Las cifras cantan, hablan por sí solas y ponen en evidencia una vez más que los resultados electorales se adulteraron de una forma salvaje en las pasadas elecciones generales, cuando la candidatura única de PSOE-CpM, con el que a la postre fuera delegado del Gobierno como principal candidato, logró romper la tendencia del voto en Melilla desde el año 2000, acortando inusitadamente a un único punto de diferencia la distancia entre Gregorio Escobar y el finamente electo candidato por el PP, Antonio Gutiérrez. Digo esto por el bajón de casi un 63% que ha dado el voto por correo respecto de aquellas generales de 2008, que por la misma causa del aumento bestial del sufragio postal -en más de un 100% respecto de 2004- siguen investigándose en los juzgados melillenses por lo que todo conocemos como 'el presunto fraude del voto por correo'.
Los socialistas, que hace cuatro años no admitieron ni el tirón de CpM a su favor ni tampoco ningún extremo del complejo caso judicial en el que la mayoría de su cúpula local se encuentra imputada y acusada de presuntos delitos electorales y alguno de falsedad documental, siguen negando a través de sus portavoces mediáticos algún tipo de correlación entre los excepcionales aunque insuficientes resultados a su favor de hace cuatro años y el porqué de sus nefastos resultados de mayo pasado, cuando CpM vuelve a concurrir electoralmente por separado y moviliza todos sus recursos y potencial en su exclusivo favor.
Ni el PSOE fue capaz hace cuatro años de hacer una lectura adecuada de aquellos resultados incomprensibles en una dinámica electoral lógica, si no fuera por su asociación con los cepemistas y otras circunstancias como las que dieron pie a la mastodóntica causa judicial del presunto 'fraude del voto por correo', ni ha sido capaz tampoco de analizar adecuadamente su fracaso de mayo pasado, cuando parte de su electorado viró a favor de otras alternativas objetivamente más implacables o con mayor capacidad de liderazgo contra el PP de Imbroda, tal cual era el caso inicial del nuevo PPL de Ignacio Velázquez.
Los socialistas se afanan en querer trasmitir que unas generales nunca son comparables a unas autonómicas, al tiempo que restan valor a unos 'socios', los cepemistas, a los que no sólo han expulsado de su lado con cajas destempladas, sino con argumentos similares a los que el PP siempre ha utilizado contra CpM, cuando el partido de Aberchán se ha cebado en explotar su vena identitaria en beneficio de su rédito electoral.
Tras el 20N, posiblemente, se parapetarán tras la crisis económica mundial y el poder mediático que siempre sitúan en su contra, con tal de no admitir sus errores y dejar de ver que, una vez más, como ocurrió en 1995, cuando CpM compareció en la palestra pública, no han hecho otra cosa que evidenciar su nula capacidad para hacer del Partido Socialista una fuerza política plural y capaz de dar valor y protagonismo a todas las corrientes y sensibilidades que componen la sociedad melillense.
El PSOE cayó en picado en esta ciudad cuando parte de su electorado natural se erigió en torno a una fuerza propia, que le otorgara el protagonismo que le correspondía y dejara de utilizarla como una mera mercancía electoral.
En quince años no sólo no ha aprendido nada. Ha resucitado a los prebostes socialistas de entonces, responsables principales de aquella debacle. Los mismos que expulsaron a Aomar Dudú del partido para imponer una ley de extranjería que luego tuvieron que dejar de aplicar en Melilla porque la opinión pública nacional e internacional sí supo volcarse con la misma causa justa que los socialistas se empeñaban en negar a capa y espada.
Ahora han resucitado a los fantasmas del pasado para decirnos que fue gracias al PSOE que se reconocieron los derechos civiles, juridicos y políticos de los melillenses hispanobereberes, a los que hasta entonces mantenían con la 'chapa de perro' y a los que obligatoriamente querían tratar como extranjeros en su propia tierra.
Se atribuyen medallas que sólo corresponden a los mismos musulmanes melillenses que lucharon, sufrieron, fueron apaleados y hasta en algún caso perdieron la vida en aquellos años duros de transición a la Melilla actual.
No fueron los únicos que no supieron ver, pero a diferencia de otros no sólo no han evolucionado nada, se empeñan en sus mismas treces y así les va.
Por eso lamento que personas válidas como son los soplos de aire fresco que han entrado en el PSOE últimamente no tengan otras opciones que la de someterse a la quema cuando todo está ya perdido. Admiro a Gloria Rojas, su entusiasmo, su capacidad para ponerse al día, pero lamento que esté siendo utilizada en pro de la pira electoral por sus interesados compañeros/dirigentes del mismo partido.
En el PSOE la renovación no podrá postergarse tras el 20N. La dirección que llegó de la mano de los liberados sindicales vitalicios de la UGT ya no puede quemar más al partido.
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