La aportación económica tiene como fin que esta asociación investigue y detecte las fosas comunes donde fueron enterrados los soldados rifeños de las tropas franquistas. Según publicaba ayer el diario ‘El Mundo’, “antes de que acabe el año, el Centro marroquí para la Memoria Común y el Porvenir recibirá una subvención del Ejecutivo de Zapatero de 56.700 euros para la localización de fosas comunes de los soldados marroquíes que participaron en la Guerra Civil española. Esa misma organización –añadía el citado rotativo- también organizará el próximo día 25 un seminario en Rabat cuyo eje central será ‘Ceuta y Melilla y las islas ocupadas’”.
‘El Mundo’ informaba además de que el mismo Centro para la Memoria Común y el Porvenir ha cursado invitaciones para que asistan al mismo seminario sobre Ceuta y Melilla a los embajadores de España, Francia, Portugal, Argelia, Mauritania, China, Gran Bretaña y Estados Unidos con el fin de internacionalizar el foro.
El periódico que dirige Pedro J. Ramírez concluía a tenor de lo anterior que “el Gobierno español subvenciona con miles de euros a un grupo marroquí que cuestiona la españolidad de Ceuta y Melilla”.
Impacto y polémica
El impacto de la noticia es por tanto indudable, dado que el Centro para la Memoria Común que preside Abdeslam Boutayeb tampoco ha logrado ningún pretendido papel de puente entre historiadores marroquíes y españoles en torno a la participación de rifeños en las tropas franquistas durante la Guerra Civil española.
De hecho, aunque el Gobierno español le concedió dicha subvención después de un coloquio en Tetuán celebrado en 2008 para abordar la participación de los marroquíes en la fraticida guerra que propició el Golpe de Estado de Franco, lo cierto es que el mismo coloquio no logró reunir a grandes expertos nacionales en el mismo asunto como la historiadora Rosa Madariaga, quien junto a también historiador Bernabé López García se negó a asistir por el riesgo de que se manipulara la historia al servicio de intereses ajenos a la propia historia.
Los historiadores españoles mencionados, frente a Boutayeb y otros seguidores de la asociación marroquí por la Memoria Común entre España y Marruecos, abogaban por “conocer y asumir la historia común sin prejuicios”, a partir “de investigaciones científicas solidamente fundamentadas en fuentes fiables y no en elucubraciones o informaciones fantasiosas carente de todo rigor histórico”.
En ese marco de fantasía sin rigor, Madariaga y Bernabé López destacaban la denuncia de la asociación de Boutayeb, según la cual hubo unos 9.000 rifeños reclutados menores de 12 años por las tropas de Franco. Un extremo que, como las cifras que cuantifican en más de 80.000 a los rifeños enrolados en las tropas franquistas, resulta inconcebible para los investigadores españoles.
Bernabé López y Rosa Madariaga tampoco creen que los excombatientes rifeños tengan cabida en el marco de la Ley de la Memoria Histórica o en el auto del juez Garzón porque, según dicen, ambos casos “se refieren a las reclamaciones de los familiares de las víctimas de la Guerra Civil y de la represión franquista, a las que se trata de localizar y posteriormente identificar, entendiendo como víctimas a las personas que fueron asesinadas y arrojadas a fosas comunes, y no al os soldados, ya fueran españoles o marroquíes, que murieron en el frente en acción de guerra”.
Controversia en Marruecos
La subvención concedida por el Gobierno Zapatero al Centro marroquí por la Memoria Común suscita además controversia en el propio seno de la sociedad de Marruecos. Así, el profesor Mohamed Nouri, de la Asociación Alcántara para el desarrollo de las relaciones entre España y el reino alauí, considera “extraño” que una entidad con sólo dos años de existencia pueda beneficiarse “con tanta prontitud” de una subvención para un asunto que Nouri duda que vaya a fortalecer las relaciones hispanomarroquíes.
Nouri se pregunta si las familias de los desaparecidos marroquíes han pedido que se “escudriñen” sus tumbas y considera que sería más positivo que las pensiones que aún cobran algunos de los “viejos exsoldados rifeños” que sobrevivieron a la contiendan, fueran equiparadas a las de sus homólogos españoles. Un extremo éste que, en cambio, sí apoya Rosa Madariaga, quien aún discrepando de que el reclutamiento de los rifeños fuera obligado como considera el Centro por la Memoria Común, sí tacha de intolerable agravio que unos soldados, los españoles, tengan sus pensiones actualizadas y otros, los rifeños, perciban al día de hoy pagas de unos cinco euros.
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