El Consejo de Ministros aprobó ayer la partida presupuestaria que dedicará a los contratos marítimos de Melilla, Ceuta y Canarias entre 2015 y 2017.
Según explica la escueta nota que incluyó Moncloa en el resumen del Consejo de Ministros, el Ministerio de Fomento ha “modificado los límites para adquirir compromisos de gasto con cargo a ejercicios futuros, a fin de posibilitar la licitación del nuevo contrato para la prestación del servicio de las líneas marítimas de interés general que conectan Melilla con la península”.
O sea, el departamento de la ministra Ana Pastor ha puesto más dinero para intentar que el contrato marítimo de Melilla no vuelva a quedarse desierto.
En principio sólo sabemos eso, porque la cifra incluida en el resumen del Consejo de Ministros (37,35 millones de euros) engloba el dinero que habrá para Melilla, Ceuta y Canarias.
La próxima semana, previsiblemente, sabremos a cuánto asciende la generosidad de Fomento. De momento está demostrado que ha habido una deferencia con la ciudad y que este trato de favor no ha sido igual para Ceuta.
No olvidemos que la ciudad caballa es pionera en quedarse con el concurso del contrato marítimo desierto y también en dejar el transporte por mar con la península en manos de la oferta y la demanda. Quizás por eso fueron los primeros en sufrir las graves consecuencias de esta decisión. Este verano, Acciona Trasmediterránea elevó el precio de los billetes, en plena Operación Paso del Estrecho, al máximo permitido por la ley. De un día para otro, los ceutíes pasaron de abonar unos 90 euros por el billete con coche en barco a la península a tener que pagar el doble.
Melilla también ha visto cómo los dos contratos marítimos anteriores han quedado desiertos. Las navieras no han visto negocio en la gestión de 7,7 millones, pero la Ciudad se ha empeñado a fondo y finalmente ha conseguido más dinero del Ministerio de Fomento.
Y tiene mérito, sobre todo, por los tiempos que corren y porque muchas autonomías, endeudadas hasta las cejas, aún escuchan la grabación del mensaje de austeridad y de reducción del déficit.
Ya lo tenemos. Ahora sólo falta que a las navieras les parezca interesante y apuesten por el contrato marítimo de Melilla.
Sin duda los melillenses necesitan otros barcos, más rápidos y modernos, pero sobre todo, no volver a verse atrapados en la ciudad porque no hay billetes, como ocurrió en agosto pasado.
Sinceramente, nos merecemos que Marruecos tenga mejor servicio marítimo que Melilla.
Por otro lado, la esperanza de que la competencia de tres compañías aéreas en Melilla podía abaratar los precios del avión se han quedado en una quimera. Y peor aún, los sindicatos alertan de que con la privatización de AENA podemos llegar a pagar más.
Aún así, el aeródromo local registró un incremento del 14,2% en el número de pasajeros en septiembre pasado, respecto al mismo mes de 2013. Al fin, buenas noticias.
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