La diplomática visitó hace poco Ceuta para conocer de primera mano la labor que realiza España en materia de inmigración irregular, un tema en el que últimamente se ha visto inmerso su país.
–Hace poco usted visitó la valla de Ceuta. ¿Responde esto a que el control de fronteras que se da en Melilla y Ceuta con Marruecos es un modelo a seguir para Hungría? –Sí, claro. Lo que queríamos es ver de cerca la realidad de España, porque pienso que es mi deber conocerlo para saber bien la labor de un país. Además, quería saber de primera mano cómo cumple España con su deber europeo de control de fronteras, porque sabemos muy bien que en Europa el control de fronteras exteriores no es una opción, sino una obligación. Creo que cómo lo hace España en Melilla y Ceuta puede ser un ejemplo para todo el mundo, porque lo toma en serio. Claramente, Hungría se encuentra en una situación muy difícil porque más de 170.000 personas llegaron al país como inmigrantes irregulares, y claro que la experiencia española es importante para Hungría –Sin duda la valla de Melilla ha sido un tema polémico por todas las críticas que ésta ha recibido por parte de diferentes ONGs. ¿No teme que su país reciba críticas por el hecho de tomar la misma medida? ¿Qué les ha llevado a hacerlo? –Para España no hubo más remedio que poner la valla hace unos años y para Hungría ahora no ha habido más remedio que hacer lo mismo. Estamos en dos partes muy distintas de la UE, pero son dos fronteras exteriores muy complicadas, como en España Melilla y Ceuta y la frontera de Hungría por el sur y sudeste. La valla la construimos no porque nos guste hacerlo, sino porque no tuvimos otro remedio, como le pasó a España. Un gran flujo de personas llegó a Hungría, la mayor parte ilegalmente cruzando la frontera no por los puntos fronterizos sino por todas partes. Para poder canalizar todos estos flujos tuvimos que construir la valla. La frontera entre Hungría y Serbia no está cerrada, sólo que hay una valla que dirige a la gente para que quiera entrar pueda hacerlo en el mismo día, pero por un paso fronterizo. Esto es lo que exige la regla europea, en concreto el código de Schengen, que dice que se puede pasar por las fronteras donde hay pasos fronterizos en horario de oficina. Por lo tanto, como España hizo en su época en Ceuta y Melilla, Hungría tampoco tuvo una mejor idea para cumplir con esta norma. Preguntamos también en Bruselas si tenían una idea mejor, y nadie nos sugirió nada mejor. Nos critican, pero no nos dicen cómo podríamos resolver el problema del control de un modo eficiente sin la valla. –Si no entiendo mal, ahora mismo su país considera que la valla es la mejor manera de que los refugiados e inmigrantes utilicen las oficinas de asilo. –Exactamente. La frontera no está cerrada, los refugiados que realmente lo sean pueden presentarse en los puntos fronterizos y pedir asilo legalmente, pero ilegalmente no se pueden presentar en Hungría. La valla en nuestra frontera o en la frontera de Melilla no va contra la legislación europea. Recuerdo cuando España recibió estas críticas por cumplir la ley y ahora espero que su país entienda lo que estamos haciendo en Hungría. –¿Pero no tiene en cuenta las críticas que ya están llegando a las medidas que toma su país? ¿No cree que, como sugieren algunas ONGs, la solución pase por potenciar las políticas de asilo y las oficinas para pedirlo? –Lo ideal sería que en el mundo no existieran refugiados y zonas de conflicto, pero lamentablemente sí que existen y hay gente que huye y tienen derecho de presentar solicitudes de asilo. Nosotros pensamos que la solución no es que toda esta gente se embarque en un viaje largo y peligroso, porque muchos de ellos ponen en riesgo sus vidas. La solución tendría que ser ayudar a los que huyan en los lugares más cercanos, como los países de origen. Los países europeos tendrían que contribuir a crear la paz en estas zonas en guerra para asegurar que toda esta gente pueda volver segura a sus países. La solución no pasa por vaciar zonas como Siria. –Si tanto en Melilla como en su país y se garantiza el derecho al asilo, ¿por qué escogen algunos inmigrantes vías ilegales de entrada? –Yo entiendo que la gente que huye de una guerra busque una vida mejor, pero entre la gente que llega a mi país y al suyo por Melilla no hay sólo refugiados sino también inmigrantes que buscan una mejor vida, algo que se puede comprender, pero la protección internacional potenciada por organismos internacionales prescribe que hay que ayudar a acoger a los refugiados y no a los inmigrantes económicos. Por tanto, para poder distinguir, hay que controlar las fronteras, identificar a las personas que entran para ver quiénes son refugiados y quiénes sólo son inmigrantes económicos. –¿Son tan rigurosos los mecanismos de entrada en su país como los de control de fronteras? Alguna razón habrá. –Desde el 15 de septiembre, entrar ilegalmente, dañar la valla o impedir su construcción son tres casos de delito. Esto es estricto, pero el que lo intenta, tiene que ser consciente de las consecuencias que tiene. Los inmigrantes que llegan a Hungría vienen de Serbia, que ya es un país seguro, y esta gente ya atravesó varios países seguros. Lo que es importante es que todo el mundo cumpla con la ley, incluso los países que son frontera de la UE, como Melilla en España. Tengo que señalar que Hungría no es un país de entrada, porque toda esta gente ya cruzó al menos un país miembro, porque si uno mira el mapa se da cuenta de que si estas personas no son capaces de volar, entonces tienen que pasar por un Estado miembro de la UE, donde lamentablemente no les paran, identifican y tramitan su asilo. Todos los países tienen que aplicar la legislación europea. –¿Está diciendo entonces que hay países que no aplican las normas de asilo? –Lamentablemente, tengo la impresión de que cumplir con las reglas europeas parece ser opcional en este momento. Creo que somos una comunidad de derecho y hay que cumplir con las obligaciones, por eso nosotros si alguien pide asilo hacemos el procedimiento y lo examinamos, pero si entra ilegalmente lo expulsamos inmediatamente, porque no les vamos a dejar entrar. –La semana pasada el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, dijo estar “en contra” de la postura de Hungría en cuanto al reparto de las cuotas que propone la Comisión Europea. ¿Qué opinión le merece teniendo en cuenta que usted ha dicho que España es un modelo a seguir para su país? –Habría que preguntarle a Rajoy a qué se refería exactamente. Lo que puedo decirle es el motivo por el que Hungría rechazó las cuotas de la Comisión. Creemos que esta medida no ayuda, porque en vez de solucionar el asunto va a funcionar como un efecto llamada. Actualmente, sólo por Hungría han pasado 170.000 personas y por toda Europa creo que ya iremos por las 600.000 personas este año. Ahora existe un acuerdo sobre cuotas de personas que acoga cada país y vamos a establecer puntos calientes de entrada por las fronteras de Italia y Grecia. Las cifras, sin embargo, dicen que no es la solución. Además, ¿cómo vamos a convencer a los refugiados de que se queden en el país al que les enviamos? Porque en el espacio de Schengen todo el mundo tiene derecho a la libre circulación. Sé que la mayoría de los inmigrantes que llegó a Hungría no quería registrarse para así poder ir a Alemania. –La Comisión Europea propone armonizar los criterios para los refugiados para que sean tratados de la misma forma independientemente del país en el que les toque residir. Varios Estados miembros no han transpuesto esta medida a su legislación y la Comisión amenaza ahora con sancionar. ¿Cree que ésta sería una posible solución? –Este procedimiento de infracción al que se refiere usted en nuestro caso no es de contenido, sino que no notificamos cómo aplicamos la regla europea. Más allá de ello, no hay claras reglas uniformes en cuanto a cómo atender a los refugiados. No es una casualidad que la mayoría de ellos quiera ir a Alemania o Suecia, porque allí los subsidios que reciben son más altos. Si queremos un sistema igual en toda Europa se puede hablar. Además, hay mucho que hacer. Desde la última cumbre yo soy un poco más optimista, porque se reconoce que hay que controlar las fronteras exteriores y aumentar los fondos para los campamentos de refugiados y apreciar más el trabajo de Turquía o Jordania. –A este respecto, hay ONGs que critican que la UE colabore en cuestiones de control de fronteras con países como Marruecos o Turquía porque ven indicios de que éstos vulneran los derechos humanos. –Turquía, por ejemplo, está atendiendo a 2,5 millones de personas. Yo creo que tenemos que apreciar lo que hace. Hay que ayudar para que pueda garantizar más atención y mejor a esta gente, pero hay que recordar que los países desarrollados cortaron a la mitad los fondos del ‘Refugee Programme’, que fue una vergüenza. Espero que se tomen decisiones en la ONU y a nivel europeo ya previó más fondos. No puede ser una cuestión de dinero ayudar a los que más lo necesitan. –Volviendo a Melilla, nuestra ciudad ha estado en el centro de muchas críticas por cómo se ha tratado la inmigración, ¿no teme que le pase lo mismo a su país? –Ya está pasando. A nadie le gusta que critiquen tanto su país, sobre todo sin conocer la realidad. Creo que los melillenses entienden esto perfectamente. Tengo que decirle que hay un malestar general en Hungría por las críticas que nos llegan de fuera, que las imágenes de la prensa internacional no reflejan la realidad, porque hay cientos de voluntarios que ayudan cada día a los refugiados. No somos ni mejores ni peores que otros estados, solo que controlamos una frontera. –Otra de las críticas que se hace a la política fronteriza de Melilla es que fomenta la existencia de mafias que se lucran de los inmigrantes, ¿no teme que pase esto en Hungría? –Es la misma realidad que en Hungría. El tráfico de personas ya es mejor negocio que el tráfico de drogas. La mayor parte de inmigrantes llega con ayuda de organizaciones. Ahora que hemos cambiado las leyes tenemos penas más estrictas para los traficantes de personas. Esta gente se aprovecha de la desesperación de las personas. –¿Entonces cree que es consecuencia de la política migratoria de países como Hungría o España? ¿A qué se debe si no? –No creo responda a las políticas de mi país, porque si hay un control eficiente de la frontera esta gente no podrá entrar y continuar con su actividad lucrativa. Tienen que evaluar los peligros también, porque pueden acabar en la cárcel. Además es importante que los inmigrantes sepan que no se tienen que aprovechar de los servicios de estos traficantes. –No sé si conoce la realidad de Melilla en cuanto a la estancia de refugiados, con un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) saturado. Si su país sigue el ejemplo de Melilla y Ceuta, ¿no cree que pueda darse una circunstancia parecida? –Yo pienso que no se puede establecer cuotas de cuántos refugiados hay que atender, pero es cierto que hay una capacidad. En nuestro caso también tuvimos puntos de acogida con aforo superado y campamentos en situaciones difíciles. Sin embargo, tengo que decirle que la mayoría de los inmigrantes no querían quedarse en Hungría y quería irse a Alemania. –Ahora mismo el asunto de los refugiados sirios está en el centro de la actualidad, ¿cree que la UE se está dejando llevar por esto para tomar decisiones? ¿No cree que Hungría o España podrían haber actuado antes de que se llegara a estos límites? –Tanto en mi país como en el suyo, este año se está dando un incremento drástico. Nosotros dijimos antes de que se llegara a esta situación, que teníamos un problema, porque Kosovo es un país seguro y no hay razones para que estos ciudadanos se consideraran refugiados. Desde aquel momento dijimos que hay que prestar más atención a las rutas terrestres. Lamentablemente la UE actuaba impresionada por esas imágenes trágicas en el Mediterráneo e ignoraba la situación por los Balcanes hasta que murieron en un camión en Austria 70 personas que transportaban las mafias. Por tanto creo que ya lo dijimos hace tiempo. No creo que pudiésemos haber hecho más y haber hablado con más organismos. Cumplimos con las reglas, atendimos a todo el que necesitaba, pero ahora es un poco más difícil porque los inmigrantes tienen muy claras ideas y objetivos, que es pedir asilo en Alemania.
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