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El Cristo de la Paz sale a su encuentro con Melilla

La Cofradía salió puntual de la Plaza Menéndez Pelayo arropada por los ciudadanos l Emoción y  devoción fueron las protagonistas en la estación de penitencia

 

El Cristo de la Paz cumplió con su cita del Jueves Santo. Alrededor de las ocho y media de la tarde, puntual, en la Plaza Menéndez Pelayo la Cofradía de la Soledad esperaba para comenzar la primera de sus dos estaciones de penitencia. Su salida era la última de una de las jornadas grandes de la Semana Santa melillense. En la puerta de la iglesia del Sagrado Corazón todos los costaleros se colocaban para la tradicional foto antes de ponerse bajo el trono. En la plaza, la Banda y Orquesta Ciudad de Melilla se preparaba para acompañar con sus marchas el camino del trono. Precisamente el presidente de la Banda, Sergio Rincón, fue el encargado de dar el toque de campana par que los hombres de trono alzaran al cielo al Cristo de la Paz. El primer Cristo crucificado que sale a la calle en la semana de Pasión melillense logró despertar la admiración de las decenas de melillenses que esperaban el paso de las procesiones. Más de un centenar de hombres llevaban sobre sus hombros el peso del dolor del Cristo de la Paz en un recorrido corto pero cargado de fervor e intensidad. Antes de la salida del templo los nervios eran los protagonistas entre los integrantes de la Cofradía que no querían que fallara ningún detalle en una noche tan especial. La ilusión y la incertidumbre rondaban la plaza a pesar de que la mayoría de los portadores llevan años realizando la misma estación de penitencia. Cuando Rincón golpeó la campana y los hombres alzaron el trono sonó el himno nacional que anunciaba el inicio inminente del recorrido por las calles del centro de la Melilla. El silencio, roto por los aplausos y las marchas de la banda que guiaban al Cristo, formaban el marco perfecto para la procesión. Los melillenses acompañaron al paso hasta su entrada en la carrera oficial. Era la primera de las tres cofradías que estuvieron ayer en la calle en pasar por la Avenida Juan Carlos I, repleta de ciudadanos expectantes y deseosos de disfrutar del fervor de nuestra Semana Santa. El monte de flores color púrpura sobre las que se asentaba la cruz y el Cristo de la Paz coloreaba el dolor de esta talla. Los nazarenos con túnicas rojas y capirote blanco precedían el trono del Cristo. Sobriedad y silencio fueron, como siempre, protagonistas de la tarde noche durante esta estación de penitencia. A su paso por Tribuna, el vicario episcopal, Roberto Rojo, dedicó unas palabras a los cofrades antes de rezar todos juntos un Padrenuestro. Tras Rojo, la emoción se apoderó de la cálida noche con la voz de duna melillense que quiso dedicar una saeta al Cristo de la Paz antes de que continuara con su recorrido. Pasadas las diez de la noche los cofrades regresaban a su parroquia y comenzaban ya a pensar en la estación de penitencia que saldrá esta madrugada a la calle. La cuenta atrás de la semana de Pasión ya ha empezado. La Cofradía de la Soledad volverá a recorrer Melilla esta noche con una de las estaciones de penitencia más bellas de nuestra Semana Santa.

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