Los turistas han estado paseando por el centro de la ciudad y por Melilla la Vieja, entre otros lugares, y hubo también quien aprovechó alguna de las excursiones que había a su disposición.
Además, el Patronato de Turismo ha puesto a disposición de los viajeros dos autobuses lanzadera con paradas en la Puerta de la Marina, Plaza de las Culturas y la Avenida Juan Carlos I. En la Plaza de las Culturas, por cierto, hasta las 17 horas, cuando se ha marchado el barco de la ciudad autónoma, Tripletas ha estado en la Plaza de las Culturas con sus puestos de artículos de artesanía.
El crucero comenzó en Grecia, pero existía la posibilidad de que cada cual eligiera el puerto donde se subía al barco y el puerto donde se baja. Así, desde el comienzo, el crucero ha pasado por Albania, Italia, Francia y varios lugares de España -Barcelona, Valencia, Cádiz, Motril y Melilla-, además de Tánger, en Marruecos. Todavía quedan paradas en Cartagena, Barcelona y un regreso a Francia, más las escalas en Mónaco y Malta.
La mayoría de los viajeros eran de los Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Sudáfrica. Básicamente, países angloparlantes, pero también los había de Francia, Alemania y Portugal, más países de Asia y Sudamérica.
Desde California, estaban en Melilla Michael, Sue y Marge. Ésta última ha destacado que los melillenses siempre están dispuestos a ayudar, en tanto que Michael ha subrayado que la arquitectura era “muy hermosa” y que los parques estaban muy bien cuidados. Escoceses, un hombre y una mujer que no quisieron decir sus nombres han indicado que se embarcaron en el crucero porque querían conocer mejor España.
Al poco de llegar a Melilla, los mexicanos Ángel, Constante, María y Jacqueline estaban verdaderamente contentos. Según han dicho, el crucero marchaba realmente bien, aunque, al llevar poco tiempo en la ciudad, aún no se habían formado una opinión sobre ella. Ellos acabarán su periplo en Barcelona.
Algo similar han relatado Phil y Anne, procedentes de Manchester, quienes, según han dicho, necesitaban “más tiempo para explorar”. En ese momento de la mañana se dirigían, de hecho, a dar una vuelta por Melilla la Vieja. En su caso, Mónaco será la última parada del crucero.
Una pareja de ingleses todavía no habían visto demasiadas cosas cuando hablaron con El Faro, pero sí les había dado tiempo a recorrer el Parque Hernández, que han considerado “tremendamente bello”. “Fabuloso, hermoso, con unas fuentes maravillosas”, lo han descrito. Eso sí, según han dicho, iban a coger ya en ese momento el autobús de regreso al barco, por lo que ya no verían demasiado más.
Canadienses, Tony y Anka estaban a gusto, si bien notaban la ciudad un tanto “callada”, lo que han deducido que obedecía a que se trataba de un domingo.
Andreas y Anne Lore, alemanes, han considerado que “Melilla es bonita” y que verdaderamente les gustaba. “Todos los edificios son muy bonitos, con diferentes tipos de arquitectura y diferentes estilos”, han señalado. También les había gustado mucho el Parque Hernández.
Algunos de los turistas tenían pensado comer en Melilla si encontraban algún bar abierto. Otros habían decidido directamente hacerlo en el barco.
Entre los visitantes en la ciudad, también estaban los trabajadores del crucero, algunos de los cuales habían aprovechado para darse una vuelta y conocer un poco Melilla.
Por ejemplo, estaba Brian J. Ford, un famoso científico británico conocido por aparecer en programas de televisión. En el crucero, se dedica a dar conferencias, porque, según ha manifestado, “les gusta invitar a gente conocida para darlas”. Su próxima conferencia estaba destinada a desmontar el hecho de que el Amazonas sea el pulmón del planeta como mucha gente piensa. La última que había dado versaba sobre educación y cómo se está convirtiendo en algo “tan simple” que “lo que está saliendo es gente que no está educada”.
Este es su crucero como conferenciante número 87 en 20 años, según ha apuntado. En esta ocasión, tenía que dar cuatro conferencias, pero finalmente serán cinco, porque así se lo han pedido. Este prestigioso conferenciante ha señalado que los cruceros antes podían llevar hasta a 800 personas, pero, desde que empezó la pandemia, la cifra se sitúa entre las 400 y 500. Por cierto, iba acompañado de su mujer Charlize.
Y, por último, la anécdota del crucero, con dos trabajadores del barco -James, de Australia, y Tutu, de Bali (Indonesia)-. No se conocían antes de embarcarse, pero este domingo iban juntos recorriendo la ciudad y quizá de ahí salga algo más que una amistad, quién sabe.
Se han mostrado realmente interesados en Mellilla. Para empezar, no sabían que España tenía un enclave en el norte de África. Desde este día, ya saben que tiene dos. Además, preguntaban si aquí venían españoles de vacaciones y cuántos cruceros solían atracar en la ciudad autónoma de media. Hablaban de fomentar la cooperación para favorecer el turismo. También querían saber si había tensión entre España y Marruecos a causa de Melilla y si los habitantes de la ciudad se sentían españoles.
¿Por qué no abren las tiendas?
Pese a que, en general, la satisfacción de los cruceristas respecto a la arquitectura, los parques o la gente de Melilla era manifiesta, hubo algunos de ellos que lamentaron que ayer estuvieran cerrados la mayoría de los comercios, lo que les impedía poder realizar alguna compra que otra.
Ese era el sentir, por ejemplo, del californiano Michael, quien mostró su tristeza por el hecho de que “todas las tiendas” que habían visto él y las dos mujeres que lo acompañaban -Sue y Marge- estaban cerradas.
Del mismo parecer eran los también estadounidenses -pero de Florida- Paul y Petty, quienes, aunque cuando hablaron con El Faro aún no habían tenido ocasión de ver demasiado la ciudad, ya se habían percatado de que efectivamente casi todo estaba cerrado. Al respecto, Paul se preguntó “qué sentido tiene” que eso fuera así y aseguró que no entendía por qué no abrían las tiendas ayer, ya que, con el crucero, habría sido una buena ocasión de hacer dinero.
Finalmente, los trabajadores del crucero James -australiano- y Tutu -de Bali- también mostraron su decepción con que no abrieran ayer los comercios. Al respecto, James manifestó que entendía que no abrieran todas las tiendas, pero sugirió que, cuanto menos, podrían abrir las del centro y, si no todas, al menos cinco o seis de ellas.
El Faro se puso en contacto con el presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME), Enrique Alcoba, para intentar averiguar por qué no había abierto ninguna tienda y si se había llegado a plantear esa posibilidad. Sin embargo, no se obtuvo respuesta por su parte.
Ayer el Centro era un desierto, entre otros motivos, porqué hacia calor y era Domingo. Como inglesa Los Domingo's no es un dia aconsejable para la llegada del crucero. Variar el DIA o la hours de llegada. Incluso Los bares del Centro estaban cerrados. No por el hecho de ser turistas no compraran cualquuer cosa, en una muy limitada oferta.
Quizás y digo solo quizás, si se les subvenciona con dinero público el sueldo de los empleados y los gastos de abrir las tiendas un domingo que viene un crucero, es posible que pensaran y digo pensaran en abrir alguna.