. En una rueda de prensa que concibió con el ánimo de trasmitir una valoración general sobre la importancia de las próximas elecciones generales, el presidente de la Ciudad, a petición de este Diario, acabó bajando al terreno inevitable de la propuesta más prioritaria del PP regional ante el posible y futuro Ejecutivo central que presida el líder nacional de los populares, Mariano Rajoy. Y en este contexto, para Imbroda no hay vuelta de hoja: Más allá de las medidas estructurales, que resultan cruciales de cara a un futuro a medio y largo plazo, hay que forzar medidas urgentísimas para lo que vino a comparar con un incendio, tal cual es el elevadísimo número de parados que se concentra en nuestro pequeño territorio.
No quiso ser muy preciso, pero dio a entender que su Gobierno forzará más partidas para hacer posible más contratos en el marco de los Planes de Empleo.
Como él mismo reconoció, las llamadas “políticas activas” contra el paro -que de activas tienen poco y sí más de ocupacionales- no son más que “pan para hoy y hambre para mañana”, pero también son una fórmula inmediata para emplear a los parados y, sobre todo, dotarlos de algún tipo de ingresos económicos.
Imbroda recordó cómo en el 2004, a propuesta de su Gobierno de entonces, el segundo Gobierno de Aznar aprobó unos Planes de Empleo que supusieron dar un giro de ciento ochenta grados a las políticas que venían desplegándose hasta entonces en Melilla por el antiguo INEM. Se incrementaron enormemente las cuantías para fomentar puestos de trabajo eventuales en el marco de programas o proyectos concretos subvencionados por el Estado, y nacieron los Planes de Empleo que, finalmente, han incrementado su partida en sus dos últimas convocatorias, gracias a la presión de CpM en su ya extinta coalición con el PSOE melillense.
Imbroda sabía entonces que el finiquito del sistema de cooperativas que impulsó Aberchán y que terminó suponiendo un alto coste a nuestras arcas locales -por convertirse en una fórmula de acceso al empleo público por la puerta de atrás- exigía de alguna contrapartida para asegurar la paz social y la ocupación de los miles de parados que, en aquel año 2004, no alcanzaban la cifra de 5.000.
Conforme explicó, en ese contexto, dar trabajo a unos mil desempleados podía servir de colchón en pro de la estabilidad de Melilla. Siete años más tarde, con once mil parados, dar trabajo a un diez por ciento no es solución y hay que activar otras fórmulas que, con carácter inmediato, no pasan por otra vía que la misma receta de los Planes de Empleo.
Su compromiso es firme pero también difícil en un contexto económico nacional muy duro y no exento de sorpresas, como ya se ha desvelado en algunas comunidades autónomas que, en el cambio de color político de sus respectivos gobiernos, han encontrado la oportunidad de descubrir los muchos agujeros negros que han dejado en sus cuentas los anteriores gobernantes socialistas.
De ahí que su empeño resulte arriesgado pero también valioso en estos previos de unas elecciones. No creo que pueda aventurarse en prometer, como promete, un giro tan radical en favor de Melilla con un futuro Gobierno de Rajoy, si no cuenta con el compromiso previo del futuro presidente nacional de que va a respaldarle. De lo contrario, qué dirá Imbroda una vez Rajoy gobierne si las cosas siguen como hasta ahora, es decir, en un estado de letargo que ha venido a demostrar la miopía del PSOE a la hora de valorar la realidad melillense y la necesidad de actuar frente a ella con criterios particulares y distintos a los que se utilizan para el conjunto de España.
El PSOE parece haber olvidado que nuestra ciudad no está aún a la altura del resto de la Nación por mucho que en nuestra tierra haya capas sociales que vivan mucho mejor que la media de los españoles. Tenemos parámetros muy preocupantes que denuncian los extremos desequilibrios sociales que se dan en Melilla y que exigen de actuaciones excepcionales.
Imbroda lo tiene claro y parece que Rajoy también. Esperemos que después del 20-N, si se cumplen las previsiones que anuncian todas las encuestas, esa claridad se materialice porque, de lo contrario -y no quiero ser pesimista- no nos va a salvar ni la UE.
No creo que Imbroda pueda aventurarse en prometer, como promete, un giro tan radical en favor de Melilla con un futuro Gobierno de Rajoy, si no cuenta con el compromiso previo del futuro presidente nacional
Como él mismo reconoció, las llamadas “políticas activas” contra el paro no son más que “pan para hoy y hambre para mañana”, pero también son una fórmula inmediata para emplear a los parados

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