La rotundas palabras que Nils Muiznieks pronunció ayer en Madrid suenan aún más contundentes tras la insípida visita a Melilla de Cristina Díaz, la directora general de Política Interior del ministerio de Jorge Fernández Díaz. El comisario europeo de Derechos Humanos ha apartado de un manotazo todas las dudas, silencios y medias palabras que había dejado sobre la mesa Cristina Díaz.
Las opiniones que ha expresado Muiznieks tras su visita a nuestra ciudad superan en muchos casos a las propias de las ONGs que llevan años denunciando los hechos que suceden en Melilla relacionados con la inmigración. Las sobrepasan no sólo en su contenido, sino también en la contundencia con la que se expresó ayer el comisario europeo de Derechos Humanos. Sus palabra sobre las ‘devoluciones en caliente’ no dejan ningún lugar a la duda. En su opinión, estas prácticas habituales en nuestro vallado fronterizo ni son legales ahora ni lo serán si se modifica la Ley de Extranjería porque ello significaría que España no cumpliría, al menos, con sus compromisos en la Unión Europea.
El CETI tampoco se salva de la crítica de Muiznieks. Su constante nivel de saturación y las condiciones en las que se ven obligados a vivir los inmigrantes llevan al comisario a la conclusión de que nuestras autoridades deberían “aprovechar mejor” los fondos que reciben de las instituciones europeas. También hay críticas para la falta de criterio en el orden de los traslados a la península. En su larga y contundente lista de críticas, Muiznieks sólo hace un alto para referirse a la labor de Carlos Montero, el director del CETI. El comisario europeo dice sobre este profesional y la única abogada que hay en esas dependencias que su labor no ha merecido una sola crítica de cuantas personas con las que ha hablado. Así viene ocurriendo pese a los muchos problemas que surgen a diario en el CETI motivados, la mayoría de ellos, por su alto nivel de ocupación. El trabajo de Carlos Montero sólo ha merecido el reconocimiento de cuantos se han acercado a analizar su labor y de los propios inmigrantes. Prueba de su esfuerzo diario y del que realiza también su equipo es que ni una sola crítica de las personas acogidas en esas instalaciones o de las ONGs que apoyan a los inmigrantes ha ido nunca dirigida hacia los profesionales del CETI. Más bien hasta ahora ha ocurrido todo lo contrario. Su labor solo ha cosechado reconocimientos.
No se puede decir lo mismo respecto de las Fuerzas de Seguridad. En opinión de Muiznieks, algunas de sus actuaciones han resultado más que controvertidas, incluido el borrado del vídeo del coronel Ambrosio Martín Villaseñor. Por ello propone mecanismos independientes para investigar esos hechos y establecer los correspondientes castigos o sanciones.
En definitiva, el comisario de Derechos Humanos cree que España debe cambiar su forma de encarar este problema ya que se arriesga, entre otras contrariedades, a sanciones por parte de la Unión Europea.
El resultado de la próxima visita a Melilla del griego Dimitris Avramopoulos, máximo responsable de Migración, Asuntos de Interior y Ciudadanía, dirá si Nils Muiznieks es un mirlo blanco dentro de la Comisión o representa el sentir del conjunto de los miembros del Ejecutivo europeo.