El inmigrante presentaba síntomas de entumecimiento y desorientación pero no necesito ser trasladado al hospital. El aparato detector de latidos que utilizan habitualmente los agentes de la Guardia Civil destinados en los puestos fronterizos permitió descubrir el pasado sábado a un inmigrante que viajaba oculto en el interior de un turismo.
Los hechos tuvieron lugar por la tarde, durante la inspección de vehículos que entran en Melilla y coincidiendo con las largas colas de automóviles de la Operación Paso del Estrecho que en sentido contario se dirigían a Marruecos. En esta ocasión el inmigrante ilegal viajaba oculto en un vehículo de dimensiones más pequeñas que los habitualmente utilizados en este tipo de delitos. Se trataba de un turismo marca Seat, modelo Ibiza, de color gris. Cuando los agentes le dieron el alto para su inspección, en su interior aparentemente sólo viajaban dos personas, el conductor y su acompañante. Tras bajarse ambos del coche, los sensores de ritmo cardiaco detectaron la posible presencia de algún ser vivo en el interior del vehículo. Ante esta circunstancia, los agentes procedieron a realizar un registro pormenorizado del mismo. El resultado fue que bajo el salpicadero apareció “un habitáculo perfectamente construido en el que se ocultaba una persona”, señala la Comandancia de la Guardia Civil en una nota de prensa. Los agentes se vieron obligados a forzar el salpicadero y el parabrisas para acceder hasta el inmigrante y poder llevar a cabo su rescate.
El conductor del turismo y su acompañante fueron inmediatamente detenidos. El primero es un ciudadano marroquí de 22 años cuya identidad se corresponde con las iniciales N.M.Z. Con él viajaba I.Z., también de nacionalidad marroquí aunque tiene su lugar de residencia habitual en Melilla. Los agentes de la Guardia Civil pusieron a ambos a disposición judicial como presuntos autores de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, conocido coloquialmente como ‘tráficos de personas’. Después de comparecer ante el juez, ambos ingresaron en prisión.
Por su parte, el inmigrante, de aspecto subsahariano, no portaba ningún tipo de documentación. Dijo provenir de Burkina Faso y aparenta tener unos 46 años. En el momento de ser rescatado, presentaba síntomas de desorientación, entumecimiento y respiración agitada debido al reducido habitáculo en el que había permanecido oculto y el poco aire que entraba en él. Sin embargo, a diferencia de otros casos similares, en esta ocasión no fue necesario su traslado al hospital para recibir asistencia médica ya que se recuperó con relativa rapidez. Al igual que los detenidos, el inmigrante fue llevado ante el juez, pero para prestar declaración en calidad de testigo. A continuación los agentes de la Guardia Civil lo entregaron al Cuerpo Nacional de Policía para que le fuera aplicada la vigente Ley de Extranjería.
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