Editorial

El día de todos

Han transcurrido 519 años desde que una fuerza militar castellana desembarcó en Melilla y conquistó la ciudad.

En aquella época no existía aún el Reino de España como tal, pero la unión de las coronas de Castilla y Aragón mediante el matrimonio de los Reyes Católicos ya hacía vislumbrar un nuevo Estado que se materializaría décadas más tarde, ya en pleno siglo XVI. Por ello, el 17 de septiembre de 1497, fecha en la que las tropas del castellano Pedro de Estopiñán pusieron pie en la ciudad, se considera el origen de la españolidad de esta tierra.

Cada año se conmemora  esa jornada como el Día de Melilla y así sucedió ayer. En un solemne acto iniciado en el lugar donde se levanta la estatua dedicada a Estopiñán y continuado en la Plaza de Armas, las autoridades civiles y militares proclamaron el carácter español de este pueblo arropadas por la multitud de ciudadanos que asistieron al evento.

El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, protagonizó un discurso lleno de diferentes contenidos en el que lanzó numerosos mensajes.

Quizá el más importante es el del impulso que necesita la economía de la ciudad. El jefe del Gobierno local citó los proyectos de ampliación del Puerto y la apertura de un nuevo paso fronterizo con Marruecos como forma de dinamizar la actividad comercial, lo que garantiza el progreso.

Pero Imbroda no sólo habló de economía, sino que también recordó otros asuntos de nuestro interés, como es el caso de la enseñanza. Así, el presidente anunció que la Ciudad cederá un espacio a Educación para que se construya un centro de Infantil y Primaria, lo que implicará la contratación de 135 técnicos y docentes.

También trató el asunto de los menores extranjeros que el Ejecutivo local tiene a cargo. El mandatario planteó que estos jóvenes sean trasladados a centros de la península en el caso de que no se aplique el acuerdo de repatriación firmado con Marruecos.

Otro detalle a subrayar es que Imbroda no se olvidó de los representantes de la oposición política que no acudieron a la conmemoración del Día de Melilla. “Muestro mi más enérgica repulsa ante aquellos que no quieren que este día se celebre como debe”, subrayó.

El presidente no citó el nombre del partido al que aludía, una formación que rechaza la conmemoración de esta jornada y que plantea en su lugar que el Día de Melilla sea el de la aprobación del Estatuto de Autonomía.

La discrepancia puede entenderse en política. Sin embargo, los diputados de ese partido han de tener presente que son representantes de nuestra Asamblea y que, por ello, no disponen de carta blanca para decidir a qué actos institucionales acuden. El Día de Melilla es de todos los melillenses y ellos también están incluidos.

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