Categorías: Cultura y Tradiciones

‘El gran trueque’ permite el intercambio de ideas y de objetos materiales

Más de 50 personas, niños, jóvenes y adultos, dieron una nueva vida a las prendas de ropa, los juguetes y los libros que otras personas habían desechado.

El pasado domingo, el viento evitó que se celebrara ‘El gran trueque’. Sin embargo, el buen tiempo que hizo ayer propició que por fin se llevara a cabo esta iniciativa tan novedosa en la plaza de Estopiñán de El Pueblo. Más de 50 personas se acercaron hasta este lugar para intercambiar esas prendas de vestir que ya no utilizan, los juguetes, objetos de decoración y libros que están arrinconados en casa ocupando espacio por otros. Desde la 16:00 horas, la organización recogió todos estos ‘trastos’ y ropa que estaban en buenas condiciones y entregaron a sus dueños unas cartas como vale para que luego escogieran lo que quisieran del conjunto. Todo tenía el mismo valor, es decir, que unos altavoces de ordenador podían cambiarse por unos zapatos o por una novela romántica.
Pero, ¿a quién se le ha ocurrido la idea de este gran trueque? Y, ¿por qué celebrar una iniciativa como ésta? Madeline Maxwell y Teresa Kirchner son las creadoras de esta nueva forma de intercambiar cosas en Melilla.
Maxwell explicó a El Faro que está en la ciudad por motivos de trabajo y que fue en el mes de noviembre, hablando con su amiga, cuando se dieron cuenta de que echaban de menos ir a comprar ropa a tiendas de segunda mano. Así, aseguró que en Inglaterra y en Alemania, de donde proceden estas dos chicas, hay una mayor cultura sobre las prendas y los objetos de segunda mano.
Desde esa conversación, la idea les rondaba en la cabeza, pero debido a las vacaciones de Navidad y el mal tiempo de estos meses, dejaron la iniciativa de montar un ‘gran trueque’ hasta la semana pasada. Sin embargo, debido al viento, tuvieron que aplazar este vento hasta ayer.

Intercambiar más que cosas

Maxwell indicó que ‘el gran trueque’ es mucho más que llevar una prenda de ropa, ya que el objetivo es el intercambio de ideas, construir charlas y hablar con personas con las que seguramente no se tendría una conversación en otro contexto.
Tanto ella como Kirchner estuvieron el pasado domingo en la plaza de Estopiñán por si aparecía alguien que no supiera que estaba aplazado este evento. Allí conocieron a un joven inmigrante residente en el CETI y a un señor que trabaja en la Ciudad. Esta anécdota da sentido a esta idea del trueque, pues posiblemente, no habría un espacio en el que estas dos personas de mundos diferentes pudieran intercambiar impresiones sobre qué les parece este tipo de iniciativas.
Maxwell sí había acudido en un par de ocasiones en Inglaterra a un trueque, pero nunca lo había organizado, por lo que manifestó su miedo a que la gente no acudiera a esta iniciativa. Sin embargo, se mostró encantada cuando se juntaron tantos objetos y prendas que la gente había llevado ayer. De hecho, fueron muchos los participantes que aportaron hasta cinco y seis cosas, y que decidieron llevarse otras tantas.
Para la organización de este evento, realizaron una página en Facebook desde la que animaron a sus amigos a inscribirse y diseñaron un cartel que fue dibujado por su amiga Louis, quien recibió muchas alabanzas.
Como Melilla es pequeña, se corrió la voz enseguida, aseguró Maxwell.
“Nos preocupa un poco que la gente piense: Estas locas. No va a ir nadie”, indicó, pero finalmente la curiosidad de los melillenses dio sus frutos en esta convocatoria. Incluso habían pensado que aunque no acudiera muchas gente llevando sus cosas para intercambiarlas, acudirían para conocer de cerca en qué consistía el trueque.
Mucha gente les preguntaba si se podrían volver a llevar sus cosas si no encontraban nada que les gustase. Pero Maxwell explicó que el sentido del trueque no es eso, pues la gente debe aportar algo de lo que desee desprenderse. De esta forma, no le importará que se lo quede otra persona.

Segunda mano es dar vida

Si me puedo comprar algo nuevo, ¿por qué voy a adquirir algo que ya ha utilizado otra persona? “Yo pienso al revés. En Inglaterra sólo compro cosas de segunda mano y me encanta. La gente tiene las cosas iguales por comprarlas en las tiendas de la calle principal. Si adquieres algo y luego se lo ves a otra persona, puedes pensar: ¡Qué pena!, he gastado dinero en algo que lleva todo el mundo. Para mí, es mucho más emocionante encontrar algo único o que tenga una historia”, comentó Maxwell.
En este sentido, una de las curiosidades del trueque que se celebró ayer es que la gente se encontraba con otras personas que habían elegido los objetos que ellos no querían. Esto dio lugar a que se intercambiaran impresiones y se narraran las historias de estas cosas que estaban desechadas o guardadas en algún armario de la casa.
“Lo que me gusta de la idea es que todo el mundo puede venir. No todas las personas pueden ir de compras a la avenida, pero aquí pueden participar sin importar el objeto que aporten. Se trata de intercambiar mentalidades y que haya una mezcla de personas que proceden de contextos sociales diferentes”, indicó la organizadora.
Maxwell aseguró que comprar objetos de segunda mano también supone ahorrar dinero y que este tipo de iniciativas promueven que haya intercambios sin que surjan problemas financieros de por medio.
Pero también insistió en que adquirir cosas de segunda mano es más interesante porque “le estás dando una nueva vida” a una rebeca, unos zapatos, un cuadro o un libro, “cuando para otra persona ya se había acabado su uso”.  

Consumismo-reciclaje

Cambiar la mentalidad de la gente es complicado, tal y como aseguró Maxwell, pero con este tipo de iniciativas se es un poco más consciente del consumismo que solemos profesar. Esta joven organizadora del trueque explicó, por ejemplo, que cuando compramos una prenda de ropa nueva en una tienda no sabemos de dónde procede o cómo la han elaborado. Sin embargo, reciclar una chaqueta que alguien tenía olvidada en una percha porque no desea volver a ponérsela es mucho más útil y práctico. Además, es una actitud que nos permite ser más cuidadosos con el medio ambiente realizando este reciclaje de objetos, según indicó Maswell.
“No decimos que la gente no compre cosas nuevas, sino que pensemos un poco antes de consumir. Las cosas materiales tienen mucha más vida de la que nosotros le podemos dar. Si lo intercambiamos, alguien puede disfrutar de ello y así, no acaba en la basura”, apuntó.
No saben si volverán a organizar otro trueque. Estas dos chicas se irán dentro de un mes a sus países de origen por lo que animaron a los melillenses a continuar con este tipo iniciativas en un futuro. Entre los participantes hubo un grupo de Dibujo Melilla que inmortalizaba en sus cuadernos todo lo que ocurría en este evento.

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