Fuentes del Cuerpo dicen que el agente había sufrido “un linchamiento” en su puesto de trabajo.
El agente de la Benemérita que inhaló gases del tubo de escape de un coche con la intención de quitarse la vida la noche del pasado sábado estuvo “a dos minutos de la muerte”. Así lo aseguraron a El Faro fuentes del Instituto Armado, que indicaron que, según el parte médico, los sanitarios atendieron a esta persona con muy poco margen.
De hecho, fue gracias a que dos mujeres paseaban por la zona y vieron cómo este efectivo de la Guardia Civil colocaba la manguera en la salida de humos de su vehículo, ante lo que alertaron a Bomberos y servicios médicos, que intervinieron antes de que fuera demasiado tarde.
Segundo intento
Además, estas mismas fuentes ponen sobre la mesa que no fue la primera vez que esta persona intentó llevar a cabo una acción similar contra su propia persona. Así pues, indicaron que hace unos meses, probó a realizar un acto similar, pero con un arma reglamentaria. Un intento que quedó en nada “gracias a la rápida y efectiva intervención de dos compañeros” del Cuerpo.
Detrás de estas intentonas hay, según estas fuentes de la Benemérita, un caso de “linchamiento” y prácticamente acoso por otros miembros del Instituto Armado. Todo surgió, según las fuentes, a raíz de la denuncia de una mujer, que se quejó de que este agente no atendió correctamente a ella y a su hija ante un caso de posibles abusos sexuales.
Las fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico explican, sin embargo, que se trató de una confusión, ya que la mujer se encontraba a escasos metros de la Comandancia y el agente le sugirió que acudiera allí para recibir una mejor atención.
“No cualquier tuercebotas militar vale para mandar”
Al hilo de lo acontecido la noche del sábado, cuando un agente de la Benemérita inhaló gases de un coche con la intención de quitarse la vida, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) lamenta lo ocurrido a un “compañero y amigo” e insta a recordar que los agentes de este Cuerpo también son personas, con sus sentimientos.
“No cualquier tuercebotas militar vale para mandar a los agentes”, sostiene esta organización, que apela al valor humano a la hora de tratar a los agentes, en especial a los de Melilla.
De hecho, desde esta asociación lamentan que en la ciudad se hayan dado bastantes casos de intentos de quitarse la vida. “Hubo una época en que tuvimos dos o tres casos el mismo mes”, aseguran. “Por eso decimos que para mandar, primero hay que saber dar órdenes a las personas”, concluye.
“La situación de estrés que viven muchos agentes en Melilla es muy alta. En la valla esta sensación es enorme”, dicen desde AUGC.
Por lo tanto, desde esta organización, la más numerosa dentro de la Guardia Civil, lamentan que este tipo de casos respondan, a su juicio, a una mala gestión de las estructuras por parte de los mandos del Cuerpo, que sostienen que llevan a cabo su labor sin pensar en las personas o su situación.
Asimismo, recuerdan que dentro de la Benemérita, hay agentes que han vivido “situaciones insostenibles” a causa de este trabajo, como el caso de este agente que inhaló gases de su coche.