Mejorar la situación operativa en el entorno del Aeropuerto de Melilla y alinear la maniobra instrumental de aproximación con la pista, no es un problema de necesidad de nuevas instalaciones o de nuevas inversiones, ni se resolvería completamente con "el uso de señal satelital", sino que requiere "la autorización de la autoridad aeronáutica del Reino de Marruecos".
Así ha respondido el Gobierno de España al senador de Compromís, Carles Mulet, quien, en colaboración con Coalición por Melilla (CpM), le ha preguntado sobre los medios técnicos de aproximación y de aterrizaje de los que dispone el aeropuerto local; lo que piensan hacer Enaire, Aena y el Ministerio de Transportes para mejorar dichos medios para que "con mínimos más bajos se pueda aterrizar de modo seguro"; y si el coste de la implementación de los mismos se puede asumir.
En el mismo sentido, el Ejecutivo central ha explicado que la ubicación de la pista del aeropuerto melillense, muy cerca de la frontera, "impide el diseño de un procedimiento de vuelo por instrumentos directo", es decir, "alineado con el eje de la pista", "sin invadir" la soberanía territorial de Marruecos.
De acuerdo con la contestación escrita, se trata de un hecho agravado por la imposibilidad del gestor aeroportuario de tener controlada y vigilada la proliferación de los obstáculos en los alrededores del aeropuerto, o sea, más allá del territorio de la ciudad autónoma, un punto fundamental en el de diseño y el mantenimiento de un procedimiento de vuelo por instrumentos, por razones de normativa y de seguridad.
En cuanto a los plazos para realizar actuaciones que optimicen la situación operativa del aeropuerto local, el Gobierno de Pedro Sánchez ha asegurado que "no se estiman inferiores a los dos años y medio", visto que dependerán tanto de las conversaciones con la autoridad marroquí y de su autorización, como de la duración del proceso formal de aprobación y de puesta en servicio que existe en España.
Ante la preocupación de Compromís y CpM por que el aeropuerto de Melilla registra con mucha frecuencia cancelaciones, retrasos y desvíos de vuelos debido a la niebla, lo que limita enormemente la conectividad de la ciudad autónoma, el Gobierno ha resaltado también que existen allí dos radioayudas terrestres que ofrecen soporte a procedimientos de aproximación instrumental.
Por un lado, está la "compleja" maniobra de aproximación basada en el radiofaro NDB (baliza no direccional), "con una altura elevada de decisión por parte del piloto". En este caso, se puede aterrizar o no en función de la visibilidad del campo de vuelos. Por ende, cuando no hay buenas condiciones meteorológicas, si no tiene las referencias visuales necesarias, el piloto aborta el aterrizaje.
Por otra parte, se encuentra la maniobra de aproximación basada en el radiofaro omnidireccional VHF/equipo medidor de distancia (DVOR/DME), una mejora implantada en diciembre de 2019 como resultado de las coordinaciones entre Enaire, AENA y las compañías aéreas que operan en el aeropuerto melillense, principalmente con Air Nostrum.
No obstante, el Ejecutivo de Sánchez ha concluido su respuesta diciendo que no debe descartarse la opción de hacer un nuevo aeropuerto en Melilla ganando terreno al mar, "si es medioambientalmente posible", una idea que respalda CpM y que necesitaría unos 180 millones de euros para hacerse realidad.
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