El empecinamiento de la ministra Celáa

Entiendo que España no está ahora mismo para enfrentamientos políticos, ni tampoco más para la defensa a ultranza de las competencias de cada administración. Nos encontramos en una situación verdaderamente histórica y donde las administraciones tienen la obligación de remangarse y procurar el bienestar de los ciudadanos. Clavar los cuchillos por la espalda debe quedar para otros tiempos donde la normalidad no sea nueva, sino la que siempre hemos tenido, si es que alguna vez podemos regresar a esa normalidad que todos añoramos y el que diga lo contrario, miente.

Viene a cuento porque es la segunda vez que la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celáa, vuelve a demostrar su corta mirada política al negar la presencia de los consejeros de Educación de las dos ciudades autónomas. Elena Fernández Treviño por Melilla y Carlos Rontomé por Ceuta no pudieron estar presentes ambos en la reunión de los consejos interterritoriales de Educación y Sanidad que se celebraron en la mañana de ayer. Sin embargo, sí pudieron estar los competentes en esta materia de las dos ciudades, tanto Mohamed Mohamed Mohand por Melilla como Javier Guerrero por Ceuta. Y con el añadido que ninguno de ellos tampoco son miembros del Consejo Interterritorial de Sanidad porque los dos gobiernos no tienen asumidas las competencias en materia sanitaria, sino únicamente en Salud Pública.

Pero, a diferencia de Isabel Celáa, su compañero de gabinete, Salvador Illa, ministro de Sanidad, si ha entendido que, en estos momentos, donde todas las administraciones deben ayudar y no poner trabas, es beneficioso que ambos políticos ofrezcan su versión de la situación sanitaria en general de las dos ciudades.

Pero es que el feo de la ministra de Educación es aún peor. No es la primera vez que se reúnen ambos consejeros interterritoriales y en la anterior ocasión invitaron a los dos consejeros de Educación y, luego, resultó que la invitación se retiró el día antes de la convocatoria, con lo cual nada más que comparecieron Mohamed Mohand por Melilla y Javier Guerrero por Ceuta.

Por supuesto, que las Dirección Provinciales del Ministerio de Educación y Formación Profesional de las dos ciudades informan a la perfección a Madrid de cómo está resultando, desde el punto de académico, la vuelta a las aulas y la significación tanto de positivos, como de profesores y alumnos positivos, de profesores y alumnos confinados por ser contactos o de aulas cerradas. Pero también sería bueno que los dos consejeros de Educación pudieran también explicar su versión de los acontecimientos, ya que ambos departamentos autonómicos cuentan igualmente con una responsabilidad importante en materias educativas.

Porque las ciudades de Melilla y Ceuta nunca fueron agarradas en su colaboración con las actividades educativas, a pesar de no contar con las competencias en la materia. Hace ya muchos años que existen los denominados convenios de colaboración entre las dos administraciones que comenzaron con una aportación importante por parte del Ministerio y que fueron bajando con el pasado de los años, a la vez que se incrementaba la partida para los gobiernos autonómicos. A día de hoy, en la práctica, resulta que más del ochenta por ciento del volumen monetario se carga a las espaldas de los propios departamentos autonómicos.

Pero es más, sin tener tampoco competencias educativas igualmente se cuenta con programa de becas en la compra de libros y se ha llegado a consensuar con el propio Ministerio el reparto de las edades de esas becas o cheques-libro para no duplicar los esfuerzos.

Sin embargo, en esa colaboración también nos encontramos con que tanto una como otra administración autonómica pondrá dinero encima de la mesa para la contratación de personal que sirva para ayudar a la hora la prestación de la enseñanza durante este año.

Sin olvidarnos, desde luego, que las infraestructuras universitarias que hoy en día utiliza la Universidad de Granada en las dos ciudades son edificios que han costado el dinero tanto a la Ciudad Autónoma de Melilla como la Ciudad Autónoma de Ceuta.

Con ese listado encima de la mesa nos tendríamos que preguntar si las demás autonomías, que todas tienen asumidas las competencias educativas, si no fuera este caso y todavía dependieran de la Administración Central, tendrían su catálogo de colaboración con el Ministerio de Educación a la misma altura que hoy en día pueden presentar las ciudades de Melilla y Ceuta.

La ministra Isabel Celáa tiene aún tiempo de rectificar porque, a buen seguro, que reuniones de las dos consejeros interterritoriales de Educación y Sanidad se volverán a repetir a lo largo de las próximas semanas y de los próximos meses. Melilla y Ceuta no se merecen esa bofetada sin mano de una ministra que lleva dos años y medio en el cargo y cuya únicas competencias se resumen a ambas ciudades y todavía no ha pisado ninguna de ellas.

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