Los expertos en historia económica podrán decir si en algún otro lugar del planeta o en alguna otra época se ha producido un deterioro tan grande del mercado laboral en un espacio de tiempo tan breve como el que describe en Melilla el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su última Encuesta de Población Activa (EPA).
En el primer mes del año, según ese estudio, 2.600 personas han perdido sus puestos de trabajo. Entre enero y marzo de 2105 ha aumentado el desempleo un 25,13%, lo que sitúa la tasa de paro en el 35,40%, siempre según los datos del INE referidos a nuestra ciudad. De ser ciertas esas cifras, estaríamos ante un crack económico sólo equiparable al del 29 en Estados Unidos.
El conocimiento de la realidad que tenemos los melillenses de la situación en nuestra ciudad es suficiente para desmentir el panorama que describen estos estudios del Instituto Nacional de Estadística. Su descrédito es tal, que con independencia del sentido hacia el que apunten sus cifras, la conclusiones que ofrece no provocan la más mínima reacción en las fuerzas políticas, los representantes empresariales o en las organizaciones sindicales. Sólo causan alarma o sorpresa en los recién llegados como Podemos Melilla, que ayer se echaba las manos a la cabeza y pedía un cambio del modelo social y económico. El resto de partidos no prestó ninguna atención a la encuesta, salvo PPL, cuyo candidato, Julio Liarte, se limitó a lamentar que nuestra ciudad continúe a la cabeza del paro.
Los datos de las encuestas del INE no merecerían más que algún comentario irónico de no ser porque hay instituciones que sí dan a estos estudios una relevancia que no tienen. Precisamente, un día antes de que se conocieran los datos de la última EPA, publicaba los suyos Eurostat, la Oficina Europea de Estadística dependiente de la Comisión Europea. Esta entidad, que hace uso de los datos de cada uno de los ‘INEs’ de los estados miembros, atribuía a Melilla un índice de desempleo del 28,4%, uno de los más elevados entre las regiones de la Unión Europea. Estas cifras no pasan desapercibidas para instituciones como el Banco Central Europeo, que las tienen en cuenta en sus decisiones de tipo monetario, ni en los organismos encargados de las políticas estructurales de la Unión Europea.
El problema de las encuesta que el INE realiza en Melilla está en la amplitud de la muestra y en la disparidad de la población en nuestra ciudad. Un muestreo demasiado pequeño en una sociedad tan heterogénea da como resultado unas conclusiones casi siempre disparatadas. Ocurre con los estudios del INE, vinculado al Ministerio de Economía y Competitividad, y se repite con las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dependiente del Ministerio de Presidencia. En ambos casos, una metodología que es suficiente para obtener una radiografía altamente fiable en otras regiones más homogéneas, aquí sólo ofrece caricaturas. Del mismo modo, si los sondeos de opinión realizados por empresas privadas especializadas son mirados con lupa por las sorpresas que arrojan cuando sus conclusiones se contrastan con la realidad, en Melilla estos estudios son una lotería que nunca toca. De hecho, históricamente el Gordo siempre ha pasado de largo por nuestra ciudad.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…